Cristaleiro prevé reabrir su panadería tras semanas de cierre por falta de clientela
GONDOMAR
«No tenemos gente», lamenta Rosa Álvarez, la dueña, que achaca la falta de clientes a las obras de asfaltado y niega que el cierre se deba a otros motivos
02 ago 2024 . Actualizado a las 01:00 h.La empresa de rosquillas por antonomasia, Cristaleiro, de Gondomar, ha cerrado su panadería por falta de clientela durante las obras de asfaltado de la carretera que pasa por delante del local. «No tenemos gente; uno de estos domingos por la tarde vinieron tres coches por la gasolinera [de delante de la panadería] porque hay que dar mucho rodeo para llegar», lamenta Rosa Álvarez (Gondomar, 1952), más conocida como Rosita Cristaleiro, la dueña del negocio fundado hace más de 200 años. «Estamos muy contentos con la obra y estoy convencida de que salimos más beneficiados que perjudicados, pero nos ha hecho daño a todos», reconoce, refiriéndose a las dificultades que provocaron las obras en el tráfico y su negativa repercusión en los negocios de la zona.
La empresaria niega que el cierre del establecimiento se deba a cualquier otra causa ajena a la falta de clientela derivada de las obras.
La maestra rosquillera cuenta con reabrir la panadería en los próximos días y que siga funcionando con normalidad, cerrando solo los lunes, por descanso. «Abrir no supone ningún coste: la panadería es mía y, por tanto, no hay que pagar alquiler», dice Álvarez. Sin embargo, añade que «esta es una semana de muchísimo trabajo» por las fiestas y que por eso la apertura de la panadería se está postergando. Cambados, Catoira y Vilagarcía son tan solo algunas de las localidades cuyas fiestas disfrutarán de las tradicionales rosquillas en agosto.
Las rosquillas se pueden seguir adquiriendo en el bar que está al lado de la panadería y del hotel, ambos de la misma empresa familiar, aunque «necesitamos abrir para no cargar de trabajo a uno de los establecimientos», declara Álvarez, con preocupación. «Vamos a volver enseguida a la normalidad; hoy por la mañana hemos vendido un montón de rosquillas en la cafetería», aseguraba ayer la propietaria, satisfecha. Sin embargo, algunos vendedores apuntan a una merma de la producción de estos dulces tan demandados.
Un negocio bicentenario
Cristaleiro es una empresa familiar antiquísima, cuya documentación más antigua data de 1814. En aquella época, la familia Álvarez poseía una carpintería, una tienda y una panadería, y elaboraba diversos tipos de dulces en Couso, una parroquia de Gondomar. Allí permaneció durante varias generaciones hasta el matrimonio de los padres de Rosa Álvarez, la actual propietaria de la empresa, que se mudaron a la villa y trasladaron allí el negocio en 1941.
Desde entonces las rosquillas Cristaleiro se han convertido en un dulce básico de fiestas y verbenas. El negocio sigue hoy en el mismo lugar en el que se instaló hace ya más de 80 años, al lado de la iglesia de San Benito, y cuenta con un hotel, una cafetería y una panadería.
Rosa Álvarez asumió las riendas de la empresa en 1967, con tan solo 15 años, tras el fallecimiento de su padre, Manuel Álvarez Alonso, a los 50 años. Desde entonces, ha impulsado cambios importantes que requirieron de grandes inversiones. Un ejemplo es el sistema de envasado, que costó 10 millones de pesetas en 1983 y catalizó la industrialización de la empresa, lo que aumentó drásticamente las ventas gracias a la mayor capacidad de almacenaje y, por tanto, también de transporte de los productos. También lo fue la venta por internet que se llevó a cabo durante la pandemia.
Con el paso de los años, la firma se ha consolidado como uno de los referentes de la rosquilla tradicional, lo que valió a Rosa Álvarez el título de Maestra Artesana de Galicia, concedido por la Xunta en 1993.
«Espero que alguno de mis hijos continúe el negocio», declara Álvarez. «Las rosquillas son un producto consumido generación tras generación y por personas de todas las edades», asegura.
Todavía quedan partes del horno antiguo en la casa de los abuelos de Rosa Álvarez.