Dos gallegos olvidados que dieron la vuelta al mundo

BAIONA

El marinero Diego Carmena y el grumete Vasco Gómez, ambos de Baiona, completaron la circunnavegación de Magallanes y Elcano

28 ene 2019 . Actualizado a las 09:29 h.

Hace casi 500 años, el 20 de septiembre de 1519, zarpaba de Sanlúcar de Barrameda (Cádiz) la expedición de Fernando de Magallanes que daría la primera vuelta al mundo. No pudo completarla, pues murió en 1521 en Filipinas a manos de los aborígenes cebuanos de la isla de Mactán. Su periplo lo culminó el vasco Juan Sebastián Elcano, que arribaría tres años más tarde a Sevilla, en septiembre de 1522.

Ahora, los fastos del quinto centenario tienen divididos a España y Portugal. Porque cada Estado se centra en su protagonista e ignora al otro. Los libros escolares de historia de uno y otro lado de la frontera cargan las tintas en cada compatriota. Al igual sucede en las entradas de la Wikipedia, según se lea en español o portugués.

Y tanto nacionalismo histórico, de una y otra parte, resulta bastante ridículo, como ha señalado ya el director del Instituto Cervantes, el poeta Luis García Montero. Es sabido que Magallanes y Elcano se llevaban mal, como casi todo el mundo en aquella expedición. E incluso que el portugués temía ser asesinado por sus propios compañeros de viaje. Pero ha pasado medio milenio y esto no es fútbol: mejor sería menos apasionamiento patriotero de alpargata cuando se recuerda la historia.

Pero hay otros protagonistas que ni siquiera son mencionados. Porque con la nao Victoria regresaron 18 tripulantes, entre ellos Elcano y el escribano Antonio Lombardo Pigafetta, que es quien nos dejó la crónica del viaje. Y las procedencias eran diversas: vascos, italianos, griegos, andaluces y… dos gallegos. Olvidados desde siempre por la historia y también en este 2019 por los fastos del quinto centenario.

Pocos detalles sabemos del marinero Diego Carmena Gallego y del grumete Vasco Gómez Gallego, apodado El Portugués. Según figura en la relación de embarque, ambos eran naturales de Baiona, en la ría de Vigo. Y con ellos viajaban otros tripulantes de Galicia, como es el caso del grumete Gonzalo de Vigo, que se quedó como náufrago en la isla de Guam, en el archipiélago de las Marianas, en el corazón de la Micronesia. Sería recogido y terminaría su vuelta al mundo mucho más tarde, al llegar a Sevilla en 1526, después de ser recogido en una expedición posterior: la de Jofre García de Loaísa.

Pero, aunque la historia de Gonzalo de Vigo, que convivió tres años con los aborígenes del Pacífico, parece mucho más jugosa, no fue menos apasionante la de los baioneses Diego Carmena y Vasco Gómez, que sobrevivieron a todo tipo de penurias.

Si seguimos el relato de Pigafetta, tuvieron que huir de los antropófagos que poblaban la actual costa del Uruguay. Soportaron terribles tormentas en las que se perdieron varias de las naves. Salieron cinco de Cádiz: la capitana Trinidad, San Antonio, Concepción, Santiago y Victoria, que fue la única que completó el recorrido. En el estrecho que luego se llamaría «de Magallanes» pasaron tanta hambre que tuvieron que alimentarse de pingüinos. «Existen en tal abundancia y son tan mansos que en una hora cogimos provisión abundante para las tripulaciones de las cinco naves», explica Pigafetta, que se queja de que «son tan gordos que para desplumarlos nos vimos obligados a quitarles la piel».

Tuvieron que atravesar el Pacífico «durante el espacio de tres meses y veinte días, sin probar ni un alimento fresco». Como narra Pigafetta, «el bizcocho que comíamos ya no era pan, sino un polvo mezclado de gusanos que habían devorado toda su sustancia, y que además tenía un hedor insoportable por hallarse impregnado de orines de rata. El agua que nos veíamos obligados a beber estaba igualmente podrida y hedionda». Y, para colmo, los hombres morían con la lengua hinchada dentro de la boca, sin saber siquiera que su enfermedad se llamaba escorbuto. Al llegar a la Micronesia fueron atacados por las tribus aborígenes. En una de las refriegas murió el propio Magallanes. Finalmente, hubieron de regresar a la carrera, intentando evitar cualquier puerto o cruzarse con otras naves, pues la ruta por el Índico y el Atlántico coincidía con el gran imperio portugués de la época. Navegar por aquel mar estaba vetado y Elcano sabía que serían hechos prisioneros.

«Hemos descubierto e redondeado toda la redondeza del mundo, yendo por el occidente e veniendo por el oriente», escribió Elcano al llegar. Con él venían dos gallegos: Diego Carmena y Vasco Gómez, naturales de Baiona. Que también serán olvidados mientras Portugal y España continúan en el absurdo de seguir rivalizando por lo que fue sobre todo una aventura increíble en la historia de la Humanidad.