La pieza, del escultor Javier Diéguez, ya ha sido pagada por la CIG
26 sep 2024 . Actualizado a las 05:00 h.El sindicato CIG realizará hoy, a las 12.00 horas, una concentración frente a la casa del Concello de Vigo para denunciar la negativa del gobierno local a permitir la instalación de un monumento conmemorativo de la huelga general vivida en Vigo en 1972. Antes de la protesta se realizará una asamblea de delegados sindicales en el auditorio municipal durante la que se proyectará el documental Setembro de 1972. Unha folga que mudou a nación galega, acto en el que participará el secretario general de la CIG, Paulo Carril.
A finales del 2021, según explica el secretario comarcal de la CIG Vigo, Alberto Gonçalves, se reunió con concejales del equipo de gobierno vigués para solicitar su colaboración en la ubicación de un monumento de piedra que pagaría el propio sindicato. «Pareceuslles ben, porque nun principio pensaron que queriamos pedirlles diñeiro», recuerda Alberto Gonçalves, que apunta a lo significativo que fue para el movimiento obrero la huelga general de 1972.
En febrero del 2022 solicitaron por registro la colaboración del Concello para ubicar la pieza, realizada por el escultor Javier Diéguez Mosquera, y propusieron el bulevar de Coia «polo significativo que foi naquela folga xa que estaba entre a fábrica de Citroën e os estaleiros». Según señala el secretario comarcal de la CIG, desde el Concello se rechazó la ubicación en Coia y se propuso la zona de O Castro donde están las antenas, para después ofrecer otro espacio en el mismo parque. Esta última opción fue rechazada por la Dirección Xeral de Patrimonio, desde donde se informó al sindicato que el Concello ya sabía que allí no se podía colocar el conjunto escultórico debido a las cautelas arqueológicas. «Ao final, estiveron mareándonos durante dous anos», afirma Alberto Gonçalves, que opina que la desatención es debida «á obcecación do alcalde porque somos a CIG».
La centran sindical nacionalista continuó este año enviando escritos al Concello de Vigo, pero ya no obtuvo ninguna respuesta por lo que ahora han decidido realizar una movilización de protesta.
La escultura está hecha
«Agora temos o monumento morto de risa nunha canteira sen que entendamos a razón», explica el representante sindical. El monumento fue encargado, realizado y pagado por el escultor Javier Diéguez Mosquera, miembro de la Asociación de Canteiros de Galicia. Está conformado por cuatro grandes bloques de piedra, entre 2,3 y 1,2 metros de largo. En cada uno de ellos se han grabado los dígitos del año 1972 y, entre los dos centrales se intuye una estrella roja de cinco puntas.
Desde la CIG se quiere resaltar que en aquella huelga general está el origen del sindicalismo nacionalista, aunque pasaría por varias siglas diferentes y unificaciones antes de confluir en la actual central sindical denominada Confederación Intersindical Galega.
20.000 trabajadores pararon su producción durante dos semanas
Del 10 al 25 de septiembre del año 1972, la ciudad de Vigo vivió una huelga general secundada por 20.000 trabajadores. Cuando el franquismo afrontaba sus últimos años, aunque no por ello mostraba debilidad en las calles, una protesta en Citroën, dirigida a suprimir el trabajo de la tarde de los sábados, provocó el despido de varios trabajadores. Las plantillas de las grandes empresas de la ciudad, como Barreras, Vulcano o Álvarez, se solidarizaron con los despedidos y realizaron paros. A ellos se unieron también pequeños centros de producción.
Para frenar aquel movimiento, el Gobierno envió a Vigo a numerosos efectivos de la Policía Armada para hacer frente en las calles a las protestas obreras. Fueron días de continuos enfrentamientos, con numerosos heridos y detenidos. El transporte público siguió funcionando, pero con la escolta de la policía.
El 21 de septiembre fueron despedidos 5.000 trabajadores de distintas empresas de la ciudad. Se les permitió pedir la readmisión siempre que abandonasen la huelga, pero solo lo hizo un 10 %.
Junto al carácter sindical también fue un paro político en el que estaba inmersa la oposición clandestina al régimen, al igual que había pasado en marzo en Ferrol. La huelga concluyó con 300 personas despedidas definitivamente, detenidos y gente que tuvo que emigrar porque no ya encontró trabajo en la ciudad.