«Con cáncer de mama y 28 años, fui a cinco psicólogos y los dejé, no me ayudaron»

Ángel Paniagua Pérez
Ángel Paniagua VIGO / LA VOZ

VIGO

XOAN CARLOS GIL

La canguesa Anabel Santos, que trabajaba como sastre en Inditex, edita un libro con su experiencia de la enfermedad

02 feb 2024 . Actualizado a las 00:54 h.

Pocas veces un cáncer es esperable. Si además es un tumor de mama, no afecta a ninguno de los genes conocidos, no hay antecedentes familiares, la paciente lleva una vida sana y acaba de cumplir 28 años, las probabilidades de que aparezca son mínimas. Pero no se sabe todo sobre el cáncer y, por mínimas que sean esas probabilidades, no son nulas. Anabel Santos, que ahora tiene 31 años, puede dar fe de ello. Un día en la ducha se notó un bulto en un pecho y a los pocos días, en Povisa le diagnosticaron una enfermedad oncológica. «Esa noticia fue un shock, me provocó mucho daño psicológico», recuerda.

La vida entera se le removió de arriba abajo. Anabel trabajaba como sastre en el grupo Inditex en Arteixo y las cosas le iban bien. Era enero del 2021 y la pandemia de covid-19 acababa de pegar uno de los rebotes más fuertes que experimentó. Ella dejó A Coruña y regresó a casa de su madre, en Cangas.

«Decidí a ir al psicólogo. Probé varias, fui a cinco distintas, porque me gustaba contar, quería hablar de la enfermedad, contar lo que sentía. Tenía unas emociones muy intensas, pero no conseguí conectar con ninguna para sentir que me ayudase, las dejé todas», explica. Con cada una de estas profesionales de la salud mental lo intentó en varias sesiones. Pero nada. «Varias eran especialistas en cáncer de mama y se centraban mucho en eso, pero ese era solo uno de mis problemas, yo necesitaba hablar no solo de cáncer de mama sino de más cosas», aclara.

Llegó un momento en que se cansó de buscar ayuda externa. Atravesaba la dura fase de la quimioterapia, después de una mastectomía. Se pasaba el día tirada en el sofá, cansada, sola, sin nada que hacer. Se le ocurrió buscar otra alternativa. «Decidí probar a escribir mis emociones para liberarlas». Inició un diario. «Me sentaba bien, soltaba el miedo, el temor, la angustia, era muy sano ponerle nombre a lo que sentía», dice.

El compendio de esa experiencia es el libro F#ck cancer, en el que el carácter # esconde una letra u. «No es solo una queja por la enfermedad, sino una especie de alabanza por todo lo que me ha hecho descubrir, así que yo lo traduzco como Puto cáncer o Maldito cáncer, pero con la coletilla de ‘‘todo lo que me ha hecho descubrir’’».

Porque la vivencia de su enfermedad ha sido un descubrimiento mucho más amplio que el de unas células que empezaron a crecer de forma desordenada y que amenazaron su vida. Fue un auténtico replanteamiento vital. «Por ejemplo, durante la quimioterapia decidí separarme», dice. Llevaba más de siete años con su pareja y, al escribir su diario, empezó a darle valor a cosas que tenía dejadas de lado. «También decidí reconectar con amigos de la infancia o recuperar aficiones que había dejado de lado».

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La reflexión total

Su libro, autoeditado con Círculo Rojo, refleja el cáncer, pero también esa reflexión total acerca de su vida. Con él espera «llegar a gente que no tenga nada que ver con la enfermedad». Presenta el libro el viernes a las 19.30 horas en la sede de Adicam en Cangas (Casa da Bola, Valentín Losada 1 1º), junto con el médico Jorge Cameselle.

Su relato tiene forma de diario abarca alrededor de un año, desde que comenzó a escribir en plena quimioterapia hasta que decidió cerrar esa etapa haciendo el Camino de Santiago desde Villafranca del Bierzo. «Al terminar la radioterapia quise ponerme a prueba, porque sentía la recuperación física, y a la vez reflexionar sobre el año y medio que acababa de vivir», explica.

En la parte física, «todo está saliendo bien, me encuentro perfecta, lo veo superado». El tratamiento hormonal, para prevenir recaídas, dura cinco años. En la parte emocional, todavía trata de recomponerse poco a poco. Pidió una excedencia en Inditex para seguir viviendo en Cangas. Dice que le ha sentado bien.

El 12 % de las pacientes no llegan a 45 años

El próximo domingo se celebra el Día Mundial contra el Cáncer, una enfermedad que es la principal causa de muerte en la provincia de Pontevedra. En el área sanitaria de Vigo se diagnosticaron 3.694 nuevos tumores a lo largo del 2022, el último año para el que el Sergas ha publicado datos oficiales.

El cáncer de mama es el más diagnosticado entre las mujeres, pues uno de cada cuatro tumores nuevos son de este órgano. El siguiente en incidencia en el sexo femenino es el de colon y recto, con el 15 % de los nuevos casos.

En Galicia se detectaron en el 2022 un total de 1.853 casos de enfermedad oncológica de mama. El 12 % de ellas no llegaban a los 45 años: fueron 225 mujeres que, como Anabel Santos, fueron diagnosticadas de un cáncer de mama a una edad temprana. En general, cuando el tumor aparece en personas jóvenes suele estar vinculado a factores genéticos, aunque esto no quiere decir que existan casos en los que no se encuentra ninguna alteración conocida, como el de esta joven canguesa.