No pudo pasar en silla de ruedas a Castrelos: «Ver a Melendi era el sueño de mi vida»

alejandro martínez VIGO / LA VOZ

VIGO

M.MORALEJO

Padeció la falta de accesos adaptados a la zona gratuita de los conciertos

08 sep 2024 . Actualizado a las 16:38 h.

Una vez más, la historia se repite en los conciertos de Castrelos. Personas que padecen minusvalías se quejan de que sufren discriminación cuando acuden a disfrutar de los espectáculos. Todas las personas tienen derecho a acudir a los conciertos gratuitos, pero quienes van en silla de ruedas no lo tienen tan fácil e incluso imposible. Lo padeció en primera persona Mari Carmen Campos, vecina de Mos, el 17 de agosto. Reconoce que ver en vivo a Melendi era «el sueño de mi vida», por eso se emocionó cuando supo que iba a actuar en la ciudad olívica. Sin embargo, las entradas se agotaron enseguida y no le dio tiempo a comprarlas. Como no podía pagar los precios astronómicos que se ofrecían en la reventa, decidió acudir con tiempo al recinto de Castrelos para poder seguir la actuación desde la zona gratuita. Llegó a las doce del mediodía, con diez horas de antelación. El primer escollo que tuvo que sortear fue la vigilancia a la entrada del parque. No le dejaban pasar y solo lo podían hacer las personas invitadas a una boda que se estaba celebrando en ese momento en el pazo. Al final, pudo convencer a los vigilantes con una excusa para poder acceder al interior con el vehículo. Afirma que, en el área de estacionamiento, había vehículos estacionados en las plazas para personas con movilidad reducida sin tener la correspondiente tarjeta. Aún así su marido aparcó donde pudo y bajaron del coche para dirigirse a la zona del gallinero para ocupar un sitio donde pasar el día.

Pero aquí ya fue donde la barrera se hizo del todo infranqueable. Quien no le dejaba pasar era la propia gente del público que ya estaba en la zona. En su silla de ruedas no se podía abrir hueco entre la multitud para llegar a un espacio desde donde divisar el concierto «Me decían que no les pisara la toalla», recuerda. En vista de que resultaba imposible seguir avanzando, no le quedó más remedio que darse la vuelta y regresar a su casa. Hubiera sido un problema además el momento de ir al baño teniendo que estar allí durante todo el día. Al menos, su hijo de 17 años se quedó y le pudo mandar algunos vídeos por la noche.

«Me entró una impotencia que me dieron ganas de llorar. No lo veía lógico», asegura. «Me parece que el alcalde es mucho de decir !viva Vigo!, pero se olvida de que hay muchas personas con discapacidad a las que nos habría gustado acudir a los conciertos. Vigo no es mejor que Nueva York, el alcalde tiene mucho que aprender nada más salir de la ciudad, de Mos, donde tenemos una alcaldesa que olé por ella, piensa en las personas como nosotros», afirma.

Más quejas

Este verano también se quejaba una persona en silla de ruedas de que no le dejaron comprar cuatro entradas para el concierto de Luis Fonsi, que es el máximo permitido por persona, según se recoge en las condiciones generales de venta de entradas y acceso a los conciertos de Castrelos de este año. Solo le ofrecían dos entradas, una para él y otra para un acompañante. «La norma ponía que toda persona tiene acceso a cuatro entradas y que yo sepa, soy una persona», lamentaba el hombre. En la zona de pago, las personas en silla de ruedas tienen asignada una plataforma de reducidas dimensiones, de la que no se pueden mover.

El año pasado, otra ciudadana también se quejaba de que no le dejaron entrar al concierto de Pablo López con sus muletas. Muy a su pesar, tuvo que dejarlas en la taquilla para acceder al recinto al aire libre de Castrelos en la cita de las fiestas de Vigo. Mientras disfrutaba de la actuación del musico, sufría al mismo tiempo el dolor en una pierna por no poderse apoyar cómodamente.