
La extaekuondista internacional, que ejerce de ingeniera industrial, ganó el minitrail Montes de Vigo, es especialista de cine y madre de dos niñas
17 oct 2025 . Actualizado a las 22:10 h.A Nerea Alamancos (Vigo, 1987) el término polifacética quizás se le quede corto. Ligada al taekuondo desde su infancia, coleccionó podios y fue deportista de alto nivel, pero en el 2017 decidió apartarse tanto de la práctica como del rol de entrenadora. Tenía claro que el deporte iba a seguir formando parte de su vida y ha probado varios en este tiempo. Ahora, acaba de proclamarse ganadora inesperada -según sus propias palabras- del minitrail Montes de Vigo. Además, ejerce de ingeniera industrial, es madre de dos niñas y hace sus pinitos como especialista en rodajes, doblando a actores en escenas de riesgo.
Cuando Alamancos dejó atrás su disciplina deportiva de siempre, se apuntó a un gimnasio. «Una chica me animó a correr y luego entré en Asaltamontes, grupo de chicas que hacen trail», detalla. A raíz de ello, fue a hacer el reconocimiento del trail Orixes y quedó prendada. «Me encantó y empecé a hacer trail. Fue hace un par de años», relata. Pero aclara que no está «centrada solo en eso», sino que también corre por asfalto y hace bicicleta. «No me quiero dedicar a nada como hice como el taekuondo, así que si veo que me engancho, cambio», confiesa.
De momento, la del minitrail del pasado fin de semana fue su primera victoria y coincide con un cambio reciente. «Antes corría de vez en cuando por placer, y hace un par de meses, empecé en el club Delikia, con entrenamientos programados, y estoy notando la mejoría», valora. Aun así, ni buscaba el resultado que obtuvo ni lo esperaba: «Para nada», asegura. Cuando habla de que no quiere alcanzar la dedicación que tenía con el deporte que marcó su vida se refiere al «sacrificio de entrenar al menos tres horas al día, viajar mucho… Ahora, se trata de hacer deporte solo para disfrutar», ahonda.

Si ve que el gen competitivo que lleva dentro aflora demasiado, va a por un desafío diferente. «Lo que hago es pasarme a correr otra distancia. Ahora voy a ir a otro trail, pero ya voy a correr muchos más kilómetros y me costará bastante más. Me voy poniendo retos más difíciles», apunta. Nunca se ha planteado, eso sí, aparcar la actividad deportiva. «Eso siempre, no hubo ninguna duda. No sabría vivir sin el deporte», proclama Alamancos.
Paralelamente, el vínculo con el tarkuondo tampoco se ha roto, pero ahora solo existe como madre de dos niñas que siguen los pasos de sus padres —su progenitor es Samuel Meilán— en el club TAO vigués. «Mientras competíamos, también entrenábamos, pero al retirarme, dejé las dos cosas», recuerda. Y no oculta que «se echa mucho de menos» y que además de ser espectadora de sus hijas, de vez en cuando se pone a entrenar con ellas.
Hace años, cuando la primogénita daba sus primeros pasos, sus padres decían que no sabía si realmente le gustaría o se acabaría cansando. «Hasta ahora, solo hacía poomsae y también empezó en combate, así que cada vez parece más metida», mientras que la pequeña, que ahora tiene seis años, acaba de comenzar a competir. «Aparte, las dos hacen exhibición y acaban de quedar campeona y subcampeona de España», dice la orgullosa madre.
«¿Pero ganaste de ganar?»
Las pequeñas no solo no fueron a ver correr a Nerea, sino que esta ni siquiera les había dicho que iba a una carrera. «Había salido de casa como si fuera a andar en bici, a correr o a hacer cualquier cosa», cuenta con naturalidad. Y regresó con una primera posición y la correspondiente medalla. «Llegué a casa, les dije que había ganado y me dicen: ‘¿Pero ganaste de ganar?’. Estaban alucinadas», afirma entre risas.
Compaginar deporte y trabajo nunca es sencillo, pero deja claro que «si no hay tiempo, se busca». Constando, a la vez, que «no solo no es fácil compatibilizarlo con el trabajo, también como madre». Pero sus hijas son las primeras que saben de sobra que el deporte es parte imprescindible de la vida de su madre, como lo empieza a ser también para ellas. «La mayor le dice a la pequeña: ‘Déjala marchar, que si no está insoportable’». Si el momento en que encuentra el hueco es a las nueve de la noche, sale a esa hora, pero no lo deja pasar: «Es muy importante».
En este momento, está preparando el maratón de Sevilla, después de haber estado ya en el de Madrid. «Muchos entrenamientos eran sola y con tiradas muy largas. Este es en febrero, va a estar lloviendo, en invierno, con la Navidad de por medio… Sabía que sin un equipo que tirara de mí, me iba a costar un montón, así que conocí a este grupo de gente y me uní», explica. Los maratones se suman a «enduro, bici de carretera, de montaña, BTT y correr por carretera y montaña», pero también ha probado deportes que no le han convencido. «Voy a todo lo que me proponen, pero por ejemplo, empecé a entrenar un poco de pádel y lo de las palas se me daba fatal», revela.
De cara a futuro, señala que le gustaría probar el kite, pero de momento es algo que tiene «en la recámara». Lo que está claro es que su etapa de deportista de alto nivel le ayuda a afrontar cualquier reto deportivo que surja. «Afronto todo con ilusión y ganas de pasármelo bien, que también es lo que hacía con el taekuondo», destaca. Y añade que su mayor cualidad es la perseverancia: «Soy muy cabezona trabajando y si me caigo, me levanto».
Esto último lo hace literalmente en su faceta de especialista de escenas de acción en películas. «Ahora mismo, estoy en un rodaje en Sanxenxo. Hago escenas de peleas, nadando...», señala. La propuesta de empezar en esto le llegó de una persona que la había visto haciendo taekuondo y enduro. «Debió de pensar: ‘Esta chica está pirada’». Y allá fue ella, a sumar otra faceta más a una vida donde no cabe el estar quieta.