Duelo de porterías de los Pereiro Troncoso

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Los hermanos Brais, guardameta del Alondras, y Kevin, del Valladares, estuvieron cara a cara por primera vez la pasada jornada

23 ene 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

«En un fin de semana normal, nuestra madre sufre en cada partido cuando el balón pasa del medio campo hacia un lado. Esta vez, le tocó sufrir todo el tiempo». Son palabras de Kevin Pereiro Troncoso, el menor de dos hermanos porteros que el domingo se enfrentaron por primera vez. Él, defendiendo la meta del Valladares en su primer partido de la temporada tras superar una lesión, y Brais, que le saca diez años y ha sido su entrenador de toda la vida, en la del Alondras. Ganó el benjamín.

Verse las caras en un partido es algo que llegaron a pensar que nunca ocurriría. «Con la diferencia de edad, era complicado coincidir en el verde», dice Brais (O Porriño, 1991), que califica como «alegría inmensa» poder haberlo vivido. Ninguno lo imaginaba que sería este fin de semana, dada la situación de Kevin (O Porriño, 2001). «Llevo dos meses entrenando después de haber tenido un dedo escayolado. Fue una sorpresa. No lo supe hasta justo antes de empezar a calentar», cuenta.

Su entrenador, Ita, tenía muy presente que iba a ser especial para él poder jugar este partido y lo tuvo en cuenta. «Me iba preguntando durante la semana si estaba bien, pero nunca me dio pistas de que iba a jugar. Mantuvo la tensión hasta el último momento», cuenta divertido. Pero le quiso dar este premio: «Tenemos muy buena relación y se lo agradezco mucho. Es una experiencia que no se vive todos los días y no sé si se volverá a dar».

El Pereiro Troncoso del Alondras dice que tenía «mucha ilusión» de poder enfrentarse y la posibilidad tampoco pasaba inadvertida en el vestuario cangués. «Somos dos equipos de la zona que nos conocemos mucho entre nosotros y había esa incertidumbre de si él jugaría», dice al tiempo que rememora que Kevin se hizo portero siguiendo sus pasos. «Me veía y sí que fue por mí. Luego, lo entrené desde pequeño, he visto su crecimiento y evolución y estoy orgulloso de cómo lo está haciendo, cómo disfruta con el fútbol y progresa cada día», ahonda.

Los padres de ambos, que no tienen más hermanos, estaban en la grada junto a la mujer de Brais. «Lo ideal para ellos era que los dos lo hiciésemos perfecto y sin goles. El 0-0 era lo ideal», afirma Kevin. Su hermano lo constata: «Estaban con el corazón dividido, preferían que no hubiera pasado nada».

En todo caso, asumieron con naturalidad el resultado -no sin vaciles posteriores- y se fueron todos juntos a cenar. «Comentamos las acciones del partido y demás», revela el mayor con normalidad. «Fue un partido igualado en el que nosotros no dimos nuestra mejor versión y yo no tuve mucho trabajo. Él, después de seis meses parado, fue de menos a más y acabó haciendo una gran actuación», apunta Brais cuando se le pide una valoración de ambos. Kevin señala: «Tuve una acción desafortunada y provoco yo un penalti, pero el resto, bien. Brais estuvo bien, creo que no puede hacer nada en ninguno de los goles». Acabaron 2-3; los puntos, para el más necesitado de los dos equipos que protaonizaban este derbi.