![](https://img.lavdg.com/sc/9_3vhYNsHkwrM7gCbBxzliXaLIQ=/480x/2024/03/06/00121709741102314329879/Foto/V_20240305_192659003.jpg)
El catalán dice que Diego Taboada sabe sacar lo mejor de él y manejar su cabeza
07 mar 2024 . Actualizado a las 05:00 h.Pau Mena (Mataró, 2001) solo habla maravillas de Galicia y del Club Vigo de voleibol, donde recaló el pasado verano y al que se ha adaptado a la perfección. Llegó de la mano del entrenador del equipo, Diego Taboada, con el que llevaba dos años en el anterior equipo de ambos, el Emevé, y está encantado con la decisión que tomó. «Desde el primer día, me sentí como en casa. No tuve ningún problema, todo lo contrario, son encantadores y me acogieron muy bien. Estoy feliz con la hospitalidad del club y de la ciudad», celebra el que hace dos jornadas fue designado MVP de Superliga 2.
Cuando se le habla del reconocimiento individual, él incide en que es mérito del equipo en su conjunto. «Siempre intento aportar lo máximo posible. Incluso cuando juego mal, intento ayudar lo que pueda. Haber salido MVP no solo es trabajo mío, es de todo el equipo, tanto del entrenador como de los compañeros», señala. Taboada es una figura especial para él, revela: «Me dio confianza desde el principio, es alguien que sabe sacar lo mejor de mí y manejar mi carácter y mi cabeza», señala.
A la hora de abordar esos aspectos de su personalidad que tan bien asegura que sabe manejar su técnico, Mena se define como una persona «cambiante» si se compara sus versiones dentro y fuera de la pista. «Fuera soy extrovertido y en el partido cambio de cara: me vuelvo serio, concentrado, ya sea por los errores o por cualquier circunstancia», analiza. Y admite que hay muchas veces en las que se puede «venir abajo» y ahí Taboada es clave: «Sabe cómo manejarme y me ha ayudado mucho en la parte psicológica. Es una persona que si ve que te hace falta hablar, está ahí para lo que necesites, siempre atento a los jugadores para todo», valora.
Por eso a la hora de aceptar la propuesta del club vigués, saber que supondría seguir con el mismo preparador influyó mucho para decantar la balanza. «Me convenció mucho. Y saber que venía para jugar, no para quedarme estancado sin minutos en un equipo de Superliga 1», sostiene. Otro factor que pesó fue el académico. «En Vigo hay un montón de sitios donde formarte en casi cualquier cosa. Aquí tenía la oportunidad de estudiar algo que me gustaba», dice en referencia a un ciclo superior de Acondicionamiento Físico.
Al Club Vigo lo conocía de haberse enfrentado, pero no tenía demasiados recuerdos concretos y «no conocía a nadie». Llegó completamente nuevo y, pocos meses después, puede decir que es uno más. En lo deportivo, admite «altibajos» del equipo y haber perdido «algún partido que se debería haber ganado», indicando que las bajas han tenido que ver en ese sentido. Ahora, vienen de enlazar dos triunfos que les «han venido muy bien» y el catalán considera que el objetivo mínimo sigue siendo la permanencia, pero también «pelear todo lo que se pueda por el ascenso», aunque jamás le plantearon que ese fuera el objetivo.
Del fútbol al volei
El que hace ahora no fue el primer deporte que practicó Pau Mena, sino que antes probó el fútbol. Pero no duró demasiado en esa disciplina y, ya en el instituto, llamó a su puerta la que actualmente practica. «Es un instituto en el que se da mucho voleibol en Educación Física. Allí, las porterías y las canastas casi no se usan. Te ponen la red, y a jugar», cuenta. Comenzó en el equipo escolar y de ahí, al año siguiente, al conjunto federado de Mataró, siendo infantil y cadete. De ahí, pasó a la Blume de Barcelona, donde estuvo un año. Palencia, como parte de la concentración permanente de la selección júnior, y Lugo fueron sus siguientes destinos.
A Galicia llegó en el 2020, el año de la cuarentena. «La gente tiene una idea diferente a cómo lo he percibido yo. Piensan que la gente es más seria, y lo que yo he visto es gente súper cariñosa en todos los sitios, que te acoge de forma maravillosa», agradece. Su percepción del clima es que, más allá de los tópicos, «es cambiante, pero no viene mal». En la conversación, ya le sale solo algún «carallo»: «Son cosas que se pegan», explica entre risas.
A día de hoy, su idea es que haya quinto año en Galicia y segundo como parte del Club Vigo. «Si el entrenador cuenta conmigo, me quedo. También quiero acabar mis estudios y me queda un año más aquí. Confío mucho en el proyecto que tenga el club para la temporada que viene», señala. Por ello, se postula ya para ser la primera piedra.