Hemeroteca: Evita Perón descubre las Rías Baixas

Jorge Lamas Dono
jorge lamas VIGO / LA VOZ

VIGO

Eva Perón en la jura de bandera de la Escuela Naval de Marín
Eva Perón en la jura de bandera de la Escuela Naval de Marín

La Hemeroteca: La primera dama argentina visitó Pontevedra, la Escuela Naval de Marín y la Casa del Pescador de Vigo en junio de 1947. Ante las multitudes, dijo que acudía en representación de los descamisados

22 jun 2022 . Actualizado a las 01:03 h.

«Bien llegada, señora, a esta tierra nuestra, que tiene como ninguna, por fueros de cordialidad entrañable, de afectos fraternos y de comunes afanes, prolongación de caminos abiertas a la otra orilla del mar. Nunca fueron para Galicia las aguas atlánticas limite, sino senda, y la canción que en nuestras rías y nuestras montañas, en nuestras gándaras y nuestras fragas pone risa en los labios o lágrimas en los ojos, repercute con eco, sonoro en las márgenes del Plata y en los trigales mecidos por el viento de la Pampa». Así abría La Voz de Galicia la página en la que, el 20 de junio de 1947, daba cuenta de la visita a Galicia de María Eva Duarte de Perón, conocida popularmente como Evita Perón.

La presencia de la primera dama argentina en España se encuadraba en el marco del papel de ayuda que estaba prestando la nación austral en aquel momento de aislamiento internacional vivido por el régimen franquista. La mujer del presidente Juan Domingo Perón vino a España para recoger la Gran Cruz de la Orden de Isabel la Católica, muestra de gratitud por la política desarrollada en aquel momento del gobierno de Buenos Aires con el de Madrid.

Evita Perón estuvo en varios lugares de la península, y su llegada a Galicia se produjo el 19 de junio de 1947. Aquel día aterrizaba en Santiago de Compostela. Su presencia en Galicia fue un acontecimiento multitudinario, a pesar de que todavía no había ascendido al lugar de las leyendas mundiales.

A la ciudad de Pontevedra llegó la primera dama argentina a últimas horas del día 19 de junio. «El pueblo pontevedrés se echó a la calle en masa para aclamar a doña María Eva Duarte de Perón, que va durante el viaje a la capital recibiera calurosos homenajes populares. El coche que la conducía hubo de detenerse en Padrón, Puente Cesares y otros puntos para corresponder a las manifestaciones de entusiasmo de la población rural, que esperaba en las carreteras», se puede leer en La Voz de Galicia del día siguiente.

Con Eva Duarte viajaban los ministros de Marina y Aire y autoridades del Estado en Galicia. En la casa consistorial de Pontevedra tuvo lugar una «solemne recepción», en la que el alcalde pronunció un discurso de bienvenida. Y poco más, porque a las diez y media de la noche llegaba a Vigo el sequito de la invitada de Franco, que sería alojada en el Pazo Quiñones de León.

La mañana del 20 de junio fue empleada por Evita Perón en acudir a Marín a la jura de bandera de los alumnos de la Escuela Naval. Allí fue la protagonista de todos los actos, incluso de una comida servida en su honor. Ya por la tarde regresó a Vigo donde se le preparó un acto muy popular. Primero visitó la Casa del Pescador, adonde acudió acompañada por el delegado nacional de sindicatos, el almirante Marqués de Valterra, que también ejercía de director del Instituto Social de la Marina. A continuación, Evita Perón fue trasladada al Berbés, donde se congregaron «60.000 productores de toda Galicia». El acto comenzó con el discurso de un pescador llamado José Costa Alonso, quien pidió a la primera dama argentina que protegiese a los pescadores gallegos que faenaban en el país austral.

Posteriormente, el Marqués de Valterra calificó a la ilustre visitante de «delicadeza femenina que con razón se os llamó en la Argentina la Dama de la Esperanza». No debió de quedar muy satisfecho con la expresión que todavía llamó a la primera dama «hada de las realidades».

Descamisados y camisados

Dicen las crónicas que Eva Duarte de Perón pronunció un discurso «breve, vibrante y henchido de emoción». Dijo que Perón había enarbolado dos banderas: la de la justicia social y la de la reducción de los muy ricos y los muy pobres, para añadir que acudía a España representando a los descamisados. No se relata en las crónicas cómo sentó la expresión en un país donde tanto peso tenían las camisas de la Falange. En cualquier caso, abogó por una mejor distribución de la riqueza, lo que debió de sonar a utopía en las circunstancias por las que pasaba entonces España, sumida en el hambre y en el racionamiento alimentario.

La multitud congregada en O Berbés recibió con grandes aplausos las palabras de la argentina. Entre las numerosas pancartas existentes en la zona había un enigmático mensaje: «De tal palo, tal astilla, Viva la Argentina».

Eva Duarte se dirigió nuevamente al Pazo de Castrelos para descansar y prepararse continuar su gira. Al día siguiente regresó a Santiago para volar hacia Zaragoza y dejar Galicia.