El centro de día Agarimo celebra su primer aniversario

l.c. llera VIGO / LA VOZ

VIGO

La institución atiende a 60 mayores en un amplio local luminoso de 500 metros cuadrados en Coia

30 nov 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Un supermercado que estaba situado frente al Alcampo se transformó hace un año en un centro de día para mayores tras una laboriosa reforma. Se abrió el 1 de diciembre de 2022 «con mucha ilusión y expectativas, con dos maravillosas personas usuarias y la ilusión que impregnan los comienzos, pero con toda la seguridad que da pertenecer a una entidad, como es Centro para Mayores Agarimo con amplia experiencia en el sector». Así lo recuerda la supervisora Ángeles Coego. Hoy, son 62 usuarios y una veintena de profesionales que los atienden los que van a celebrar el aniversario con una fiesta.

El centro está situado en un bajo totalmente accesible de casi 500 metros cuadrados, con tres luminosas fachadas llenas de grandes ventanales y puertas acristaladas, rodeadas de zonas de paseo y, de un parque infantil, creando un ambiente relajado y tranquilo. «Nuestro ideario se basa en tres grandes pilares: trabajar la mente mediante la estimulación cognitiva; el cuerpo a través del ejercicio físico, fisioterapia y nutrición; y, por último, el desarrollo personal socializando con otras personas. En definitiva, es un espacio en el que se disfruta, se está en compañía y, mientras, se dan los apoyos necesarios para cuidar el cuerpo, la mente y el alma», señalan los responsables.

Cuentan con un equipo multidisciplinar (psicóloga, fisioterapeuta, educadora social, monitora de animación sociocultural, monitora de ocio y tiempo libre, gerocultores y auxiliares de enfermería especializados en demencias) para dar respuesta a todas las necesidades de las personas usuarias. Se trata de mantener la autonomía, ralentizar patologías y deterioro y que la persona sea protagonista de manera que se mejore la calidad de vida. Contaron con visitas que han colaborado en su saber hacer. Es el caso de la asociación Tú eres nuestra ayuda, «en la que nos acompañó Ros, un golden retriever terapeuta, que nos llenó de ternura», cuentan.