Baiona, un pueblo fantasma al ponerse el sol

Pedro Rodríguez Villar
pedro rodríguez VIGO / LA VOZ

BAIONA

Xosé Riomao

La mitad de hogares del casco urbano ya son segundas viviendas, porcentaje que solo superan Sanxenxo y O Grove: «A xente nova ten que marchar a vivir a outros lados, aquí é moi difícil»

22 may 2024 . Actualizado a las 01:58 h.

Es de noche en Baiona. Llueve, pero algunos vecinos desafían al tiempo saliendo a caminar con sus paraguas. El paseo de madera que acompaña a la playa de A Ladeira está vacío y resbaladizo. Desde allí, mirando arriba se pueden ver los edificios que dan la bienvenida a Baiona. Todos tienen grandes ventanales que miran al mar. Sus fachadas se pintan con luces que esconden vidas y familias. Hay muy pocas. Seis en uno, no más de dos en otro. Son gigantes oscuros y dormidos hasta el verano. En un mes, cada uno de esos edificios estará lleno de luces. Pasa en todo el casco urbano, habitaciones coloreadas en la oscuridad durante el invierno y edificios completamente iluminados en verano. «Fue así siempre, pero ahora aún se nota más», explica José, un «baionés de toda la vida», le duele decirlo, pero «nos hemos convertido en un pueblo fantasma durante casi todo el año».

Baiona se vacía después del verano. Así lo constata el Instituto Nacional de Estadística (INE) en su Censo de Población y Vivienda en un mapa que indica que la mitad de hogares de Baiona son viviendas no principales, término que se utiliza cuando no son utilizadas «toda o la mayor parte del año como residencia habitual de una o más personas». Es decir, los baioneses solo viven en uno de cada dos hogares de su casco urbano. El porcentaje es aún más elevado si se profundiza en los datos del INE. Por ejemplo, en el centro del municipio el 55 % de viviendas son ocasionales. Estas cifras colocan a Baiona como uno de los concellos de las Rías Baixas con mayor porcentaje de segundas viviendas. Comparte proporción con Mos y Bueu y solo lo superan O Grove y Sanxenxo.

alejandro martinez molina

Que una de cada dos viviendas sea ocasional provoca que en Baiona se viva a dos velocidades: la de verano y la de invierno. En el municipio viven 12.525 personas, pero su población se multiplica por tres en julio y agosto. El ritmo de vida del municipio es más rápido durante esos meses. Los negocios abren todo el día y tratan de «ganar lo suficiente para aguantar el resto del año». Es así, en Baiona, como en la fábula de la cigarra y la hormiga, se trabajan las horas que sean necesarias durante julio y agosto para poder sobrevivir al invierno. Los pocos comercios locales que aguantan a la llegada de grandes supermercados, centros comerciales y a un invierno de resistencia bien lo saben.

Ana regenta Pescados y Marismo Ana en la plaza de abastos de Baiona, lleva toda una vida trabajando con su pescadería, y explica que «hai moito cambio entre o verán e o inverno». Es, de alguna manera, una situación que se «resume con riqueza para tres meses e pobreza para o resto do ano». Además, también explica que «o verán xa non é como o de antes. Agora, a xente gasta menos». Rosana, de joyería Tula, coincide con Ana. De hecho, «ella va a cambiar los horarios porque ya no compensa abrir tantas horas o contratar a alguien más». Se le hace muy difícil «aguantar todo el año», cuenta. En la misma calle, Lourdes, de la librería Vernet, coincide con ella. Al final, allí y en toda Baiona «los comercios de personas de aquí desaparecen», lamentan. Los vecinos bajan la persiana porque lo que aporta el verano ya no llega. Ahora, además, no pueden competir con las grandes superficies, pero «lo que nos diferencia es que el dinero que se gasta en el comercio local se queda en Baiona».

Pedro Rodríguez

«Aquí no vive más gente durante todo el año porque es casi imposible. Es muy difícil encontrar algo por debajo de los 600 euros y, si tienes suerte, te echan en verano», explica José. Él lo sabe bien. Su sobrina se ha tenido que ir a vivir a Tomiño porque en Baiona «era imposible». Un camino que toman muchos jóvenes para independizarse. «Mi hijo tuvo suerte y se quedó en Baiona», cuenta Ana. «Arregló una casa familiar y se quedó aquí... Comprar algo le era imposible», explica. Tomó esa decisión después de que lo echaran de un piso que tenía alquilado en junio. Llevaba tiempo allí, «pero les salía más rentable alquilar solo en verano». Todos los vecinos conocen algún caso. La hija de Rosana encontró un piso, pero fue «porque yo soy de aquí y pregunté mucho. Para alguien de fuera sería imposible», reconoce. El portal inmobiliario Idealista mostraba este fin de semana 22 viviendas en alquiler en Baiona, el más barato un piso de dos habitaciones por 550 euros al mes de septiembre a junio, en verano tocaría hacer las maletas. El siguiente está por 575, pero también obligan a salir en julio y agosto. La primera casa disponible para alquilar todo el año es un chalé adosado por 2.500 euros al mes.

alejandro martinez molina

«Baiona cambió mucho en los últimos 30 años», explica José. «Antes aquí vivía más gente durante todo el año. Yo mismo me hice una casa aquí cuando empecé a trabajar. Ahora, sería imposible», reconoce. Él fue marinero, una profesión que ya escasea en Baiona. Josefa, pescadera jubilada, también incide en que «ahora sería mucho más difícil mantener el comercio que abrió después de volver de Londres», Laureano Rodríguez también está de acuerdo. «Levo 89 anos vivindo aquí e agora hai moita menos xente nova que hai cincuenta anos». Aunque recuerdan que este problema también lo tienen al otro lado de la ría, en Panxón (Nigrán), con un 60 % de segundas viviendas cerca de la playa.