La metamorfosis de Manuel: de preso a abogado y de abogado a narco

e. v. pita VIGO / LA VOZ

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Salió de prisión licenciado en Derecho y ahora le procesarán un gran alijo de heroína

14 feb 2019 . Actualizado a las 20:35 h.

La vida de Manuel E.M. ha dado un nuevo giro. Primero fue maquinista de Renfe hasta que lo arrestaron cuando supervisaba un alijo de heroína. Una vez en prisión, se despertaba de madrugada en su celda para estudiar Derecho por la UNED. Salió licenciado. Se puso la toga y comenzó a ejercer. Nadie había sospechado de él, que había sido entrevistado en medios y televisiones como ejemplo de reinserción en la sociedad.

Pero ahora, una jueza de Vigo lo va a procesar como el colíder de una banda de traficantes que trajo a Galicia el mayor alijo de heroína de España en agosto del 2017 y uno de los mayores de Europa ese mismo año. El acusado se declara inocente y se pregunta por qué, si como dicen es el cerebro de la trama, nadie ha decretado medidas de seguridad contra él antes del juicio que se celebrará, previsiblemente, antes de diciembre. Alega que no hay pruebas consistentes para relacionarlo con dos alijos, uno de cocaína y otro de heroína.

Eran 60 kilos valorados en 2,8 millones y que trajeron unos camioneros búlgaros. La magistrada cree que el letrado vigués también estaba detrás de un intento frustrado de enviar un cargamento de cocaína desde Colombia a través de un barco pesquero. Los contactos sudamericanos les engañaron a él y su socio tras adelantar 160.000 euros.

El informe que el juzgado remitió al fiscal para que formule acusación contra la banda señala al letrado vigués como uno de los principales implicados. Cuando comenzaron las vigilancias policiales, todas las pistas conducían a su bufete, a donde acudían sospechosos de O Salnés. La jueza indica que Manuel E.M. y su socio Juan Jesús, Juancho, que regentaba un bar en Vilanova de Arousa, eran los líderes. El jefe sería Manuel porque todos los demás le contaban sus avances y lo apodaban el Abogado, el Cura o el Señor Jacinto.

Ambos tenían una relación personal porque se conocían desde hacía años. Coincidieron en 1996 en prisión preventiva por tráfico de drogas pero en operaciones distintas. Se hicieron amigos a lo largo de los años y, según la jueza, se unieron a otras decena de implicados para planear un envío de cocaína gracias a que ellos tenían los contactos en Latinoamerica. Según la jueza, también trataban más con los intermediarios y coordinaban las labores de otros implicados.

Los planes se urdieron, supuestamente, en el propio bufete que Manuel E.M. tenía en Vigo en marzo del 2016. Su socio Juan Jesús vino con otros cómplices desde Vilanova de Arousa,

Según la investigación judicial, contactaron con un intermediario colombiano para traer un importante cargamento de cocaína desde el país sudamericano a España. El enlace viajó hasta A Toxa en junio, y a Pontevedra meses después, así como a Arousa. En las reuniones estaba presente el abogado, que la jueza considera el «máximo responsable».

Para comunicarse usaban mensajes encriptados enviados desde un ordenador o una Blackberry.

Los líderes, según la investigación, enviaron a uno de sus hombres a Colombia, vía Ecuador. Pero pronto empezaron a desconfiar de su amigo colombiano tras los nulos avances en la operación y consideraron que, después de adelantarle 160.000 euros, los engañó.

Según la jueza, la cúpula de la banda no se desanimó y, tras intentar llegar a una conciliación y arreglo, buscó a otros proveedores para introducir la droga por las costas gallegas.

A mayores, los líderes de la banda, supuestamente, contactaron con un grupo búlgaro para que descargasen en un almacén de Caldas de Reis un alijo de heroína tras cruzar con un camión toda Europa. Hicieron llamadas por teléfono para alquilar la nave en agosto del 2017. El camión llevaba un espacio oculto al que solo se podía acceder accionando el sistema hidráulico de elevación del remolque. Además de los 60 kilos de heroína con una pureza del 61 %, llevaban 47.000 euros en efectivo. No tenían miedo de las cámaras de la empresa usada porque estaba cerrada por vacaciones.

La jueza concluye que el abogado estaba implicado por las reuniones que mantuvo y porque colaboró en la búsqueda de la nave para la heroína. «La instrucción no solo reveló el papel de Manuel como director, sino también sus posibilidades económicas, por tanto capacidad de financiación de este tipo de operaciones dado que él hizo importantes entregas de dinero», dice la jueza.

Durante quince meses siguieron la pista al abogado. Le atribuyen ser el «principal ideólogo y responsable de coordinar la labor de los demás investigados a fin de materializar la operación de tráfico de cocaína que pretendía introducirse desde Colombia, siendo Juan Jesús su mano derecha e implicado directamente quien tenía experiencia previa en ese campo y relación de años con él».

La jueza destaca que aunque al abogado le intervinieron sus conversaciones telefónicas no lograron pillarle en ninguna charla comprometida porque prefería los encuentros personales y otros modos de comunicarse que nadie pudo averiguar.

El exrecluso se especializó en la defensa de traficantes en la Audiencia Nacional

El vigués Manuel E. M. era apodado en prisión el Abogado porque se despertaba de madrugada para estudiar la carrera de Derecho en su celda. Era una forma de aprovechar sus ocho años en prisión por ayudar a traer un alijo de heroína con unos camioneros macedonios. Los demás reclusos apreciaban tanto sus conocimientos legales que le pedían consejo para rellenar sus formularios de permisos y apelaciones. Una vez en la calle, en el 2012, y con el título en la mano, pudo colegiarse y ejercer.

La formación del exrecluso incluyó también un período de prácticas cuando salió de la cárcel. Asistió a juicios en Vigo acompañado de un amigo durante varios meses para aprender la mecánica. En su día dijo: «No sé si estaré a la altura para defender a una persona». El tiempo parecía demostrar que había sabido aprovechar bien su segunda oportunidad hasta que hace unos meses la jueza de Instrucción número 1 de Vigo lo empezó a vincular con el alijo récord de Caldas en el 2017.

En su primer año como licenciado, empezó a ganar sus pleitos. Este exmaquinista ferroviario rehízo su vida a los 54 años, obtuvo una cartera de clientes e incluso movió casos en la Audiencia Nacional.

Desde el 2013, solía pasar por los juzgados de Vigo y comentar en los pasillos sus anécdotas como letrado. Entre sus primeras victorias legales, logró que la Audiencia Nacional rebajase a un acusado de tráfico de drogas una condena de 9 años y se la dejase en 6. Sus argumentos legales convencieron a la sala para reducir tres años el castigo pese a que, inicialmente, el tribunal se oponía y el caso parecía perdido. Otra intervención exitosa fue la defensa de un traficante de hachís en un juicio de Andalucía que se complicó sobremanera porque cambió el fiscal y exigió más pena por una diferencia de unos gramos. Al final, hubo acuerdo.

En el 2014, según él mismo contó, logró una sentencia pionera que compensaba cada diez días de comparecencias que un preso haga ante el juez para firmar en un día de prisión cumplido