El forense privado ratifica ante la jueza de Tui que la viguesa Déborah Fernández tenía signos de homicidio
VIGO

Los allegados a la joven desaparecida y hallada muerta en Oia en el 2002 lamentan que la Fiscalía siga sin tener en cuenta esa posibilidad después de 21 años
09 jun 2023 . Actualizado a las 00:46 h.El forense privado Aitor Curiel, contratado por la familia para hacer un informe pericial, ha declarado en la mañana de este jueves por videoconferencia en el Juzgado de Instrucción número 2 de Tui y se ha ratificado en su estudio que sostiene que las causas de la muerte podrían estar originadas en un posible homicidio. Se basa en la revisión de los informes previos sobre el cadáver de la joven viguesa desaparecida Déborah Fernández-Cervera y hallada muerta en una cuneta de Oia. Según su teoría, una segunda persona pudo haberle tapado la boca y asfixiarla pero, según fuentes del caso, no llegó a mencionar marcas o signos concretos en el cuerpo que delaten una muerte violenta.
La tesis del posible homicidio no es secundada por la Fiscalía, que no ve pruebas suficientes que hagan pensar que la joven no murió por causas naturales. Inicialmente, la autopsia se inclinó por ambas posibilidades, la muerte natural y la sofocación, ya que no se podía acreditar cuál de las dos causas era la acertada.
El forense privado y los abogados de la familia de Déborah refuerzan su tesis de que existe una etiología de homicidio (la etiología es la ciencia que estudia las causas u origen, generalmente de una enfermedad). Se basan en los detalles que rodean el escenario de la aparición del cuerpo. El cadáver de la joven, que iba a cumplir 22 años al día siguiente de su desaparición, fue lavado para borrar huellas, se le despojó de toda la ropa y se depositó a 40 kilómetros de Vigo en una cuneta. Otros factores llaman la atención como que la persona implicada esperase diez días para devolver el cuerpo, lo que podría ser el tiempo de espera requerido para, por ejemplo, eliminar cualquier vestigio químico vertido en el organismo o porque tuvo que esperar a una fecha concreta para tener vía libre para trasladar el cadáver. Además, un investigador policial descubrió que se habían introducido pistas falsas en el cuerpo para despistar a los agentes y dificultar la identificación del ADN del autor. Todo este escenario, desde el punto de vista de la familia, les lleva a pensar que no se trata de una muerte natural o accidental, sino de un homicidio o asesinato.
A la salida de los juzgados, en declaraciones a los medios, la familia de la joven lamentó que la Fiscalía, 21 años después, siga siendo reacia a la posibilidad de que hubiese un homicidio, como mantiene el forense de parte.
Según fuentes próximas al caso, el experto dijo a la jueza que, en su opinión, sí existían indicios que delatarían una asfixia pero que tampoco podía contradecir los informes de los otros forenses aunque él era más valiente. Al preguntarle por lo que vio que no vieron los otros seis forenses, el experto no supo explicar el qué, siempre según fuentes cercanas al caso. Critican que basar la tesis del homicidio en un análisis del escenario resulta poco científico.
Esas mismas fuentes añaden que el relato del forense fue inconsistente. Aunque ratificó su informe, le reprochan que no supiese dar respuesta a las preguntas y aclaraciones que otras partes le formularon.
La desaparición
30 de abril del 2002. Déborah Fernández-Cervera, de 22 años y residente en Alcabre, salió a correr por la zona de Samil esa tarde. Volvía a casa cuando se pierde su pista.
El cuerpo
10 de mayo del 2002. El cadáver de Déborah fue hallado desnudo y sin signos de violencia en una cuneta de O Rosal, a 40 kilómetros de Vigo. Estaba colocado con una escenificación y pruebas falsas para despistar a la policía.
La reapertura del caso
7 de noviembre del 2019. Tras años con el caso cerrado, la familia aporta un testimonio que obliga a practicar nuevas diligencias. La jueza de Instrucción número 2 de Tui reabre la investigación y cita a declarar a varios testigos. A ello se suman otras prácticas, como el análisis del disco duro del ordenador de la joven, cuyo resultado no ha trascendido.
La exhumación
18 de mayo del 2021. Los forenses extraen el cadáver y hacen un tac. Recuperan ocho uñas y las envían al Toxicológico de Madrid para extraer fibras y ADN.
La inhumación
27 de mayo del 2021: La Justicia devuelve el cuerpo de la joven al cementerio de Pereiró tras realizar la segunda autopsia.
Nuevas vías de investigación
19 de junio del 2021: Aparecen pelo y fibras en las uñas de Déborah. Este hallazgo abre nuevas vías de investigación.
Un único investigado
11 de febrero del 2022. El juzgado de Tui llama a declarar al exnovio de la joven en calidad de investigado y evita que el caso prescriba.
ADN masculino en las uñas
10 de marzo del 2022. El Instituto Nacional de Toxicología ha hallado ADN de un varón en una uña del cadáver de Déborah Fernández-Cervera. La familia pide que se amplíe la prueba para averiguar el perfil genético.
Callejón sin salida
28 de marzo del 2022. Los resultados genéticos apuntan a un vecino de la joven sin relación con el caso y no se consideran concluyentes. La jueza descarta esa vía y a poco de prescribir solo mantiene la investigación sobre el exnovio.
Legajos perdidos del caso
12 septiembre del 2022. Aparecen en una comisaría de Madrid traspapelados objetos del caso. Un móvil sin tarjeta SIM, cintas de vídeo, fotografías y oficios policiales encontrados durante unas obras.