135 años de escultura pública en Vigo

Jorge Lamas Dono
jorge lamas VIGO / LA VOZ

VIGO

Mercedes Bangueses reúne en un libro más de 200 obras ubicadas en distintos lugares del municipio

28 may 2025 . Actualizado a las 01:37 h.

Dice Mercedes Bangueses que la divulgación y el conocimiento son la receta adecuada para que la ciudadanía dé valor y, por lo tanto, respete el patrimonio público. Su reflexión está dirigida, en este caso, a la escultura pública de Vigo, objeto de su más reciente estudio, que se plasma en el libro homónimo que presentará el jueves, 29 de mayo a las 19.30 horas, en la sede del Instituto de Estudios Vigueses (Cánovas del Castillo nº 2 ? 2º), del que es miembro numerario.

En ese espléndido libro se resumen parte de los diez años de trabajo que le han llevado a recorrer esos numerosos monumentos escultóricos que acompañan a diario a la población viguesa. Escultura pública de Vigo complementa un libro anterior dedicado a los bustos, monumentos conmemorativos y placas. «Más que para dar visibilidad, porque ya la tienen al tratarse de esculturas que están en las calles, propongo poner el foco y llevar un poco a interrogarnos, qué sabemos de ellas, qué simbolizan, por qué están donde están y, de alguna manera, divulgar la importancia de estas obras para que la ciudadanía las conozca, las valore, las respete y las cuide», dice la doctora en Historia del Arte por la Universidad de Santiago.

M.MORALEJO

En esta ocasión, Mercedes Bangueses reúne en su libro más de doscientas esculturas que recorren 135 años, aunque no se olvida del Neptuno barroco que en su día coronó una fuente situada en la actual Porta do Sol y que en la actualidad está situada en los jardines del Pazo Quiñones de León. «Hice un recorrido cronológico, partiendo de la escultura decimonónica _la primera escultura que se instala es la del monumento a Méndez Núñez, en la plaza de Compostela, que se inauguró en 1890_, hasta la última, que además nos queda fenomenal porque también se vuelve a poner en Alameda, que es el monumento dedicado a Domingo Villar. Hago así un recorrido cronológico partiendo de finales del siglo XIX, todo el siglo XX, con todo lo que eso conlleva, y el siglo XXI, que de momento tenemos contabilizadas 37 esculturas en este nuevo milenio», explica la investigadora.

El libro no se limita a una enumeración de esculturas, sino que amplía los conocimientos tanto del representado como del autor, con una gran cantidad de fotografías que, en algunos casos, inciden en detalles que pueden pasar desapercibidos en una mirada fugaz. «Dentro de esa cronología hay una contextualización histórica, porque no se puede entender ni la escultura, ni ninguna obra de arte, sin el contexto histórico que de alguna forma influye al artista para crear lo que crea», explica la autora del libro.

Tras los decimonónicos monumentos dedicados a Casto Méndez Núñez y a José Elduayen, el libro se introduce en el siglo XX para subrayar la importancia de personas, como el ingeniero del puerto Eduardo Cabello y el empresario y filántropo José García Barbón.

Desde mediados del siglo XX, la escultura pública viguesa centra su mirada en temas genéricos, como pueden ser la emigración, con representación en la plaza de América, o la relación de Vigo con el mar, bien representada con el monumento al pescador en O Berbés. «Ya en los años 80, titulé el capítulo Camino a la libertad, porque es una apertura y hay un cambia el lenguaje, de forma y de planteamiento; tiene su culmen con el monumento a Europa, de Oliveira, que está en la avenida de Samil», continúa relatando Mercedes Bangueses.

A partir de los años noventa, la ciudad experimenta, en su relación con la escultura pública, una transformación total basada en la nueva estética. Es el momento de la Porta do Atlántico, de Silverio Rivas; Os Cabalos, de Oliveira; o el Sireno, de Francisco Leiro.

«No quise realizar una diferenciación por el nivel artístico de las obras porque, en parte, es bastante subjetivo eso y la experiencia nos lo demuestra. En su día, no se llegó a inaugurar el Sireno, de Leiro, que él llamó Home peixe, debido la polémica que generó su presencia en la Porta do Sol, sin embargo, hoy es uno referentes de la ciudad», afirma la autora del trabajo.

Camilo Nogueira

El nombre que más se repite en este estudio es el del escultor Camilo Nogueira Martínez, y no solo por su labor como autor, sino también por haber sido profesor en la Escola Municipal de Artes e Oficios, una escuela que hay que reivindicar porque de ella salieron grandes artistas, como Silverio Rivas, Xoán Piñeiro o Antonio Davila. «También destacaría la Escola de Canteiros de Poio porque mantienen una filosofía de cuidado de la piedra, de lo que significó el trabajo de estos canteros que en la ciudad no solo se ven en la escultura, sino también en toda la arquitectura», afirma Mercedes Bangueses. Y lo dice porque, en ocasiones, la ausencia de estos especialistas impide que se puedan restaurar piezas, como es el caso de La gran familia, de Camilo Nogueira, hoy en día colocada en un andamio en las instalaciones municipales de Santa Cristina.

El libro marca un hito en la catalogación y estudio de la escultura pública viguesa, tanto por sus detallados contenidos como por la atractiva maquetación realizada por Pablo Gutiérrez, de Obradoiro Gráfico.