Extoxicómanos que comparten piso: «Aquí podo volver a quererme»

alejandro martínez VIGO / LA VOZ

VIGO

Oscar Vázquez

Una quincena de usuarios de Érguete se rehabilitan en tres viviendas de Vigo

21 abr 2023 . Actualizado a las 18:55 h.

Tocaron fondo tras caer en el mundo de las drogas, pero merecen una segunda oportunidad, volver a reinsertarse en la sociedad y tener una vida estable. Érguete brinda esa posibilidad a los extoxicómanos con sus programas terapéuticos. Uno de los últimos pasos en este proceso son las viviendas de apoyo al tratamiento que la entidad que preside Carmen Avendaño tiene en el Calvario. Son tres domicilios, dos para hombres y uno para mujeres que albergan a cinco personas cada uno por un tiempo máximo de doce meses. Una de las beneficiarias es Uxía. Lleva tiempo sin consumir y afronta la última etapa de su recuperación. «Aquí podo volver a quererme e empezar de novo», destaca. Es uno de los retos más importantes de su vida. «O máis difícil no proceso de saír dunha adicción é o final. Estou tratando de facerme un oco loitando contra a dificultade de atopar un traballo, unha vivenda e os prexuízos», afirma.

Uxía no está sola en este proceso. Junto con sus otras cuatro compañeras de piso se dan apoyo mutuo. Además los educadores de vivienda están todos los días de la semana. Ellos velan por que se cumpla la normativa y atajar los conflictos que puedan ocurrir. Su misión también es llevar adelante el proyecto individual de cada persona. «Es un trabajo duro, de trinchera», explica Javier Alonso, coordinador de las viviendas de apoyo de Érguete. «La convivencia es bastante buena, teniendo en cuenta que están superando sus adicciones y que muchas personas vienen con algún trastorno psiquiátrico», afirma.

La vida en un piso de apoyo de Érguete es activa. No es una pensión donde les den todo hecho. Los beneficiarios tienen que adquirir todos los hábitos diarios del funcionamiento de una vivienda, como limpiar, cocinar o hacer la compra. «Nuestra idea es que no estén sin hacer nada. Hay perfiles que están asociados a su unidad de día, con horario de mañana y tarde. Al resto le buscamos cursos de formación o actividades deportivas, de tiempo libre y ocio», explica Javier Alonso. Uxía, por ejemplo hace teatro, entrena en Castrelos y recibe formaciones para mejorar en su proceso y mejorarán la autoestima que perdió con las adicciones.

Los pisos de apoyo tienen lista de espera. La gran mayoría de los usuarios pasan a esta fase porque no tienen un lugar adecuado donde vivir, carecen de medios, han roto con sus familias, o bien no se considera adecuado que vuelvan a sus antiguos hogares porque volverían a meterse en un ambiente de consumo. La mayoría de los beneficiarios tienen entre 40 a 55 años y han sido adictos a la cocaína, la heroína o el alcohol. «En los últimos años está llegando gente más mayor, cercanos a los 60», afirma el responsable de los pisos de apoyo.

La salida

El problema llega cuando se cumple el período de estancia y deben dejar las viviendas. Hay que dar paso a nuevos usuarios que también necesitan pasar por esta experiencia para volver a tener una vida ordenada. «Intentamos que la salida no suponga un corte radical. Los meses previos les buscamos trabajo y una vivienda en alquiler». No es una tarea fácil. Resulta casi imposible, salvo excepciones, que una persona que cobra una Risga o una prestación de unos 400 euros mensuales pueda alquilar una vivienda en condiciones. «Incluso ahora ya se recurría a alquilar una habitación, pero ya cuesta unos 300 euros», afirma Javier. No obstante, alrededor del 70 % de las personas que culminan este proceso logran reencauzar su vida. El programa está orientado a que, cuando termine este período en los pisos de apoyo, los beneficiarios sean independientes y logren el alta terapéutica. Desde Érguete les realizan posteriormente un seguimiento para que no vuelvan a caer.