Ella es psiquiatra y siente vergüenza ajena

Cartas al director
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NIGRÁN

ASDF

05 jul 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

Vergüenza ajena

Soy médica psiquiatra y he descubierto una nueva fase del luto que me ha tocado vivir. El pasado 16 de abril víspera de Jueves Santo, sobre las 16.30 horas, mi hermana Lara perdió la vida al precipitarse de un séptimo piso, a escasos metros de un hospital público de Galicia, donde estuvo ingresada, y del cual había sido dada de alta un par de horas antes. Es más que evidente que el servicio de psiquiatría supo del terrible suceso al poco tiempo de que aconteciese, el mismo día, debido no solo a la cercanía física del hospital con el lugar del suceso, sino porque a pesar de ya haber tenido el «alta» había sido acordado que a las 17.00 horas fuese a recoger parte la medicación, prescrita para tomar en ambulatorio (unas dosis justas, por el riesgo suicida, validado por tres intentos autolíticos previos, dos de ellos con un intervalo de dos semanas, siendo el último el que motivó su ingreso hospitalario) lógicamente no compareció ni ella ni ningún familiar (ya estaba muerta), así como obviamente faltó el lunes siguiente, una sesión programada de terapia electro-convulsiva, la cual imagino que ya se habría desmarcado ya que no es una consulta «cualquiera» en el sentido de que requiere ente otras medidas la presencia de un anestesista.

Pues bien, lo que quiero exponer es que ni en un primer momento ni ahora casi tres meses después de la tragedia ningún «profesional» del centro hospitalario, entró en contacto con nuestros padres, ni conmigo (compañera de profesión), a excepción del psiquiatra que seguía a Lara en ámbito privado, y que también forma parte del servicio del hospital (a título personal). No pido ni quiero condolencias porque nada cambiará el hecho de que nuestra Lara ya no está entre nosotros, pero existen mínimos. La vida de mi hermana para estos «profesionales» de salud mental valió menos que cero, nada, de ahí el título de esta carta: «vergüenza ajena». Patricia Moldes González.

  Perros sueltos

Vaya por delante que, además de amar a los animales, pagamos los impuestos en el municipio en el que residimos que, en el caso que nos ocupa, es Nigrán. Cumplimos nuestras obligaciones, pero desafortunadamente no se observa reciprocidad en los que nos rigen a través del Ayuntamiento. Se pueden observar perros deambulando sin correa por calles, parques y zonas comunes. Muchos de estos animales son dejados en libertad por sus dueños, quienes no asumen la responsabilidad de recoger sus excrementos ni de controlar su comportamiento. Se ha detectado la presencia de perros en arenales durante horarios no permitidos.

Se solicita que desde la Administración municipal se refuercen las medidas de control y vigilancia, tales como: incrementar la presencia de personal de inspección en los espacios públicos, aplicar sanciones efectivas a quienes incumplan las normas establecidas, desarrollar campañas de concienciación sobre la responsabilidad de los dueños de mascotas. Del vertido de aguas fecales en la playa Madorra y de los accidentes de los viandantes por el lamentable estado de las calles. Enrique Casal. Nigrán.