Un duende de seis metros acapara todas las miradas en Nigrán

Monica Torres
mónica torres NIGRÁN / LA VOZ

NIGRÁN

XOAN CARLOS GIL

El escultor José Molares sorprende a sus vecinos con una obra en fibra de vidrio

24 feb 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Un monumental duende de seis metros de altura está acaparando todas las miradas de los vecinos de Nigrán. Ha nacido en el lugar que habita porque es la penúltima obra del escultor vigués José Molares, afincado en A Ramallosa desde hace dos décadas. «Es una obra de estudio, es como la primera piedra de algo que se está gestando aún en mi corazón», indica su creador dejando entrever que ya se está gestando una serie de la que sus vecinos serán espectadores de primera fila. La obra irrumpe en la trayectoria del escultor, que ha puesto rostro y expresión a decenas de personas e historias relacionadas con el mar. Suyas son las imágenes de Julio Verne sobre el Kraken en la bocana del Náutico de Vigo, la Peixeira do Berbés o el Paseo de los Peces de Bouzas.

Su duende, explica, ha cobrado vida durante el confinamiento y es un homenaje a los seres fantásticos, pero de carne y hueso. Uno de ellos es su hijo y por ello colocó la obra el día en que este se emancipó y los demás, apunta el autor, «son enfermeras y médicos. Son estas personas especiales que a diario nos rodean y cuidan». Molares reconoce este giro en un momento extraordinario para el mundo, y en el suyo, tanto a nivel personal como general. «Son momentos de muchísimas emociones y las obras y todo son fruto de momentos, de sensaciones y de sentimientos», indica el escultor confesando que a los artistas, pese al currículo de su obra, «nos da un poco de vergüenza exponernos». Este duende «es un cambio, una obra de estudio y un experimento. Va a haber más expresiones», avanza.

Su criatura fantástica fue modelada en terracota y después tomó forma en fibra de vidrio con marmolina durante un proceso que ha durado unos cuatro meses. Su dueño de casa, que es el origen etimológico de la palabra duende está estratégicamente colocado a modo de mirador de otros seres extraordinarios, como el nuevo hogar de su hijo, pero tiene movimiento.

«A los escultores nos obsesiona mucho el tema de la inmovilidad, así que tiene un eje sobre el que gira para que pueda jugar con el movimiento», señala. El rostro cobra una dimensión distinta de noche y no menos espectacular. «La luz en escultura es fundamental y siempre estamos investigando», señala Molares.

No ha parado de trabajar ni durante el confinamiento. Hace unas semanas inauguró Siempre Benéfica, obra en homenaje a la gesta solidaria de los vigueses con los soldados repatriados de la guerra de Cuba y ahora está centrado en un encargo especial del Sindicato de Enfermería de Lugo.