
El técnico vigués de fútbol sala quiere recuperar la esencia y afronta un proyecto en un club marcado por su labor social y con una gran base
26 jun 2025 . Actualizado a las 05:00 h.Dieciséis años después de iniciar su andadura en el Bembrive de fútbol sala, Pitu se hizo a un lado. Consideraba que su proyecto estaba acabado y dejó los banquillos del fútbol. Sin embargo, unos meses después, acaba de aceptar la propuesta del Pecheches para dirigir a tres equipos y ayudar en la estructura de club. En este caso, no se trata de un proyecto cualquiera, sino trabajar un club con una profunda vertiente social que tiene como objetivo dinamizar el barrio de A Salgueira y que, encima, cuenta con una gran base (130 jóvenes) y con unos excelentes resultados deportivo pese a la precariedad.
Todo comenzó con un antiguo jugador que Roberto Carballo tenía en el Bembrive. «Me animó el año pasado. Fui un par de veces a hacer una masterclass, les gustó, los chicos están ilusionados y a mí me despertó curiosidad hacer un proyecto con chicos. Me hablaron, hicieron un esfuerzo muy grande para que llegáramos a un acuerdo», comenta.
Pitu sabe que no va un club al uso, sino a una entidad cuya trascendencia no acaba en la cancha ni en el resultado. «Es un barrio muy humilde, A Salgueira, con muchos chicos con recursos limitados, pero hay mucha ilusión, hay muchas ganas de trabajar. El club nace para recordar a un chico que formaba parte del equipo y tuvo un accidente y falleció y por eso lleva su nombre. Es un club muy social, muy familiar, de hecho lo lleva una familia», comenta.
El Pecheches nació como homenaje a Pablo Gallego, el portero del primer equipo del barrio que murió dos días antes de cumplir los 18 años. Dos días después de su pérdida, ya se celebró en la cancha de A Salgueira un torneo en su memoria y en septiembre del 2012, salió a competir por primera vez la entidad con un equipo infantil. Desde entonces, no ha parado de crecer. «Tiene una cantera muy grande, con 130 niños en la base. Me pareció un proyecto nuevo y decidí recuperar un poco la esencia, comenzar como hice en Bembrive hace 16 años y a ver hasta dónde podemos llevar a este club», pero que al mismo tiempo mantiene intacta su filosofía: «A nivel deportivo está con una idea muy clara, es gente muy de la calle, de las pachangas, muy de barrio», comenta Pitu.
En el fondo, para el técnico significa volver al punto de partida. «Para mí esto es recuperar la esencia, comenzar de cero. Yo pierdo lo que me había labrado estos años en equipos masculinos y femeninos que habían llegado a cotas bastante altas y ahora vuelvo para atrás y eso es lo que me ilusiona». De entrada, vuelve a entrenar a chicos, un sexo que en absoluto le es desconocido como técnico, aunque en los últimos años estuvo centrado en el fútbol sala femenino: «Estuve con chicos en el Bembrive, ascendimos a Segunda B y quedamos a dos pasos de ascender a Segunda, el año de la famosa eliminatoria del Barcelona. Después, sí que cogí a las chicas», recuerda.
En el Pecheches le esperan tres equipos y sentar las bases del futuro en cuanto a lo organizativo. «A nivel estructural faltan muchas cosas por hacer en el tempo de monitores y de organización de club, pero tienen mucha capacidad de trabajo, mucha ilusión y tienen una masa social que está muy implicada, están muy identificados con el proyecto».
Sobre sus espaldas recaerá la preparación de los tres principales equipos de la entidad: los dos sénior, el de Preferente y el filial y luego a las chicas. «Con ellas vamos a comenzar desde abajo», indica. Sabe, además, que tendrá espacio y tiempo: «Me ofrecieron el club para poder trabajar, me van a dejar trabajar y eso lo que más me ilusiona. Yo no vengo solo a entrenar, sino a hacer crecer un poquito al club. El equipo sénior masculino solo va a ser el referente, dentro del club hay que hacer mucho más trabajo. Se une también gente que yo tenía en Bembrive en el cuerpo técnico. Queremos darle un empujón y ver hasta dónde somos capaces de llegar».
La salida del Bembrive
Una nueva ilusión para pasar página a tres lustros en e Bembrive, donde considera que su ciclo estaba agotado. «Ya me había costado tomar la decisión de seguir una temporada más y cuando las cosas no las coges de igual manera, lo mejor es no cogerlas. Si tienes dudas, es por algo, y llegó una situación en la que había mucha tensión, intentar convencer a las jugadoras para competir cada fin de semana era un problema, para entrenar cada día era un problema. Eran muchos años, 11 o 12 con alguna jugadora y era el momento de dejarlo». Desde la distancia y ya con la mente en el Pecheches, se lamenta de que se exquipo se quedase por segunda vez a las puertas del ascenso a Primera. «Han estado a punto, una pena», se lamenta.