Una historia de fantasmas que terminó en tragedia en Chandebrito

Pedro Rodríguez
Pedro Rodríguez NIGRÁN / LA VOZ

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Carlos Gómes en la zona de Osqueiro en la que ocurría la historia de fantasmas
Carlos Gómes en la zona de Osqueiro en la que ocurría la historia de fantasmas XOÁN CARLOS GIL

Carlos Gómes recuerda una leyenda que le contó un vecino cuando tenía 15 años y recogía historias con sus compañeros del IES Escolas Proval de Nigrán

12 oct 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

Hay un lugar en Chandebrito que se conoce como Osqueiro, probablemente, en lo que hoy son fincas sin uso tomadas por los eucaliptos, había una escalera que utilizaban los vecinos para bajar a sus campos o al camino que conectaba la parroquia con la vecina Camos. Una noche de fiesta se juntaron varios vecinos en Osqueiro, pero les faltaba el vino. «Estaban de serán, contando historias de medo e o máis rufo de todos dixo que ía ir buscar a Camos un garrafón», explica Carlos Gómes, el portavoz de la asociación Chandebrito 1807. El hombre se apostó con sus vecinos que volvería con el vino aun estos le advirtieran en que esos caminos había fantasmas. No lo amilanaron y fue igual.

«Mentres baixaba polo camiño a Camos, apareceu unha pantasma. O informante que me contou a historia dicía que parecía unha sábana flotante», continúa Carlos. El vecino de Chandebrito se plantó en el camino, sacó el arma que llevaba encima y encañonó al fantasma, que siguió bailando delante de él. «Se es un ser vivo fala, se non tanto me ten», dijo el vecino. No hubo respuesta. Lo repitió otras dos veces. Nada. «E disparou», continúa Gómes. El fantasma no desapareció. Quedó tendido en el suelo mientras el vecino de Chandebrito siguió su camino hasta Camos para volver con la garrafa de vino.

«Uns días máis tarde apareceu no camiño, o meu informante non o tiña claro, o irmán ou un ser querido do veciño que fora polo garrafón morto por un tiro», añade el portavoz de la asociación vecinal. El día que se dio a conocer la noticia, el hombre desapareció y nadie lo volvió a ver nunca. Así acaba una leyenda que Carlos Gómes recogió cuando tenía 15 años. Estudiaba en el IES Escolas Proval y allí coincidió con María Xosé González Chamorro, su profesora de lengua y literatura gallega. «Ela organizou ao alumnado para que recolleramos a memoria oral e o patrimonio inmaterial de Nigrán», recuerda. Fue la que le inculcó a Carlos y a otros tantos alumnos el amor por la tradición oral y el patrimonio de su hogar.

Vecinos de Pracíns (Chandebrito) en una limpieza de caminos en el 1952
Vecinos de Pracíns (Chandebrito) en una limpieza de caminos en el 1952 Carlos Gómes, Chandebrito 1807

«A lenda das pantasmas de Osqueiero aprendina escoitando a Manuel Iglesias Iglesias», explica Gómes, que insiste en que él comenzó a entrevistarse con los mayores en una época en la que ya estaban desapareciendo historias al romperse la transmisión generacional y la relación con el territorio. Las tareas que les mandó María Xosé González Chamorro le sirvieron para comenzar una misión de recogida y de divulgación que nunca ha abandonado. Desde su asociación, Carlos ayudó a recoger la toponimia de Chandebrito, a dar a conocer el importante patrimonio de arte rupestre que tiene la parroquia y, también, a enseñar el pasado de un lugar en el que todavía sobreviven las antiguas historias.

Gómes también recuerda que «na contorna do lugar do Esqueiro, onde se desenvolve a historia das pantasmas, ocorreron diversos episodios tráxicos. Houbo un homicidio dun veciño apuñalado por outro en Pracíns no ano 1946 e o falecemento de dúas veciñas que fuxían dos peores lumes da historia de Chandebrito en 2017».