El paseo portuario de Vigo sacrifica los aparcamientos por los astilleros

Luis Carlos Llera Llorente
Luis Carlos llera VIGO / LA VOZ

VIGO

Oscar Vázquez

Atascos de media hora a diario por la eliminación de un carril

14 oct 2024 . Actualizado a las 11:52 h.

La pala de la retroexcavadora Takeuchi da picotazos certeros levantando la acera blanca a las puertas del astillero. Luego, se introduce de nuevo en la tierra y escarba en el asfalto junto a la factoría Ría de Vigo, hoy propiedad del grupo Armón y antes de Hijos de J. Barreras. La constructora Civis Global ha iniciado las obras de la prolongación del paseo portuario en la plaza de la Industria Conservera, un nudo vial que comunica el eje costero y enlaza el centro de la ciudad con Bouzas. Todo el proyecto de humanización desde la zona de Areal hasta el Liceo de la villa marinera supondrá una inversión de 15 millones de euros. Estamos en el arranque del segundo tramo y tiene sus consecuencias.

La excavadora de pequeño tamaño hace giros rápidos y rotundos para depositar los trozos de hormigón y asfalto en la cubeta de un volquete que acumula los escombros de un aparcamiento cerrado ahora y logísticamente importante parra los trabajadores del naval. Las obras obligan a cerrar al público y a los trabajadores de la zona casi medio centenar de plazas de estacionamiento que son usadas por empresas auxiliares. La acera levantada ha eliminado de golpe casi la mitad de lugares para vehículos. Quedan 27 dibujados en batería que, desde ahora, no se pueden usar, pero que en el futuro, cuando se reforme la plaza, se recuperarán.

La zona va a estar en obras «hasta Navidades o más allá» ya que queda todavía remodelar todo el aparcamiento y prolongar el carril bici que es una acera de cuatro metros compartida con los peatones, que son los principales usuarios. Se trata de un recorrido de kilómetro y medio y la supresión de los párkings para las auxiliares del naval viene a sumarse a las dificultades para aparcar en toda la zona de Beiramar, donde la humanización previa ya se cobró muchos estacionamientos utilizados habitualmente por empresas de la zona.

Oscar Vázquez

Vestido con indumentaria de trabajo, el empresario José Antonio Ramírez, proveedor de los astilleros, señala que se ha acercado «por cuestiones de trabajo y he tenido que dejar el coche mal aparcado delante del auditorio, porque no hay ningún sitio por las obras. El Puerto debería habilitar los espacios muertos, como las naves abandonadas, para aparcar».

Los trabajos en la plaza de la Industria Conservera van a suponer la eliminación del seto que actualmente separa muy bien el tráfico del aparcamiento creando una franja protectora de más de un metro y medio de altura contra la contaminación generada por el rebufo de los coches. Este seto, compuesto por plantas diversas, no se cuida mucho y sus entrañas están llenas de restos deltas de cerveza, refrescos, envoltorios de comida ocultos en la vegetación. Han surgido zarzas silvestres que no se han eliminado. Los jardineros, aparentemente, no se esmeran. Es terreno portuario y los empleados de las zonas verdes del puerto limpian más la parte del paseo de As Avenidas y la plaza de la Estrella que, en ocasiones, les da mucho trabajo por los restos del botellón. En lugar del seto se plantarán algunos árboles, que no amortiguan de la misma manera el ruido ni el humo. 

Molestas diarias

El tráfico que generan los astilleros, en plena alza productiva, hace que en las horas de entrada y salida se generen atascos monumentales porque hay cientos de trabajadores y vehículos circulando. «A veces estas atrapado media hora», señala Leandro un empleado de Euromáster, un taller de referencia de la zona que está lleno de coches y furgonetas que aparcan como pueden a la espera de les llegue su turno de reparación.

Las nuevas obras han dañado ligeramente el tramo de paseo ya construido por Beiramar y que llega hasta O Berbés. Un pequeño error de cálculo ha partido un trozo de hormigón, un error que se subsanará cuando se acabe la reforma. La nueva placa del paseo tiene unos ocho centímetros de profundidad. Las personas que salen a caminar y a correr están deseando que se acabe la obra para proseguir su ruta hasta el Liceo de Bouzas. «Salgo todos los días a andar y llego solo al coche que esta ahí por las obras y regreso al Arenal. Recorro seis kilómetros», dice mientras reanuda la marcha para no enfriarse.

El presidente del Puerto y la conselleira de Infraestruturas visitaron este viernes las obras. Confían en que acaben en dos meses.