El éxito, o no tanto, de 170 contenedores marrones

Antón lois AMIGOS DA TERRA VIGO@TIERRA.ORG

VIGO

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Es necesario impulsar la educación para compostar, y urgentemente

25 jun 2023 . Actualizado a las 21:59 h.

Anunciaba el Concello a finales de marzo la incorporación de cien nuevos contenedores marrones (para compostar la fracción orgánica) que se sumarían a los setenta ya instalados de manera «experimental» hace tres años en parte de Coia y Navia. Contaríamos, por lo tanto, con cuatro calles nuevas (Fragoso, Florida, Castelao y Balaídos) y 170 contenedores marrones en total. Conste que este despliegue municipal no se hace por la convicción de que necesitamos esta recogida selectiva, sino porque no nos queda más remedio pues como resumía el alcalde esto es «una imposición importantísima de Europa». Quizás el alcalde olvidó decir que, previamente, esa «imposición» se aplica por la ley estatal de residuos, más exigente en plazos que la europea aunque políticamente más sensible para ser criticada por el alcalde. En cualquier caso parece un éxito el despliegue de 170 contenedores, o no tanto.

Vamos con algunos datos ilustrativos. Según los más recientes del INE, en Vigo producimos 130.500 toneladas de residuos anuales y, según la última caracterización de los residuos urbanos de Galicia, un 42 % de dichos residuos corresponden a la fracción orgánica. La conclusión es que Vigo produce 54.810 toneladas anuales de biorresiduos. Parece muy optimista pensar que más de 150 toneladas diarias de estos residuos de orgánicos puedan caber en 170 contenedores. En realidad, desde el 1 de enero de este año Vigo tendría, según la ley estatal y europea de residuos, que haber desplegado ya por sus calles unos 2.500 contenedores marrones porque en su día, hace seis años, el concello rechazó integrarse en el plan Revitaliza de la Diputación de Pontevedra al que se han adherido la práctica totalidad de los concellos de la provincia.

Evitar en su día este modelo descentralizado, que implica a la ciudadanía y busca que sean actores activos en la resolución de un problema que, en realidad, es una oportunidad y que ha sido premiado y considerado un referente a nivel europeo e internacional implicará mayor coste, más contenedores, y más infraestructuras de las que también carecemos pues ya tendríamos que disponer también, a menos de 50 kilómetros de la ciudad, de una planta de compostaje comarcal para procesar estos residuos orgánicos. Seis meses después de entrar en vigor la normativa (europea y estatal), Vigo no tiene ni la más remota idea de dónde se ubicará esa planta de compostaje que a día de hoy ya tendría que estar operativa a pleno rendimiento.

La noticia de esta semana es que se anuncia una campaña, tarde y mal, de información ciudadana (solo informativa, sin educación, concienciación y participación) mediante un punto informativo móvil itinerante. También en este caso podríamos recordar que el proyecto Revitaliza de la Diputación de Pontevedra incorpora y financia un proyecto educativo integral para la comunidad escolar, asociaciones de padres y madres, y público general. Este proyecto educativo, considerado también un referente a nivel estatal e internacional (desarrollado por el CEIDA, Centro de Extensión Universitaria y Divulgación Ambiental de Galicia) se ha estado realizando con gran éxito (así lo acreditan sus resultados) en prácticamente todos los concellos de la provincia desde hace años. En Vigo se pudo hacer muy poco de este programa educativo, por la comentada negativa del Concello a integrarse en dicho proyecto. Es necesario educar para compostar, y urgentemente. La duda es si apostará la nueva Diputación por este proyecto educativo.