Carla Lis, que tiene 15.000 seguidores en redes, afirma que «lo que se aprende jugando se recuerda toda la vida»
21 may 2024 . Actualizado a las 20:49 h.La «maestra empoderada», que ha fichado a más de 15.000 seguidores en Instagram en poco más de un año, vive en Moaña y ultima su debut en la literatura educativa. Carla Lis Vilas es una joven de 27 años, «maestra por vocación» y creadora de recursos educativos en papel. No reniega de las herramientas digitales ni de la inteligencia artificial, pero apuesta por volver a los juegos sin pantallas para equilibrar el desfase entre modelos educativos. «Manipular un libro es una experiencia educativa y sensorial más completa que la de una pantalla. Los niños siguen queriendo y también necesitan libros de papel», sostiene Carla. Comenzó a hacer sus propios recursos cuando preparaba las oposiciones y, tras notar la aceptación e interés que suscitaban, decidió compartirlas a través de la plataforma de diseño y comunicación visual Canva.
«La mayoría son españoles, pero también tengo muchos seguidores en Latinoamérica, Chile México, Paraguay o Venezuela. Me hace mucha ilusión que mis propuestas ayuden tanto», apunta esta creadora que, también da clases particulares a una veintena de niños de Primaria y ESO.
«Lo que se aprende jugando, se recuerda para siempre», defiende y se ha puesto manos a la obra. Con tal empeño que, a principios de junio, saldrá a la venta su primer libro didáctico, de la editorial Sar Alejandría, de Castellón. Abordará el aprendizaje de la ortografía, «porque es uno de los grandes pilares de la educación». La experiencia le ha demostrado que hay muchos contenidos de la materia que pueden resultar «aburridos o difíciles» y su propuesta pretende «evitar esa frustración». Para ello ha elaborado más de medio centenar de propuestas recargables para una aprendizaje lúdico y significativo. El abanico es variado y oferta, desde adaptaciones de juegos tradicionales de mesa, a versiones sobre tablero de actividades atractivas para niños y maestros. «He probado todos con mis alumnos, lo que me ayuda a ver posibles fallos y mejoras. Ellos aprenden conmigo, pero también aprendí mucho con ellos», considera.
De su chistera han salido varias ocas «porque es un juego que les encanta», para aprender adjetivos, sustantivos o ortografía. «Se mantienen las casillas del puente, la cárcel, la casa y la oca, pero, en las demás, hay que ir completando contenidos para avanzar». La maestra empoderada también ha diseñado tableros multiplicadores o plantillas para trabajar la acentuación y consigue que los niños conjuguen verbos encestándolos a modo de partido de baloncesto con canastas que solo puntúan cuando se acierta con el tiempo verbal de cada balón que se lanza. «Les motiva especialmente jugar entre ellos y no de manera individual. También hago muchas fichas de repaso porque es inevitable practicar los típicos ejercicios que les entran en los exámenes pero intento que tengan color y que sean más visuales que una simple hoja en blanco y negro», apunta.
Su biblioteca particular crece, casi a diario, porque asegura adorar su trabajo. «Sigo aprendiendo y comparto muchas cosas porque mi seguidores están conmigo apoyándome e interesándose por lo que hago», afirma.
Carla crea sus propios contenidos y después los imprime, plastifica, recorta y, sobre todo utiliza. Cuando ya los ha testado, los comparte y todas las personas que pinchan sobre la opción «Me gusta» y lo comparten, reciben un PDF que les permite descargar e imprimir su recurso sin coste alguno. «Me encanta crear recursos educativos y me relaja. Mis alumnos me preguntan siempre qué tengo preparado para ese día porque saben que trabajo mucho para sorprenderles, así ellos están motivados, se les pasa el tiempo volando y yo disfruto muchísimo esa sensación», dice. Hace especial hincapié en la ortografía «porque se está perdiendo por economizar en las redes y con el uso masivo de los textos predictivos que se corrigen solos» y por las destrezas que conlleva la lectoescritura para el desarrollo.