«Cuando estoy jugando al ping pong me olvido de que tengo párkinson»

Monica Torres
mónica torres O ROSAL / LA VOZ

VIGO

cedida

José Manuel Alonso, de O Rosal, es subcampeón del mundo de tenis de mesa

08 nov 2024 . Actualizado a las 02:24 h.

La dificultad para escribir fue su primer síntoma. A partir de entonces, la vida de José Manuel Alonso y de su familia cambió por completo. Le diagnosticaron párkinson hace catorce años, con tan solo 40. Su nueva compañera no le era desconocida porque su padre llevaba mucho tiempo batallando contra esta enfermedad, aunque a él se le había declarado con 70 años. «Fue un golpe muy duro porque era joven y ya sabía a lo que me iba a tener que enfrentar», explica el vecino de O Rosal. Su testimonio es el de un hombre que, lejos de hundirse, se ha crecido. Tras una operación de electroestimulación cerebral profunda, cuando ya estaba abocado a una silla de ruedas y muchas horas de trabajo personal, ha logrado subirse al podio en campeonatos del mundo de tenis de mesa.

«Cuando juego me olvido de que tengo una enfermedad», asegura tras volver de la localidad francesa de Metz, donde disputó el mundial de tenis de mesa con párkinson, con la medalla de plata que lo acredita como subcampeón en la categoría 3. Quiere que su experiencia sirva para ayudar a otros a encarar la enfermedad neurodegenerativa más frecuente en personas mayores de 50 años, tras el alzhéimer.

A José Manuel Alonso, la medicación le funcionó bastante bien al principio, pero llegó un momento en que los efectos secundarios eran demasiado peligrosos y la evolución no era la deseable. «Probé toda la medicación que había, era como una cobaya. Llegué a tomar hasta veinte pastillas al día. Si no, no podía comer, ni hablar ni tragar», recuerda. Lo había intentado todo, pero el tratamiento farmacológico ya no podía mejorar su calidad de vida y había riesgo hasta de desarrollar una esquizofrenia. «Se me bloqueaba la pierna derecha, se subía el gemelo y también el cuádriceps, tenía que darle masajes para desbloquearla. Me dijeron que estaría abocado a la silla de ruedas», dice. Entonces llegó su salvoconducto. «Me derivaron al hospital de Santiago y me hicieron la cirugía de estimulación cerebral profunda.

«Con la operación ahora me muevo bastante mejor, aunque la enfermedad sigue su camino», confirma. Esa intervención, que consiste en implantar un dispositivo médico similar a un marcapasos cardíaco para administrar estimulación eléctrica en áreas muy concretas del cerebro, le dio una nueva oportunidad hace dos años y José Manuel la exprime al máximo. «Estoy mucho mejor, aunque sigo con alteración del habla y episodios de fatiga extrema», dice.

Enfrenta el párkinson con deportividad y, además de acudir al logopeda o al fisioterapeuta, también va al gimnasio para reforzar la musculatura y hasta a clases de inglés». Había jugado de pequeño al ping pong y cuando lo retomó, comenzó a descubrir sus beneficios para el cuerpo y el espíritu. Debutó hace dos años en el Open de Estoril de Párkinson, donde conoció a otras muchas personas que también ponían en práctica los beneficios de esta deporte y, desde entonces sigue haciendo podio, fuera y dentro del circuito oficial.

«El ping pong me hace estar más ágil y despierto. Cuando estás jugando parece que no está la enfermedad», sostiene mientras entrena. Lo hace tres veces por semana en el Círculo Recreativo de O Porriño. Su experiencia evidencia los beneficios de una práctica que «mejora mi calidad de vida diaria». Por ello quiere invitar a jugar a cuantas personas tengan que enfrentar su diagnóstico. «Mi periplo viajero comenzó en Estoril, pero después fui a Croacia al campeonato del mundo de ping pong, el año pasado estuve en el de Austria y este año tocó tenis de mesa en Francia. Además, fui al campeonato de España de Guadalajara y a varios Open en Portugal, Suiza y Alemania», repasa este rosaleiro que enfrenta el párkinson a raquetazo limpio.