En O Rosal también se dan los flamencos

Monica Torres
Mónica Torres O ROSAL

O ROSAL

M.Moralejo

Las primeras zancudas cien por cien gallegas cumplen tres meses de vida

22 jun 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

«En O Rosal también se dan los flamencos, no solo los vegetales», dicen José Carlos Fernández y Rosa Liria Lorenzo, criadores de aves. El matrimonio confirma así que en el vergel de O Baixo Miño donde los cultivos de albariño, mirabeles y kiwis crecen por doquier, también echan raíces las zancudas de característico color rosado. En abril anunciaron la posible llegada, por sorpresa, del primer flamenco fecundado y nacido en Galicia y ahora están de enhorabuena por partida doble.

La juventud de los progenitores, que no superan los tres años, y la falta de referentes obligaba a la cautela porque el proceso podía no llegar a buen término. Y así fue. Tras 28 días de espera se descubrió que aquel huevo no era fértil. Ni el que después puso otra pareja, ni el siguiente. Seis huevos y todos infértiles. «Ya casi nos dábamos por vencidos cuando el pollo del séptimo picó el huevo», explica José Carlos. Rosa lo había puesto en la incubadora porque se caía seguido del nido de tierra que hicieron sus padres. «En cuanto el pollo picó, volvimos a ponerlo con los padres», dice. Fue el primer cambiazo, «porque la prioridad es que estén y nazcan con ellos», advierten. Eso hizo que, por cada huevo que tuvieron que trasladar a la incubadora, pusieran uno de los infértiles a los progenitores. «Como aún tardan hasta 48 horas en nacer desde que comienzan a picar, hubo margen de sobra para volver a ponerlos con sus madres», apunta.

M.MORALEJO

Los primeros bebés flamencos gallegos nacieron hace tres semanas con solo 48 horas de diferencia y, curiosamente, vinieron al mundo justo durante la inauguración y la clausura del Congreso Universal de Faunia que convirtió a Gondomar en la capital mundial de la avicultura. Un grupo de profesionales y expertos fueron los primeros en conocer a los polluelos. Llegaron de visita a casa de José Carlos y Rosa dos horas después de que eclosionara el primero de los huevos. «Hemos tenido ya dos bebés flamencos y esperamos otros tres si finalmente son fértiles los que quedan. Dos en incubadora y otro en el aviario», avanzan. No son los primeros nacidos en Galicia, porque diez de los diecisiete flamencos de la familia llegaron al valle siendo aún huevos, entre el 2021 y el 2022, «pero sí son los primeros cien por cien gallegos porque se reprodujeron aquí, así que la ilusión es doble». La familia crece y esto es un indicador inequívoco para el matrimonio de que «la cría en cautividad es el futuro de muchas especies». «Si no se sintieran cómodas, bien alimentadas y mantenidas, no habrían criado. Es algo especialmente gratificante», contesta José Carlos a las voces críticas con esta actividad que pretende salvaguardar la especie.

Ayer cumplió tres meses el primero de los polluelos y mañana lo hará el segundo. «Todos comparten espacio y se llevan de maravilla. De momento aún se alimentan de la leche de buche, que es roja y que regurgitan sus madres, pero ya empezaremos también con el pienso», dicen. Los benjamines son blancos grisáceos, «parecen peluches porque su plumón es como de algodón». Pero no son los únicos pequeños de la casa: en el último mes les han nacido una veintena de aves de otras especies, como loros, grullas e ibis escarlata.