Las especies invasoras se frenan si se actúa a tiempo

Antón lois AMIGOS DA TERRA VIGO@TIERRA.ORG

VIGO

CARLOS CORTÉS

El mosquito tigre y las «velutinas del mar» son los últimos grupos en detectarse en el entorno de la ría

16 mar 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

Publicaba La Voz esta semana el mapa actualizado de retirada de nidos de avispa asiática en Galicia. La noticia se acompañaba de mapas en los que se iba viendo la expansión de la velutina en los últimos años desde aquel primer nido localizado en Burela a finales de 2012. Solo un año después aparecían sus primeros nidos en Vigo y Baiona. En apenas doce años la especie conquistó toda Galicia.

Justo la misma semana en la que se publicaba también como el alga invasora de agua dulce egeria densa, o lavaza, empieza a estar presente en la mayoría de los ríos del sur de la provincia y avanza imparable hasta el punto de ser ya prácticamente imposible de erradicar desde que se detectó su presencia en curso bajo del Miño seguramente también hace unos doce años. En poco tiempo amplias zonas del Tea y el Umia estaban también invadidas. Ambas especies tienen algo en común que comparten en general con todas las especies invasoras. Se trata de un proceso en tres fases: cuando se confirma su presencia la zona invadida es todavía pequeña concreta y localizada. No se actúa inmediatamente, cuando el área todavía es abarcable, y las especies invasoras (que avanzan a un ritmo muy superior al de las burocracias administrativas) van conquistando exponencialmente nuevos territorios. Por fin, cuando se empiezan a tomar medidas y a actuar, la especie invasora ya es imposible de erradicar y a lo más que podemos aspirar, con suerte y mucho esfuerzo y recursos materiales y económicos, es a controlarla y evitar que aumente excesivamente su expansión.

Grandes pérdidas

Convendría recordar que, tras la destrucción de sus hábitats, las especies invasoras son el principal problema a nivel global para la conservación de la biodiversidad. Pero como parece que solamente le otorgamos valor a las cosas cuando le fijamos un precio, estaría bien mencionar que un informe de la ONU cifra en 390.000 millones de euros al año las pérdidas que producen a la economía mundial las especies invasoras. Podríamos pensar que, tras tanto tiempo cometiendo el error de no actuar de forma inmediata en cuanto se detecta la presencia de una especie invasora y dejar pasar el tiempo hasta que ya resulta incontrolable, algo hemos aprendido. Lo cierto es que los equipos científicos de los grupos de invasiones biológicas de la Universidad funcionan cada vez mejor, y las alertas se hacen a tiempo, cuando todavía el problema es abarcable.

 Pongamos un par de ejemplo. El pasado verano se detectó por primera vez en la ría de Vigo una nueva especie de alga invasora, la rugulopteryx okamurae (tan agresiva que se la conoce como «la velutina del mar»). También en el mar se detectaba en las Rías Baixas en el 2015 la pyura hedmani, un tunicado primo de las llamadas jeringas de mar en la ría de Arousa (¿estará ya en la ría de Vigo?). El aumento medio de las temperaturas del mar es uno de los factores clave que explican que sean ya más de 50 las especies invasoras marinas que han colonizado nuestras costas, pero el problema llega por tierra, mar y aire, y se suma a las 32 especies de flora y las 20 de fauna invasora.

 En agosto de 2023 llegaba la, de momento, última invasión pues se notificaba en Moaña la primera alerta de presencia del mosquito tigre en Galicia, solo un año después ya está presente prácticamente en todos los concellos de la ría. Una vez detectadas estas, de momento, tres últimas especies invasoras, ¿les parece que se esté actuando de forma intensa e inmediata para su erradicación cuando todavía estamos a tiempo de evitar que se descontrolen?