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Compuesto y sin campeonato del mundo por un fallo informático

LA VOZ VIGO

VIGO

CEDIDA

El guardés Damián Alonso hubiera sido plata en remoergómetro en su categoría, pero su regata no fue válida en una prueba celebrada online

20 feb 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

Damián Alonso (A Guarda, 1982) se disponía a participar el pasado fin de semana en el Campeonato del Mundo de remoergómetro 500 metros, celebrado online. Sin embargo, un fallo informático le dejó fuera, aunque él quiso completar una regata que, con el tiempo que firmó, le hubiera dado el subcampeonato. Defiende que la modalidad a distancia estaba bien para la pandemia —fue cuando se instauró— pero que pasada esa etapa, lo ideal sería competir en una sede «con garantías» y sin exponerse a este tipo de fallos.

Desde la organización alegan que fue «un fallo de conexión», si bien «hubo más gente afectada» y el guardés asegura que no tiene ningún tipo de problema con Internet en su día a día. «Había sobre 800 personas inscritas y hay 126 de las que no aparecen los tiempos. Siempre hay gente que se apunta y luego no compite, pero es una cifra muy alta. Ha habido muchas quejas», dice. Admite estar «fastidiado» por lo ocurrido, asumiendo a la vez que «no hay nada que hacer».

Explica que nadie sabe por qué una vez que ya se había retomado la competición presencial tras la pandemia, se ha vuelto a la online. «Nos gusta estar con la gente, competir de tú a tú y en igualdad de condiciones, con todo lo que eso conlleva. De esa forma, las máquinas las pone la organización y el viaje es para todos», ahonda. Y deja caer que «aunque hay unas medidas de seguridad -en la competición online- para cerciorarse de quién hace la prueba, si quieres ser malo, por así decirlo, puedes».

El caso es que él se conectó para hacer la prueba y todo iba bien. «El servidor nos manda datos a nuestro ordenador y vamos viendo cómo van las regatas anteriores, como en la televisión. La mía era a las 11.50 y en la anterior, diez minutos antes, veo que hubo un par de errores, de salidas falsas», relata. Ahí asumió que le aguardaba un retraso. «Pero veía que tardaban mucho en dar otra salida, y no la daban no la daban… La espera era más de lo normal», añade.

Así que cogió el móvil y comprobó que ya estaban los resultados de la prueba en la que él tenía que haber competido. «Me puse enseguida en contacto con la organización y con la Federación Española, que también me echó una mano por si se podía hacer algo más de presión», indica. Pero en la Federación Internacional le dijeron que «no habían recibido datos de la regata en ningún momento». «Sí les entró mi conexión, con un código secreto que te mandan al móvil. Pero en el momento en que dieron la salida, vieron que no estaba», lamenta.

Para más inri, si hubiera tomado la salida y el fallo de conexión se hubiera producido durante la prueba, no hubiera pasado nada. «Si ven que sales, como estás obligado a grabarte en vídeo en una sola toma, donde se vea todo bien, no hay problema. Porque tu máquina, aunque no esté conectada, va a registrar el tiempo», apunta. De modo que si se envía el vídeo y ellos entran en la máquina y comprueban el resultado, se da por bueno. En su caso, el problema es que ni siquiera tomó la salida porque no tuvo constancia del momento en que debía hacerlo.

Alonso se quedó sin participar y sin la posible medalla, pues su tiempo hubiera sido de subcampeón. «El problema fue en una eliminatoria muy asequible, que pasaban los 50 primeros, un trámite», aclara. Por los tiempos en que se mueve, también habría pasado a la final. Así que lo que decidió hacer fue ver la final por YouTube y remarla con los participantes por su cuenta. «Con mi tiempo, quedaba segundo. Lo hice para demostrarme a mí mismo que podía estar ahí», sentencia. Este fin de semana es la prueba de 2.000 metros; no tiene claro si probar o desistir de antemano.