





















El calor extremo marcó una edición con unos 5.000 atletas en la línea de salida
14 abr 2024 . Actualizado a las 13:52 h.El calor no pudo ni con Anxo Castro ni con Sonia Abad. Los dos inscribieron sus nombres en el palmarés de la Vig-Bay en una edición marcada por las altas temperaturas, que desafiaron los 5.000 corredores que tomaron parte tanto en la media maratón desde Samil como en los 10,5 kilómetros que tenían su punto de arranque en Nigrán.
La media maratón que une Vigo y Baiona es, por encima de todo, una prueba popular y en ese contexto, apostar por un ganador no es tarea fácil. En esta ocasión, aún menos, pero Anxo Castro, vigente campeón de la media maratón, tenía el triunfo en la prueba del sur de Galicia marcado en rojo. Y aunque en las últimas semanas no se había sentido bien entrenando, llegado el día, estuvo en todas las batallas desde el primer momento. La principal, la que mantuvo con José Canda.
La carrera se convirtió en un mano a mano hasta la ascensión al monte Lourido. «Cando subimos o segundo monte, vin que José se quedou xa vin que podía gañar», comentó Castro, al que le bastó con regular para entrar en solitario en la línea de meta. «Tiña medo pola calor. Ía con José e sabía que era moi bo subindo e tiña que aproveitar que tiña un pouco máis de velocidade e fun cambiando», precisa. También, que buscó todos los tramos de sombra posibles burlar al calor.
Anxo Castro marcó un tiempo de 1:06:59 en meta y aventajó en un minuto a José Canda, que fue segundo, completando el podio Manu Lorenzo. Mientras sus rivales llegaban, el de Melide se tiró en el suelo recuperándose y celebrando a partes iguales. La Vig-Bay era un objetivo prioritario.
En la prueba femenina hubo remontada. Sonia Abad, tercera en el 2022 y quinta en el curso pasado, se encuentra inmersa en la preparación de los maratones de Berlín y Valencia. Para ella, la Vig-Bay es una cita de preparación y, en este caso, un banco de pruebas.
Para comenzar, y mientras Marta Castroviejo marcaba el ritmo, ella se decantó por una táctica conservadora. «Empecei a carreira mantendo o ritmo, porque os primeiros quilómetros son de subida. Fun reservando», dijo. Pero en el kilómetro 12, se notó bien, vio que el calor no le pasaba demasiada factura, y cambió de marcha: «Comecei a apertar, sentinme ben, fun adiantando postos e a falta de dous quilómetros para o final, vin á primeira, vin que fraqueaba un pouco e aumentei o ritmo ata que a pasei». Castroviejo no pudo mantener su ritmo y acabó entrando en la línea de meta con un margen de medio minuto con respecto a su principal competidora, mientras que Sofía Freaza se hacía con la tercera plaza llegando a continuación.
«Estar primeira ou non é algo que non me importa, senón mellorar a marca, e foi por uns segundos», fue el resumen final de la ganadora, una idea que seguramente comparten la gran mayoría de los miles de atletas que afrontan la prueba como un desafío personal y sin más objetivo que colgarse la medalla de finalista que la organización reparte al cruzar la meta recién sacadas de una caja. Como si fueran en tesoro. En realidad, lo son.
Daniel Bargiela y Ana Soutullo se llevaron el triunfo en la cita de 10,5 kilómetros
Una gripe apartó a Daniel Bargiela de la prueba reina, pero al final apostó por los 10,5 kilómetros y se quedó con el triunfo. «Creo que fue un acierto», comentó el ganador, que reconoció que el calor pasó factura. Con 49 años, Bargiela salió a marcar ritmo desde el principio y dominó la carrera en todo momento, plantándose en la línea de meta con un registro de 35:22.
En la carrera femenina, la ourensana Ana Soutullo tuvo más competencia. «O sufrimento lévase mellor porque a Vig-Bay é preciosa», comentó la vencedora, que siempre fue en cabeza, pero con Estefanía González muy cerca. Terminó ganando con 43:59. «Non contaba gañar, con tanta xente anotada, non sabía que rivais ía ter. É inesperado».