Una serpiente gigante reinaba en la cumbre de la ría de Vigo

Pedro Rodríguez Villar
Pedro Rodríguez VIGO / LA VOZ

VIGO

M.MORALEJO

La Cova da Becha en la Serra do Galiñeiro era el hogar de un animal mitológico al que se le debía dejar un cuenco de leche para proteger al ganado

27 oct 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

«Contaban que aquí vivía unha serpe xigante. Alimentábase do gando da xente de Vincios e Zamáns e, para evitalo, os veciños ofrecíanlles cuncas de leite», explica el etnógrafo del Instituto de Estudos Miñoranos, Xilberte Manso. En Galicia, como en todos los lugares del mundo, los fenómenos que no se entendían se explicaban con cuentos. Un día una peste asesinaba a los animales a montones y se atribuía a algún «meigallo ou ser mitolóxico». Así nació la historia de la Cova da Becha, el hogar de una serpiente gigante en lo alto de la Serra do Galiñeiro.

La ladera que desciende a la parroquia de Zamáns era lugar de pasto para el ganado de los vecinos. Hoy, los animales han desaparecido, pero en la subida a la cueva aún aguantan tres caballos que pacen tranquilamente en sus parcelas. «Son primos irmás dos garranos da Groba», indica Xilberte. Las leyendas, como la de la Becha, se fueron con los animales y sus dueños. «Os vellos van morrendo e con eles as súas historias», indica Xilberte. Las laderas del monte se vaciaron de historias y de vecinos. Los tiempos cambian, los trabajos también. Los vecinos dejan de trabajar la tierra y las piedras se quedan sin las historias que las explican. La Cova da Becha es una cavidad dentro de un gran «penedo». Ancha en su boca, estrecha en el fondo. En su interior el espacio se achica a cada paso hasta que no se puede avanzar más. La cueva no termina ahí, se extiende en pequeñas cavidades por las que puede reptar un animal o una serpiente gigante.

«Nestes oquiños e onde deixaban os veciños as cuncas de leite», indica Xilberte. También se ponían velas encendidas e, «tempo antes, tamén se podía deixar algún año a súa porta». Estas ofrendas querían aplacar el hambre de la serpiente. La becha era la culpable de que el ganado no creciera. Se decía que cuando un animal paría, la serpiente lo engatusaba para alimentarse de su leche. La dejaba seca y no podía alimentar a sus crías. La leyenda del Galiñeiro tiene una estructura similar a «de outras tantas bechas que existen por Galicia», aunque de esta, «según se ten recollido en varias publicacións, non se ten contado que comía persoas ou grandes animais», indica Xilberte. Esto se puede deber a que, pese a que había manadas de lobos en la zona, su población estaba más amenazada que en otras zonas de Galicia. «De feito, aquí xa non quedan dende hai anos», indica Xilberte. La caza y grandes infraestructuras, como la autopista del Atlántico, los desterraron de la sierra.

Leyendas como la de la Becha de la Serra do Galiñeiro también son un legado de la forma de entender el mundo de una población que creció entre el cristianismo y los dioses antiguos. «Antes a xente cría nos deuses da natureza, en seres máxicos que vivían entre nós e que tiñan directa influencia nas cousas que pasaban», explica Xilberte. Estos seres y leyendas sobrevivieron a la cristianización con la tradición oral. Sus historias saltaron de generación en generación a través de cuentos que «hoxe xa están a desaparecer», lamenta Xilberte.

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A la cueva se puede llegar por tres caminos. Uno subiendo desde el merendero del Galiñeiro en Vincios. Hay un sendero que sube en vertical hacia las rocas de la cima. Allí, hay un pequeño edificio que sirve de refugio a los montañeros que practican escalada en las rocas verticales de la sierra. «Esta vía é a máis dura de todas», recoñece Xilberte. También es de las más rápidas si se viene de O Val Miñor. Además, por este camino se pasa al lado de la antigua fortaleza de la sierra: el Castelo do Galiñeiro, una antigua base militar de la Edad Media de la que aún se pueden distinguir algunos restos.

Otro de los caminos también parte del merendero, pero rodea la ladera más empinada de la montaña en una vía más amplía, apta por un todoterreno. Al avanzar, lo que debe ser un kilómetro, una vía de tierra, por la que estos días baja un pequeño regato, se abre entre la vegetación. Al fondo del camino, se distingue la Cova da Becha. Aunque, la vía más cómoda es la que sube desde Zamáns porque la pendiente es menos elevada.

Al llegar a la Cova da Becha, ya no se encontrará a la serpiente. Hoy, el lugar es refugio del ganado cuando llueve. También es difícil encontrar cuencos de leche. La leyenda y el miedo se han desvanecido con la memoria que se apaga con los mayores. Hoy, la becha ya no reina en lo alto de la ría de Vigo.