Jose Ramón Lete: «El deporte te enseña que siempre hay alguien que es mejor que tú»

VIGO CIUDAD

XOAN CARLOS GIL

El mítico Solozábal le cortó el paso en la selección española como base al responsable del área deportiva de la Xunta

20 jun 2023 . Actualizado a las 00:53 h.

Los deportistas de élite son nómadas. Su código postal varia según su valor de mercado, por la suerte de un gol oportuno, de una canasta no interceptada. La vida les lleva y se adaptan. Así describe la suya Jose Ramón Lete Lasa (San Sebastián, 1957), el secretario xeral para o Deporte de la Xunta, que como de equipo ha cambiado también de destino en política al lomo de las circunstancias, unas a favor y otras, las menos, al contrario.

Vitoria, Madrid, Zaragoza, Tenerife, Santiago, Lugo y Vigo conforman un palmarés deportivo iniciado de pequeño con los curas del San Viator. «Era un colegio visionario. Tenía claro lo que debía de ser el deporte para la formación», dice de la institución académica vitoriana. El método de detección de talentos de los sacerdotes era visionario, de altura. «Nos pusieron en el patio del colegio e iban señalándonos a los más espigados», rememora aquel golpe de fortuna genética inicial a los once años. Ese grupo se fue haciendo con diversos campeonatos de España según iban sumando edad. El tapón de la internacionalidad se lo puso en la selección júnior el mítico Nacho Solozábal. También en los bases, como en los pulsos, solo puede quedar uno. Él culé, Epi e Iturriaga irrumpieron entonces en el equipo nacional de manera definitiva. Serían el núcleo del dream team hispano, los platas de las Olimpiadas de los Ángeles. «Eran los del año siguiente a nuestro grupo y mejores», dice ratificando con su experiencia sobre el parqué la huella que dejaron en la historia. «Lo que te enseña el deporte es que siempre hay alguien mejor que tú», acuña Lete. «Lo fantástico del deporte son las lecciones y los valores que aprendes», añade. «Te enseña a perder», suma otra reflexión que hace extensiva a todos los aspectos de la vida y sobre todo a la política. «Ganas o aprendes», continúa lanzado. «A mi me enseñó a no tirar nunca la toalla, a no rendirte. Y lo sigo aplicando», avisa.

Kas, Estudiantes, Helios, CAI, Tenerife, Breogán, Obradoiro y Bosco de Vigo, entrelazan su currículo deportivo. En el último equipo entrenaba a las diez de la noche y a las cinco y media de la mañana cogía en Vigo el bus de los funcionarios a la Xunta, a aquella Administración autonómica de los arranques. «Yo siempre fui muy precoz en todo», dice para explicar su entrada como funcionario de carrera en aquella estructura de 1982 que acababa de superar el impulso de la preautonomía.

Rompe el mito del deportista florero, del tuercebotas callejero que ponen en una lista electoral por cuota. Las concentraciones, viajes y descansos de más de veinte años de deportista, y de ellos doce a nivel profesional, los aprovechó para absorber los conocimientos de cuatro carreras (Derecho, Psicología, Filosofía y Magisterio). «El saber no ocupa el lugar, pero a mi me ocupaba mucho tiempo», reinterpreta a Unamuno. «Ver cuando empezaba como otros jugadores que llegaban al fin de sus carreras no tenían ni oficio ni beneficio me hizo pensar en que tenía que labrarme un destino diferente para después». Estudiar. «Ser más que tener», filosofa.

Su padre, un mondragonense que hizo carrera en Vitoria, fue su primer representante, el que le dejó marcharse a jugar a Lugo con el Breogán, a vivir con 17 años en una pensión. Paco Villar, el amigo inseparable de Mariano Rajoy, haría las veces de ese mánager iniciático en la vida política. Jefe de servicio de educación, salta a la secretaria provincial del Sergas en Vigo y ahí es donde conoce al que considera su padrino político. Con él, con Villar, se fue a Madrid en 1996 en el equipo de Rajoy como ministro de Administraciones Públicas. Allí coincidió con el después alcalde coruñés Carlos Negreira y con otro joven, el que había sido hasta ese momento secretario general de Sanidade, se llamaba Alberto Núñez Feijoo. «Era mi jefe aquí. Yo le acompañaba en inauguraciones de centros de salud y demás». En Madrid montó él solo la Fundación Internacional para Iberoamérica de Administración y Políticas Públicas. «Hoy tiene unos trescientos trabajadores», apunta con satisfacción.

Después, responsable de Deportes en Galicia, en la comunidad de Madrid y en el Consejo Superior de Deportes, antes de volver a Galicia en similar posición. Vuelve a sonar para dirigir el CSD si el PP gana las generales. «Alberto es previsible, pero inescrutable», dice para no abrir ni cerrarse puertas.

Quita épica a los palcos, al poder y negocios que se asevera se cierran en los descansos. «No todo es glamur y quienes acceden a ellos ya se conocen. Para mi es trabajo. Los fines de semana, de mucho trabajo».

Lete otorga al deporte un rol clave en la política, porque lo considera indispensable para la vida, para la salud, para lograr calidad de vida. «El deporte es un amigo para toda la vida, genera empleo, cada vez más turismo, tiene su hueco en el PIB», concluye.

Operación altura.Elegido por los curas por tamaño, los niños de su etapa en el San Viator fueron campeones de España en varias categorías. Él, en el centro arriba con el 7, sería base más de 20 años.
Elegido por los curas por tamaño, los niños de su etapa en el San Viator fueron campeones de España en varias categorías. Él, en el centro arriba con el 7, sería base más de 20 años. Álbun familiar

EN DETALLE

- Primer trabajo

- El baloncesto. En el Breogán con 17 años. Cobraba 25.000 pesetas al mes de 1974 (150 euros). La pensión me costaba 7.000. A los tres años lo compaginé con ser maestro con plaza de funcionario.

- Causa a la que se entregaría

- A lo que hago. Mi vida ha sido el deporte, jugando y gestionándolo. Es una buena cosa.