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Tres recibir 38 goles en siete partidos el equipo de Raba remontó en el octavo
29 oct 2024 . Actualizado a las 08:00 h.El Rápido de Bouzas, en plena reconstrucción, perdió los siete primeros partidos. Cinco de ellos, de una forma abultada -llevan 40 goles en contra- y los dos siguientes, por un margen de dos goles. A la octava, ante un rival de arriba y pese a comenzar perdiendo, llegó la primera victoria en la Preferente, categoría a la que cayeron esta temporada después del año más convulso de la historia de la entidad. Pero el triunfo sobre el Atios (2-5) no cambia la hoja de ruta de un equipo plagado de juventud que antepone crecer y aprender a los resultados.
«Dende o partido do Barco, que perdemos 0-6 na casa, a melloría foi moi considerable», comenta Alberto Rabadán Soto, el entrenador del cuadro aurinegro. Raba (su nombre de guerra) recuerda que ante los valdeorreses no merecieron «ese resultado nin de broma; logo en Matamá, non era un partido para caer 2-0, e co Juvenil de Ponteareas merecemos máis que empatar aínda que acabamos perdendo igual».
Pero esas tres contiendas fueron el paso para asaltar O Carballo y endosar un 2-5 al Atios. «O outro día púxose todo de cara», dice sincero. El entrenador comenta que para sus jugadores comenzar perdiendo es lo de menos. «A estes rapaces que non teñen experiencia non lles pesa iso. Eles seguen xogando do mesmo xeito e dálles un pouco igual, actúan con naturalidade». Incluso en la recta final para nada sintieron el vértigo de la primera victoria: «Non había nerviosismo ningún. É pola inexperiencia».
Ganar al Atios no lo consideran un punto de inflexión. Ese llegó tras recibir un 9-0 del filial del Pontevedra. «Logo de perder, un xogador dixo que ninguén nos ía vir a solucionar os nosos problemas, que os tiñamos que solucionar nós. Iso fíxolle ver que é así e a partir de aí foi a mellor». La frase no solo retumbó en los intramuros del Pujales, sino que llegó a la mente del joven elenco boucista.
De un modo paralelo, comenzó a cuajar la idea de juego de un Raba que guarda su esquema táctico como si de un chef con estrella Michelín se tratase. «O noso estilo de xogo é un pouco diferente aos dos demais e tamén nos dá unha pequena vantaxe. Son cousas que suman», mientras se niega en redondo a dar pistas. Solo una: «Tratamos de ter o balón o máximo tempo posible para que nos ataquen o menos posible». También que, por norma, trata de jugar con dos delanteros.
El realismo de Raba
Ganar el primer partido no supone para ellos comenzar a pensar en una salvación que ahora tienen a seis puntos. Raba aplaca la euforia: «Non é un obxectivo real, é máis un desexo e unha ilusión. Os outros equipos son superiores a nós, incluso os que están pegados na clasificación. Teñen máis experiencia e peso específico, pero a diferenza podemos acurtala, dependerá da nosa evolución».
En el club también son conscientes del escenario y no existen las prisas: «Estou traballando cunha tranquilidade absoluta. Breogán e Roberto (los coordinadores) transmítenme confianza total, que hai que reconstruír un edificio que a nivel deportivo estaba mal». El reto es que los jugadores crezcan y en caso de descenso a Primera Galicia, tengan las bases del futuro sentadas.
Raba, que se define como un hombre de retos y que agradece la libertad que tiene para trabajar, tiene en estos momentos una misión inmediata, quitarles de la cabeza la obsesión de la segunda victoria a sus jugadores. No porque renuncie a ella, sino porque en este proyecto el trabajo está por encima del resultado, que siempre debe ser una consecuencia. «Os xogadores que non pensen en vitorias, só en seguir traballando co noso estilo sen pensar no resultado. Seguir facendo as cousas que nos marcan a diferenza e os poucos puntos fortes que temos potencialos e tratar de minimizar os puntos fortes do rival. Os resultados teñen que ser unha consecuencia de facer as cousas moi ben».