Haydée vuelve a Vigo tras 21 años

x.r.c. VIGO

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CEDIDA

Se marchó de casa a los 16 para jugar, estudiar y ejercer de analista en Kuwait, Catar, Tailandia y Malasia, decidió regresar tras renunciar en el Johor

09 ago 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Haydée Agras (Vigo, 1984) salió de casa a los 16 y no volvió para quedarse (al menos durante un tiempo) hasta 21 años después. A Coruña, Murcia, Burela, Kuwait, Catar, Tailandia y Malasia fueron sus lugares en el mundo como futbolista, como estudiante y como analista de fútbol. A este último aspecto ha dedicado gran parte de la última década, siempre asentada en Asia. Ahora, tras rescindir con el Johor malayo, acaba de regresar a casa. Y en sus primeras horas en Vigo admite sentirse desubicada.

Haydée cumplió un código no escrito en el mundo del fútbol —«cando a adestrador sae, o corpo técnico ten que saír»— por eso presentó su renuncia en el conjunto malayo cuando el mexicano Benjamín Mora emprendió camino de regreso a casa.

Malasia fue el punto y final a una aventura asiática que la viguesa comenzó en Kuwait. «A experiencia foi incrible. Se conseguín sobrevivir alí, creo que podo vivir en calquera sitio do planeta», comenta tirando de su cuaderno de viaje. Porque cuando llegó Kuwait era un país en reconstrucción tras la guerra «onde non había moitas cousas que facer. Eramos 18 españois en total e onde a muller só pode facer cousas moi limitadas», dice. A ella no le tembló el pulso y comenzó a ejercer como analista freelance para una empresa rusa que hacía informes tácticos para el Real Madrid.

De la punta norte del golfo Pérsico pasó a Catar y, más tarde, a Tailandia. «Se teño que elixir para volver, supoño que volvería alí, porque foi no sitio no que máis tempo estiven, tamén onde me sentín máis cómoda». Fue desde Tailandia en donde entró en contacto con el Johor malasio, primero realizando informes en la distancia y, más tarde, incorporándose al trabajo de campo como analista del equipo técnico de Mora.

Agras no esconde que estar en el día a día de un club es muy diferente a su trabajo entre ordenadores, programas de fútbol y libretas. «É moi distinto. O adestrador co que estaba en Malasia dábame moita cancha para traballar. Estaba sentada no banquillo, cousa que non é demasiado normal, e entón facía os cortes de vídeo en directo e tamén me chegaban as estatística á táblet. Iso facía que puidese ter certa incidencia directa en todo o que pasaba no partido». Hasta participaba en los debates con los asistentes a la hora de hacer cambios. En los entrenamientos también departía con el primer entrenador «de como facer o plan de partido durante a semana».

Durante este tiempo, su labor primordial fue realizar los informes del rival, lo que suponía ver entre cuatro y seis partidos, montar el vídeo con los cortes más relevantes y elaborar un informe para que el entrenador tuviese la información más detallada.

De vuelta a casa, admite que se siete un poco «desubicada». Quizás con un punto de mentalidad asiática —«levo un día e xa estou facendo preguntas súper absurdas de funcionamento a meu pai», dice—, mientras comenta que la gente habla muy alto.

Lo que no cambia es su hoja de ruta. Ya se está moviendo para poder encontrar un nuevo equipo y seguir su carrera de analista. «O ideal sería quedarme a traballar no Celta, pero non ten pinta que vaia a pasar», por eso está abierta a desembarcar en cualquier equipo, de cualquier país y de cualquier fútbol. «Porque onde me leve este deporte será interesante». Pero sin esperar otros 20 años para volver a casa.

«No mundo non hai moitos que xoguen como o Celta, Coudet é superinteresante»

Haydée siguió al Celta en todo momento en la distancia. Porque es aficionado del equipo de su ciudad y por la idea de juego de Coudet, un entrenador al que seguiría en cualquier lugar. «No mundo non hai moitos equipos que xoguen en rombo. Os equipos de Coudet son superinterensantes nos seus planteamentos», comenta acerca del 1-4-1-3-2 en rombo que pone en práctica el argentino.

De esa idea de juego comenta Agras que «nas súas peculiaridades está o punto forte e tamén o seu punto débil», explicando que, de entrada, los celestes «poden ser un dos equipos máis previsibles, porque sabes como vai prantexar o encontro, pero tamén é moi difícil preparar o partido contra eles porque é un equipo moi distinto a todos e obrígate a traballar dun xeito moi específico durante a semana. É un arma de dobre filo».

El sistema de juego del Celta le lleva a rememorar su obra maestra en el Johor en un partido de la Champions asiática ante el Ulsan coreano, que había ganado el torneo en el 2020. «Era un equipo con moi bos xogadores e o adestrador utilizaba moi ben as súas fichas. Foi interesantes analizalo porque tiña moitas maneiras de facernos dano, pero preparamos ben as nosas bazas e pasamos de ronda». Fue el primer equipo malayo que consiguió superar una eliminatoria en la Champions asiática. Un argumento más para pensar que Haydée volverá a ejercer como técnico analista. Si puede ser al lado de Mora, mejor.