El pazo de A Raposeira ultima su recuperación a punto de cumplir 400 años de historia

Luis Carlos Llera Llorente
luis carlos llera VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

La constructora prevé finalizar las obras en mayo; los vecinos reclaman seguridad con el retranqueo del muro

17 mar 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Cuenta atrás para que Vigo recupere una de sus joyas arquitectónicas, que permaneció muchos años en el olvido y fue deteriorándose poco a poco. La empresa constructora Abal, especializada en la recuperación de bienes de interés cultural, confía en acabar la rehabilitación total del pazo de A Raposeira el próximo mes de mayo. Quedará así listo para su apertura al publico, justo cuando enfila los 400 años de historia, un edificio granítico de 1625 que mantiene una capilla, una torre, hórreo y palomar, además de un jardín francés y dos balaustradas de piedra. En sus fachadas, que ahora recobran el esplendor de antaño, pueden verse los escudos de las familias Saavedra y Montenegro.

El Ayuntamiento de Vigo se hizo con la titularidad del inmueble, en estado ruinoso, gracias a un convenio urbanístico con Alcampo en 1986 y ha podido acometer ahora su puesta en valor con cerca de un millón y medio de fondos europeos.

El pazo del siglo XVII era propiedad de la multinacional gala, que adquirió terrenos a sus antiguos dueños, ya fallecidos, y construyó el hipermercado de la avenida de Madrid. Protagonizó uno de los frecuentes despropósitos urbanísticos cometidos en Vigo, ya que el hipermercado francés construyó la entrada para sus camiones justo al lado de la puerta de la vivienda destinada a carruajes.

Hoy en día, desde la puerta del pazo hay que sortear los camiones que entran y salen. Detrás del torreón levantado para cambiarle las vigas se ven depósitos industriales. Junto a la entrada de mercancías del híper está la gasolinera de bajo coste de la cadena, que tiene fama de ser de las más baratas de Vigo. Esto, sumado a las empresas del entorno, entre las que se encuentran naves de congelados y otras con cientos de empleados, provoca un enorme movimiento de vehículos.

El edificio histórico se va a destinar a eventos y bodas, así que el tráfico de vehículos va a ser todavía mayor del que ya es actualmente. La carretera que rodea el pazo y da acceso a la gasolinera y a otras empresa no dispone de aceras y los trabajadores de la zona y vecinos se juegan el tipo al desplazarse a pie. Uno de ellos es Teresa Romero, que se crio en Sárdoma y acudía con frecuencia al pazo de su amiga Charito Montenegro, como la llama cariñosamente. Romero y otros vecinos reclaman que se retranquee el muro de la propiedad para que los viandantes puedan circular sin riego alrededor de la mansión palaciega que están rehabilitando.

Gatos

Rosario Montenegro, que vendió la propiedad a Alcampo, se reservó el derecho de usufructo del caserón y la finca poblada de camelios y frutales. Le permitieron usar el pazo hasta que falleciese. Desde entonces (murió en el 2013) hasta el mes de noviembre, ha estado abandonado. En este tiempo una colonia de gatos se ha convertido en inquilina habitual. Lo sabe bien Alberto Santomé, familiar del histórico futbolista Quinocho y amante de los gatos. « Soy especialista en cantería y quiero que el Concello me deje colocar en el muro, por fuera, un comedero para la colonia felina. Antes había quince gatos y ahora, desde que se han iniciado las obras, quedan diez», señala y apostilla que «el Museo Hermitage está lleno de gatos».

En noviembre se iniciaron las obras de recuperación con un coste total de 1,8 millones de euros, de los cuales más de 1,4 millones están sufragados por el Gobierno a través de fondos europeos de recuperación Next Generation y más de 300.000 los pone el Ayuntamiento.

Por eso, el Concello vigila atentamente cómo se desarrollan las obras y apremia para que se cumplan los plazos previstos y se justifiquen a tiempo las ayudas recibidas.

El pazo de A Raposeira tendrá usos socioculturales, según el compromiso adquirido por el gobierno local, y estará a disposición de la asociación vecinal de Sárdoma.