Los subversivos de Coia plantan cara al régimen

Jorge Lamas Dono
jorge lamas VIGO / LA VOZ

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Manifestación estudiantil de comienzos de los años ochenta en Vigo
Manifestación estudiantil de comienzos de los años ochenta en Vigo Benito

Educación cerró durante diez días de febrero y marzo de 1975 el instituto de VIgo tras registrarse numerosos incidentes. Fueron sancionados tres profesores, entre ellos Xosé Luis Méndez Ferrín

26 feb 2025 . Actualizado a las 01:06 h.

El 25 de febrero de 1975, al llegar a sus clases matinales, los alumnos del Instituto de Enseñanza Media de Coia se encontraron el centro cerrado por tiempo indefinido. Se convirtió en lo que el régimen franquista solía señalar como «nidos de rojos» donde había reuniones de subversivos. En la puerta, un aviso comunicaba el cierre en vista de las «continuadas y repetidas alteraciones del orden académico», como explicaba al día siguiente La Voz de Galicia. Cerca de la entrada se situaban agentes de la Policía Armada, con cascos en la cabeza, para garantizar la orden de cierre dictada por la Delegación del Ministerio de Educación y Ciencia. La medida dejaba sin clases a 1.265 estudiantes, que iban desde EGB hasta bachillerato.

El último año de vida de Franco había empezado con gran agitación en las aulas viguesas. A mediados de enero, los estudiantes de la Escuela de Formación Profesional de la Iglesia, magisterio, estaban en huelga y habían logrado la solidaridad de los alumnos del instituto de Coia y los de Económicas. De fondo estaba la oposición estudiantil a la dictadura, por lo que cualquier motivo se consideraba bueno para rebelarse.

A partir del 20 de febrero, los institutos de Coia, O Calvario, A Guía y el mixto de Cangas comenzaron a hacer paros, a lo que siguieron detenciones policiales y la expulsión de varios estudiantes del instituto, aunque la dirección los calificó como «exclusiones». Estos hechos revolucionaron más el ambiente en las aulas, llegándose a registrar insultos contra algún profesor. La situación provocó la advertencia de la delegación provincial de Educación. «Tras un ponderado estudio de la gravísima situación planteada, y antes de adoptar medidas extremas, que podrían llegar al cierre absoluto o temporal de los centras afectados, se ha llegado a un acuerdo conciliatorio, en el sentido de que cada uno de estos centros, envíe un aviso personal a los padres de los alumnos, indicándoles que de persistir sus hijos en las posturas últimamente manifestadas se aplicarán inexorablemente las normas del Reglamento de los Centros Oficiales», señalaba la nota. Pero no calmó la situación en Coia, por lo que fue cerrado.

Al día siguiente, los estudiantes obtenían la solidaridad pública del Colegio de Doctores y Licenciados de Filosofía, mientras que los estudiantes de A Guía desalojaban voluntariamente el instituto. Esta situación también se estaba produciendo en otras ciudades, como Valladolid, donde se llegó a cerrar la universidad, o Gijón.

El 27 de febrero, Educación reabría el instituto, pero solo dejaba pasar a 60 alumnos. Aunque no se pudo determinar la autoría, en esos mismos días ardió el vehículo del director del instituto de Coia, Luis Curiel. En esa misma jornada, un grupo de alumnas del Instituto Femenino emitían un comunicado en La Voz en el que se posicionaban en contra de las acciones de sus compañeros de Coia y reprobaban el atentado contra el coche del director.

Por su parte, los profesores del instituto de Cangas criticaban la nota de la delegación de Educación y enumeraban las carencias de la mayoría de los institutos. Una buena lista.

Ya el 28 de febrero volvían al instituto de Coia los alumnos del bachillerato nocturno y los de EGB, pero 825 continuaban sin poder reanudar sus estudios. Tres días después era publicada en La Voz una carta de los alumnos, padres y profesores del instituto reclamando la readmisión de todos, al tiempo que manifestaban su desacuerdo con las detenciones e interrogatorios a los que se sometió a varios alumnos y se sumaban apoyos de centros educativos de toda Galicia, como los alumnos de Derecho de Santiago. Pero ese mismo día, la dirección insistía en que no se había expulsado a ningún alumno.

Pero en aquel conflicto también fueron expedientados varios profesores, a los que algunos padres calificaron como subversivos. Fueron el catedrático de Filosofía Leónides de Carlos Ardanaz, la profesora agregada de Física y Química Carmen Arnoso Calvo y el catedrático de Literatura Xosé Luis Méndez Ferrín. El Colegio Oficial de Doctores y Licenciados en Filosofía y Letras y en Ciencias de la provincia de Pontevedra salió en su defensa con un comunicado publicado en La Voz de Galicia. Ocurrió lo mismo con otros tres profesores del instituto de Cangas: Mayte Otero, Francisco Rodríguez, que luego sería dirigente del BNG, y el escritor Carlos Casares.

Tras numerosos cruces de acusaciones y reproches entre distintas asociaciones, el martes 12 de marzo se reanudaban las clases. A la entrada del centro se identificaba a los alumnos porque los padres temían que se colarán personas ajenas al estudiantado con el ánimo de alborotar.

Si bien se solucionó el asunto estudiantil, el problema generado por las sanciones a los profesores siguió acrecentándose con numerosas adhesiones procedentes de toda Galicia. Sin embargo, las tensiones vividas en el instituto de Coia provocaron que las calificaciones finales experimentaron un elevado número de suspensos, además de que el 37 % de los alumnos no superaron las pruebas de selectividad para el acceso a la universidad, dando el porcentaje más alto de todos los centros del distrito universitario de Santiago.