El chapapote persiste 15 años después

alejandro martínez VIGO / LA VOZ

OIA

Oscar Vazquez

Numerosas rocas de la franja litoral continúan teñidas de negro por los restos del vertido del Prestige

21 sep 2017 . Actualizado a las 19:45 h.

A punto de cumplirse 15 años de la tragedia del Prestige, todavía hay rocas teñidas de negro en las costas de Oia. Una marea de voluntarios que llegó de todo el país retiró toneladas de crudo que expulsó el petrolero que se hundió a 250 kilómetros de la Costa da Morte. A pesar de su esfuerzo, no todo el material que quedó impregnado en la fachada litoral pudo ser limpiado. Costras de chapapote seco recubren numerosas piedras de la escarpada costa de Oia.

El área de Pedra Rubia, en Mougás, es uno de los lugares donde todavía es más visible el sucio rastro que dejó el peor desastre medioambiental de la historia de Galicia. Con la bajada de la marea, sale a relucir el oscuro color del fuel que tiñe lugares frecuentados por mariscadores y pescadores deportivos. Solo la erosión producida por los golpes de mar ha borrado parcialmente estas huellas durante los últimos años. La situación se repite en otros puntos del Concello de Oia que resultaron afectados por la marea negra.

No existe en la actualidad ningún proyecto para proceder a la limpieza de estos restos de contaminación y van camino de convertirse en una herencia para las próximas generaciones. Los profesionales del mar son quienes conviven a diario con esta realidad. La patrona mayor de Baiona, Susana González, afirma que los restos de chapapote que todavía persisten producen un daño tremendo para los recursos marineros y turísticos. «Cuando hace mucho calor se ablanda y se pega y todo eso produce un daño tremendo para nuestros recursos marinos y un efecto muy negativo de cara a los vecinos y visitantes, afirma la representante de los marineros baioneses.

No obstante, las zonas de marisqueo en las que trabaja la Cofradía no se ha visto afectada y hoy en día los percebeiros sacan de allí un producto de primera calidad.

Los percebeiros sí aprecian a diario restos del chapapote del hundimiento de otro petrolero, el que expulsó el Polycommander, en mayo de 1970 tras encallar cerca de las Islas Cíes. El siniestro provocó una catástrofe ecológica con el vertido de 15.000 toneladas de crudo. Restos de este naufragio conviven hoy en día con la suciedad impregnada del Prestige.

Buena limpieza

«Del Prestige no lo apreciamos en la zona donde mariscamos. Hay que decir que se limpió bastante bien», señala Susana González. «No hay bicho más duro y que soporte el fuel como el percebe. Teníamos zonas cubiertas por entero de chapapote y se han recuperado sin problema», señala.

«Sinceramente es un hecho que la contaminación, de la índole que sea, perjudica a los recursos marinos en general», añade.

El próximo 19 de noviembre se cumplirá el decimoquinto aniversario del desastre ecológico. El Concello de A Guarda trabaja en la organización de un acto de homenaje a todos los voluntarios que viajaron a Galicia para recoger el chapapote. A pesar de que el vertido no afectó a este Ayuntamiento, es el único que ha levantado un monumento de agradecimiento a las miles de personas que participaron en las labores de limpieza. Se trata de un tronco de 15 metros de altura que llegó a Oia a la deriva y que ha sido levantado sobre un montículo con piedras de los distintos lugares desde donde llegaron voluntarios. En Oia no se llevó a cabo ningún homenaje por razones políticas.

«No hay bicho más duro y que soporte el fuel como hizo el percebe», dice la patrona de Baiona

«Queremos hacer otro homenaje a todas las personas que nos vinieron a echar una mano»

Xabier Garrido, vecino de Oia, promueve junto con las autoridades locales de A Guarda la realización de un homenaje a los voluntarios de la marea blanca que limpiaron el chapapote. El acto tendrá lugar en el monumento a los voluntarios levantado en este ayuntamiento hace cinco años bajo su impulso.

«Vamos a reunirnos con música para recordar lo que hicieron, porque gracias a los más de 300.000 voluntarios que llegaron pudimos salvar nuestras costas», señala este antiguo percebeiro. «Si no llegan a sacar toda esa gran cantidad de miles de kilos las consecuencias habrían sido catastróficas, porque una vez seco hubiera acabado con el pulpo, la nécora, el percebe... Hicieron un trabajo increíble», señala. Pero a pesar de todo ese esfuerzo, hubo zonas que quedaron marcadas para siempre. «Después vino Tragsa y echaron a los voluntarios», señala. En su opinión, quitar los restos que aún permanecen en las rocas «sería algo muy costoso».

La ONG Greenpeace incluyó a Xabier Garrido en el año 2014 en su lista de 17 personas anónimas que cambiaron el mundo. Lo eligieron en representación de los miles de voluntarios que ayudaron en las tareas de limpieza, un hecho sin precedentes, ya que fue la mayor movilización de personas para actuar ante una catástrofe medioambiental de grandes proporciones.