Ambas entidades se citaron en el ambigú con el representante de Abanca
20 jul 2024 . Actualizado a las 05:00 h.El cine teatro Fraga abrió ayer sus puertas «a personas ajenas a la obra» para escenificar una operación de compra-venta millonaria. Como no podía ser de otra manera, se citaron en el ambigú, frente a lo que fue el bar, con un montón de testigos. El presidente de la Xunta de Galicia, Alfonso Rueda, acompañado del conselleiro de Facenda, Miguel Corgos, y del conselleiro de Cultura, José López Campos, participaron en la firma de acuerdo entre Xunta, Abanca y Diputación de Pontevedra para adquisición del mítico teatro vigués. La factura ascendió a 9,3 millones de euros. La cuenta se paga a medias: el Gobierno gallego tendrá el 51 % de la propiedad y el ente provincial, el 49 %.
El presidente de la Diputación, Luis López, señaló que «estamos cumprindo un desexo de Vigo, son proxectos estratéxicos que fan cidade e iso é o que se espera de nós, que nos tomemos en serio á xente», señaló sobre un «espazo cerrado referente para a cultura de Galicia», de cuya compra felicitó a la vicepresidenta de la Diputación por el «empeño que puxo dende o minuto un; e a todo o sector cultural».
El presidente Rueda señaló que el acto la rúbrica del acuerdo de compra era un «día moi importante» añadiendo que tenía «especial ilusión en que isto fora unha realidade. Queda moito traballo por facer e hai que poñerse a traballar canto antes», dijo, sin aclarar plazos ni avanzar nada más sobre un proyecto parado durante 13 años sin que nada se supiera del edificio que se quedó congelado en el tiempo. Lo que sí manifestó fue que «a partir de agora, os técnicos da Diputación e a Xunta elaborarán o plan de usos coa participación, en especial, do enorme tecido cultural da cidade para poder diseñar o proxecto constructivo e licitar as obras».
Caixa Galicia adquirió el Fraga antes de la fusión del las cajas. La entidad presentó en el 2007 un proyecto de 25 millones de euros y encargó su reforma al arquitecto César Portela, aunque que no se podía ejecutar hasta el desalojo del otro emblema que albergaba el inmueble en sus sótanos: la discoteca Nova Olimpia, cuyo último baile fue el 26 de agosto de aquel año.
Portela subrayaba su intención de «respetar los valores arquitectónicos, urbanísticos y artísticos», pero una de las grandes preocupaciones de los melómanos era que la obra echase a perder la magnífica acústica del Fraga. La crisis dio al traste con los planes. Las obras se pararon en el 2011. El edificio esperaba mudo a que alguien moviera ficha. La movieron a principios de este mes la Xunta de Galicia y la Diputación de Pontevedra en una jugada maestra que ayer se culminó con la rúbrica de su compra a Abanca. Para ello se hizo necesario un golpe de efecto como el de abrir las puertas del teatro para que los primeros testigos tomen nota de cómo anda la reforma del espacio que cerró el 28 de junio de 1999 con las últimas proyecciones: Lara Croft: Tomb Rider, El regreso de la momia y Una noche con Sabrina Love.
El pleno acordó tras la venta pedir que no se comprase
La operación despertó a la corporación municipal viguesa de su letargo. El anuncio de la compra del Fraga a principios de julio desató críticas. El gobierno local considera que Abanca debería entregar a Vigo gratis este espacio icónico de la ciudad y para ello convocaron ayer un pleno extraordinario fallido, ya que se adelantó la compra y el Fraga ya no era de Abanca, sino de la Xunta y la Diputación.
La propuesta de solicitar su donación logró solo los votos favorables de los socialistas, que son mayoría, ya que el PP se opuso y el BNG se abstuvo. Los nacionalistas rechazaron que la fórmula para el Fraga fuera una donación, porque eso limitaría la posibilidad de recuperar el uso público del inmueble.
El portavoz socialista, Carlos López Font, que recordó el cierre del teatro aseguró que siempre mostraron su interés por el edificio, pero siendo respetuosos mientras Abanca tomaba alguna decisión. «Conocimos por la prensa que la venta fue por 9,3 millones de euros», afeó el concejal, quien lamentó no conocer la «tasación oficial» del edificio a pesar «de haberlo solicitado». Por su parte, el portavoz del PP, Miguel Martín, aseguró que el alcalde, Abel Caballero, en la reunión de junio, le pidió al presidente Rueda que el ayuntamiento vigués pudiera entrar en la compraventa, algo que el regidor negó con la cabeza.