Decenas de personas caminan cada día por los cuatro carriles de la vía de alta capacidad que enlaza la A-52 con la Plisan; la mitad del vial permanece cerrado a la espera de que el polígono industrial se acabe

Ángel Paniagua
Periodista especializado en sanidad. Subdelegado de La Voz de Galicia en Vigo.

Cada tarde, si el tiempo acompaña, un ejército de señoras y señores de las aldeas cercanas salen a pasear por la autovía AG-51. No necesitan ninguna medida de seguridad especial, porque en la carretera que enlaza la A-52 -la autovía que conecta Vigo con la Meseta- y la Plataforma Loxística e Industrial Salvaterra-As Neves, conocida como puerto seco o Plisan, no hay tráfico.

La AG-51 es una autovía fantasma, de 4,5 kilómetros y dos carriles por sentido. Une la autovía a Madrid con la nada. El mayor polígono industrial de Galicia, que empezó a tramitarse hace 17 años, es todavía una continua lucha contra la naturaleza de la que no ha fructificado ni un solo metro cuadrado para instalar empresas. De modo que la autovía no conduce a ninguna parte.

Las obras de ese vial en el que ahora hacen ejercicio decenas de personas a diario concluyeron hace cuatro años. Habían sido adjudicadas por 18,3 millones de euros. Hace tres años, la Xunta decidió abrir el primer tramo, de dos kilómetros, para dar servicio a las pequeñas aldeas del entorno y, de paso, dar cierta utilidad a la autovía, pues la falta de uso acaba con el asfalto. Por entonces, los cuatro kilómetros y medio eran utilizados por los vecinos de la zona. Perdieron dos kilómetros, pero aún disponen de un buen trecho para quemar calorías. Y lo hacen.

En la A-52 un cartel anuncia un desvío hacia la Plisan. Pero claro, la Plisan no existe. Ese lugar se conoce como enlace de Puzo. El Ministerio de Fomento lo ha remodelado por 10,5 millones de euros, también pensando en el puerto seco de Salvaterra y As Neves. «Xa está rematado, só falta que veña alguén a inauguralo», constata el alcalde de As Neves, Xosé Manuel Rodríguez.

Oscar Vázquez

Aunque no esté inaugurado, el conductor sí puede acceder a la autovía fantasma. Pero llega un momento en que la AG-51 se corta y el desvío es obligatorio, hacia una carretera provincial que discurre por el rural, de pueblo en pueblo. De manera que entre Fomento y la Xunta han invertido ya 28,8 millones de euros en enlazar la autovía de Madrid con un par de parroquias rurales de Salvaterra.

El resto de la autovía a la Plisan, por la que pasean los señores y las señoras, está construido, pero no se podría poner en servicio mañana: «Ao último tramo fáltalle a última capa de rodadura; é inexplicable», explica el alcalde.

Por lo tanto, está la autovía a Madrid, está el enlace de Puzo y está la autovía AG-51, la mitad de la cual está cerrada. Esta conecta a su vez con los viales interiores de la Plisan y estos desembocan en la PO-400, la carretera que va de Tui a Crecente paralela al río Miño. Si toda la autovía AG-51 se abriese al tráfico, ya se podría conectar esta carretera fronteriza con la A-52. «Cambiaría o fluxo de tráfico e faríase máis cómodo acceder ás Neves», dice Rodríguez.

Pero en la PO-400, para que no haya dudas, unas piedras bloquean el acceso. No existe ninguna complicación para franquear este obstáculo y pasear, pero los vehículos no pueden. De modo que, tanto desde un extremo de la AG-51 como desde el otro, solo los peatones pueden acceder.

El problema de esta carretera de alta capacidad es que su construcción no se acompasó a la entrada en funcionamiento de la Plisan. O que la Plisan fue tumbando, uno tras otro, todos los plazos que se pusieron encima de la mesa. Sus promotores son la Autoridad Portuaria de Vigo (61 %), el Consorcio de la Zona Franca de Vigo (21 %) y la Xunta (19 %).

El alcalde de As Neves insiste en reclamar que el puerto seco se termine de una vez. Lo considera esencial para el desarrollo de la zona, sobre todo después del gasto que allí se acumula. Son 3,1 millones de metros cuadrados, más otro millón que quedó fuera del ámbito por una sentencia.

Oscar Vázquez

Mientras eso no ocurre, la millonaria autovía fantasma AG-51, por la que solo circulan personas, empieza a deteriorarse. Plantas y malas hierbas han empezado a aparecer, al tiempo que ya se ven zonas quebradas en el asfalto, que está sin pintar. Se supone que es una autovía por la que, en algún momento del futuro, circularán camiones de altos tonelajes, pero de momento el tiempo y la falta de uso pueden ser más problemáticos que cualquier tipo de transporte pesado.