Más allá de las luces navideñas, la Gran Manzana apuesta por reducir contaminación lumínica, residuos y coches
28 sep 2025 . Actualizado a las 05:00 h.Se dice que las comparaciones son odiosas, y nuestro gobierno local parece tener una fijación casi obsesiva con la ciudad de Nueva York. Se mueren de envidia con nuestras luces de Navidad, que además se ven desde allí; nuestras calles son mejores que la Quinta Avenida; Times Square palidece ante nuestras luminosas plazas y ahora descubrimos que incluso nos copian los contenedores de basura. A lo mejor va a ser que, al contrario, es Nueva York la que está obsesionada con Vigo y tratan de imitarnos en todo aunque intentan disimularlo. En justa reciprocidad, y para que en la Gran Manzana (denominada así por las carreras de caballos, una menudencia comparado con nuestros concursos hípicos) vean que no les guardamos rencor, quizás podríamos imitar algunas cosas que hacen en Nueva York.
Por ejemplo, en el tema de las luces podríamos imitar al Estado de Nueva York y su ley conocida como Dark Skies Protection Act (A5632A), que busca regular el alumbrado exterior para preservar y mejorar los cielos nocturnos incluyendo NYC. En la propia ciudad, en el 2022 el alcalde Eric Adams firmó la Orden Ejecutiva 23 para reducir emisiones en construcciones municipales que incluye prácticas de iluminación sostenible para minimizar la contaminación lumínica, que se suma a ordenanzas municipales (como la Int 0245 2022) que proponen restringir luces exteriores en distritos residenciales que superen el umbral de 3.000 lúmenes. También la campaña de la NYC Bird Aliance, iniciada en el 2005 en colaboración con el Ayuntamiento con el objetivo de apagar o reducir las luces no esenciales en edificios durante las épocas de migración de aves ya que la contaminación lumínica desorienta a millones de ellas y causa hasta 250.000 colisiones anuales en la ciudad.
Todas estas medidas han reducido significativamente la contaminación lumínica y el consumo energético (y hace mucho que usan iluminación LED). En el asunto de los contenedores de residuos tampoco estaría mal imitar a Nueva York en sus campañas para la reducción de residuos (reducir, antes que reciclar) como la GreeNYC / Bring Your Own (BYO), una iniciativa municipal para fomentar que la gente utilice bolsas reutilizables, tazas, botellas, etc. y menos plásticos de un solo uso. O un plan mucho más ambicioso como el Zero Waste by 2030, que incluye metas para reducir los residuos enviados a vertederos o incineración; sin olvidar el Zero Waste Challenge, una iniciativa para empresas que producen muchos residuos, para que reduzcan lo que generan, modifiquen prácticas de compra, empaquetado, usen materiales reutilizables, etc. Y en la Gran Manzana, nunca mejor dicho, no se olvidan de los residuos orgánicos con su proyecto de compostaje Curbside Composting Program. Todo está enmarcado en su Plan de Gestión de Residuos Sólidos de NYC (Solid Waste Management Plan-SWMP) actualizado periódicamente (el más reciente, para 2025-2035) que se realiza con participación pública y es la hoja de ruta principal de la ciudad para manejar sus residuos urbanos y que, desde el 2006, se enfoca en reducir la generación de residuos mediante estrategias de prevención.
Otro día podríamos tratar las muchas campañas del Ayuntamiento de Nueva York para reducir el uso de vehículos privados en la ciudad, incluyendo peajes y multas, y fomentar el transporte colectivo y las bicicletas, o de otras políticas ambientales, por ejemplo sobre el arbolado urbano y sus cuidados. Por si también en eso les quisiéramos imitar un poco aunque, como decíamos, las comparaciones son odiosas.