Eva García, la excaldesa de O Porriño, será reconocida como la primera víctima oficial del Patronato de la Protección de la Mujer

O PORRIÑO

La abogada que falleció en 2022 vivió su adolescencia dentro de un régimen represivo que la castigó por ser homosexual
16 oct 2025 . Actualizado a las 05:00 h.La vida de la excaldesa de O Porriño, Eva García de la Torre (1962, Sevilla - 2022, O Porriño), quedó marcada en las paredes de los centros de monjas dependientes del Patronato de la Protección de la Mujer. Allí, como le ocurrió a miles de mujeres durante la dictadura y los primeros años de la democracia, fue víctima de maltratos y de opresión por un sistema que buscaba «redimir a las mujeres y encauzarlas en la moral del régimen». Eva García será hoy la primera mujer de esos centros en ser reconocida como víctima de la opresión sufrida durante la dictadura y hasta el año 1985 por el Patronato de Protección de la Mujer. «Estoy muy feliz. Ella abre un camino que pueden seguir muchas otras», destaca la abogada Silvia Fernández, que fue su pareja y que investiga desde el fallecimiento de Eva en 2022 su pasado en el Patronato de la Protección de la Mujer.
La historia de la mujer que regentó la alcaldía de O Porriño desde 2015 hasta el 2021 es dura. Con tan solo 4 meses su madre la llevó junto a su hermana a la Casa Cuna de Sevilla para que se hicieran cargo de ellas. «Se vio obligada porque vivía una situación de violencia familiar», cuenta Fernández. Eva se crio «feliz» en aquel lugar, pero a los 9 años la internan en un colegio de monjas que formaba parte del Patronato de la Protección de la Mujer, que dependía del Ministerio de Justicia Franquista. Allí, como la de tantas otras, se vio obligada a sobrevivir a una rutina cruel y represiva. «Se levantaban muy temprano, limpiaban todo el centro, rezaban y las mandaban a trabajar seis o siete horas al día», continúa Fernández. A Eva la mandaban a realizar tareas en una lavandería industrial y a empresas de cartonaje. Eran mano de obra esclava y tampoco tenían la oportunidad de estudiar.
A los 11 años, en el 1973, se la llevan a otro centro en Jerez. «Allí pasó mucha hambre. Me contaba que le robaban la comida a los conejos para alimentarse», continúa la que fue su pareja. Todo cambió cuando llegó Juana, una mujer que sería muy importante en su vida, al centro. La monja impuso un trato más cercano en el centro y fue un apoyo constante en la adolescencia de Eva. Ella no tenía a nadie más. Su madre intentó volver a tener contacto con su hija, pero falleció en el 1975, cuando Eva tenía 13 años, y su hermana fue enviada a otro centro. «Nunca la pudo encontrar. Lo intentó muchos años, pero no supo nada de ella», explica Fernández.
En el 1978, cuando Eva tenía 16 años, fue enviada a un centro en Sevilla. Allí, «los señoritos de la ciudad las iban a buscar para que trabajaran de sirvientas en una casa». La que fue alcaldesa de O Porriño fue enviada a uno de estos hogares. «Un día, Eva le escribió una carta a Juana, la monja que le ayudó en Jerez, en la que reconocía que pensaba que se había enamorado de la señora de la casa», continúa la abogada. La carta fue descubierta en una revisión que hicieron de sus cosas y la denunciaron por homosexualidad a un tribunal de Sevilla. Franco había muerto tres años antes y la constitución sería proclamada ese mismo año. Ese mismo año, Eva, como castigo, fue internada en un centro del patronato de Sevilla como «sospechosa de ser homosexual». Allí la sometieron a régimen estricto de observación. Poco después, a finales de ese año, se entera de que su amiga Juana había sido trasladada a Vigo y consiguió trasladarse con ella al centro que regentaba en Bouzas.
En la ciudad todavía seguía sometida al régimen del Patronato y trabajaban cosiendo pantalones que hacía mucho dinero con ellos. Eva no aguanta más y se escapa. «Pasa un tiempo viviendo en la calle hasta que un matrimonio la acoge», recuerda Fernández. Luego todavía pasaría por otro centro del Patronato en Vigo hasta que lo abandonó en el 1985 para casarse. Por fin fuera de aquel régimen, Eva aprovechó la libertad ganada para estudiar. Estudió derecho por la Uned, ejerció de abogada y, finalmente, consiguió ser alcaldesa de O Porriño.
Silvia Fernández ha dedicado muchos esfuerzos para conseguir el reconocimiento que Eva García recibirá mañana. Solicitó al Ministerio de Política Territorial y Memoria Democrática su reconocimiento como víctima al amparo de la Ley de Memoria Democrática, «una petición que el colectivo de víctimas viene realizando a fin de que las mujeres que sufrieron ese encierro sean reconocidas por la Ley de Memoria», explica. Su esfuerzo verá sus frutos en un acto que el ministro, Ángel Víctor Torres, realizará en Vigo en las instalaciones de la zona franca en la calle Arenal 46 de Vigo, a las 10.00 horas.
Fernández recuerda también que «hace escasos días se presentó una propuesta en el Congreso para incluir a estas mujeres en la Ley de Memoria que fue rechazada, de ahí la importancia de este acto».