El ferri de Caminha a A Guarda vuelve a cruzar el Miño cuatro años después

Pedro Rodríguez
Pedro Rodríguez A GUARDA / LA VOZ

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El municipio luso ha trasladado el Santa Rita al astillero Guardamar, que evaluará su arreglo para que cumpla la normativa. El alcalde, Rui Lages, insiste en la necesidad de dragar el río

08 ago 2025 . Actualizado a las 01:20 h.

El Santa Rita de Cassaia, el último ferri que conectaba Caminha-A Guarda, dejó de navegar en 2021. El pantalán de Camposancos no reunía las condiciones de seguridad necesarias para el transporte de pasajeros y que corría riesgo de hundirse. Dos años después, en 2023, Portos de Galicia concluyó las obras, pero el ferri no volvió a zarpar. «La embarcación está atracada en Caminha con un enorme banco de arena que impide su navegación y el canal está totalmente atascado por los áridos y sedimentos», explicaban los alcaldes de A Guarda y Caminha, Roberto Carrero y Rui Lages, respectivamente el año pasado, que insistían en la necesidad de un dragado de la desembocadura del río.

El pasado 25 de julio el ferri, para sorpresa de varios vecinos, volvió a navegar de nuevo. La Cámara Municipal de Caminha le ha encargado al astillero Guardamar de A Guarda una evaluación técnica para saber cuánto costaría arreglar el barco para que volviera a navegar. Llegó remolcado a través de una travesía por la desembocadura del río Miño en la que tuvo que esquivar varios bancos de arena. La maniobra solo se podía hacer con marea alta. «Una vez más quedó claro lo necesario que es el dragado urgente del río Miño», dice el regidor de Caminha, Rui Lages, que recuerda que la operación se planeó durante varios meses. La Cámara Municipal no ha concretado si tiene previsto volver a poner en marcha el servicio.

Pablo Comesaña, del astillero Guardamar, indica que se están centrando en que el ferri, que no se encuentra en el mejor de los estados, pueda cumplir con todos los requisitos que le exige la normativa para poder navegar y operar. «Nosotros le enviaremos un presupuesto a la Cámara Caminha para el arreglo. Todavía tienen que decidir si lo harán o no», explica Comesaña. El gobierno local del municipio luso tampoco les han adelantado a ellos la decisión que tomarán. «El ferri podría volver a navegar y a ofrecer el servicio aunque no se drague el río», continúa. «Existe una ruta alternativa, que da un rodeo, pero que conecta ambos municipios», añade Comesaña.

La desaparición del ferri ha provocado que se hayan establecido varios negocios para transportar peregrinos entre ambos lados del Miño. Algunos de ellos carecían de permisos y una inspección en Portugal suspendió la actividad de tres empresas por no tener la documentación en regla e incluso, en algún caso, carecer de seguro para los viajeros. Tras su paralización, quedan solo cuatro embarcaciones que lleven a los peregrinos del Camino Portugués de la Costa, que está cerca de superar al tradicional en número de caminantes, de Caminha a A Guarda. La temporada turística de los taxis marítimos empezó e abril y los timoneles esperan proseguirla hasta el final de octubre.

La otra alternativa al barco es cruzar por el puente que une Goián con Vilanova de Cerveira. Está 10 kilómetros, unos 25 minutos en coche. Este es el único camino viable para los peregrinos cuando no hay servicio de transporte a través del río.