El monte de A Guía, un icono de Vigo y el guardián de su ría

j. miguel gonzález fernández VIGO

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Del petroglifo de Gondesende a estatua del Corazón de Jesús

05 jun 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

A Guía está de actualidad, aunque no exenta de polémica. El pasado mes se colocó sobre la cúpula de la capilla actual una pieza de granito esculpida por la Escola de Canteiros de la Diputación, de 6 metros de altura, representando al Sagrado Corazón de Jesús, que fue financiada por el erario público. Diversos colectivos, sobre todo político-sociales, han criticado que este símbolo cristiano se instale en un estado que, según la Constitución vigente, es aconfesional por definición. ¿Arte o ideología? El debate está servido.

El resto prehistórico más antiguo es el petroglifo de Gondesende (descubierto en 1918), situado a 100 metros del instituto al que se accede por un camino. Es conocida como Pedra das Aguas, «porque había una pila de agua que se llenaba sola», y también popularmente por Pedra de afiar ou amolar, porque allí se daban cita las murmuradoras. Está sumamente erosionado a causa del tránsito de personas, cemento y hasta hogueras. Destacan, casi invisibles, dos dibujos de tres círculos concéntricos cruzados por un surco curvo y una coviña central. Podría datar del segundo milenio antes de Cristo.

El monte, aun con esa frondosa cubierta arbórea, se muestra como un cono de 124 metros de altitud, que deja ver el perfil del asentamiento castreño establecido poco antes de la llegada de los romanos. La croa o corona, gran afloramiento de granito rocoso, está ahora escondida por los accesos y edificación de la capilla, pero aún es apreciable. Como todos nuestros castros, guarda una posición geográfica estratégica, dominando un buen tramo de costa y con vistas hasta las Cíes, O Castro y estribaciones de O Val do Fragoso. Hacia su lado sur, controla la vía de acceso natural a Redondela-Pontevedra (Os Caños). Una atenta mirada nos descubre dos terraplenes en perfil, donde la tierra cubre las antiguas murallas. Con motivo de la construcción de la carretera se descubrieron restos cerámicos y un «cuncheiro» o basurero de moluscos. Hace 40 años en la ladera este, el que suscribe encontró vestigios de muros de casas circulares típicamente castreñas. En A Oliveira apareció una mola olearia y ladrillos con símbolos del zodíaco romanos, restos de una villa o mansión rural. También se hallaron fragmentos de ánforas romanas o grandes vasijas alargadas, con asas para transporte de áridos, aceite y vino.

Una romería

La vieja ermita de Nosa Señora da Guía, una construcción rústica, achatada, con un una escena de la Crucifixión en el frontispicio, y casi sin vanos con tejado a dos aguas, sita en la cumbre, ya se documenta en 1600 y gozará de una muy popular romería. Desde 1730 se abre un libro de cuentas de limosnas de los devotos. A la virgen dejaban misas por las ánimas muchos comarcanos. Con los exvotos marineros en su interior, se suplicaba buena mar y el regreso sanos y salvos de los pescadores. Desde 1952, una comisión de vecinos solicitó la construcción de una nueva capilla por suscripción, en terrenos municipales y aprovechando la piedra de las canteras. Fue diseñada por el arquitecto Gómez Román. La torre es el elemento esencial del conjunto y se inspira en el barroco compostelano y en el románico de Segovia. De planta basilical y ábside poligonal, se levanta sobre una plataforma de 35 metros de diámetro. En el proyecto original se remataba con un Sagrado Corazón, pero de traza más clasicista.

El comercio con las Indias se hacía con el sistema de flotas, mercantes custodiados por buques de guerra, que salían una vez al año. Las tormentas y la amenaza pirática provocaban que algunos barcos se desviaran de la ruta y vinieran a buscar refugio a la protegida bahía de Teis. Así, en 1665, arribaron dos naos portuguesas de Brasil. Para su defensa se construyó en el siglo XVII un fortín en la punta de Santa Tegra o das Barreiras que acabó arruinándose. El padre Sarmiento proponía ubicar una batería, para cerrar con otra en Guisamil el paso de la ría; el ingeniero militar C. Paveto (1788) incidió en lo mismo, pero enfrente, en la punta Arroás.

Por último, el viejo faro de A Guía se levantó en 1884 sobre planos de Juan Rafo, por iniciativa de las casas comerciales para velar por los vapores ingleses. Era un sencillo edificio de reducidas dimensiones de desarrollo vertical de reducidas dimensiones, primero de aceite y luego de mecha, reformada por R. de la Cerda en 1915, la actual.

Protejamos A Guía. Su patrimonio pasado y presente es excepcional.

Historiador y miembro fundador del Instituto de Estudios Vigueses