La lluvia convierte la A-55 en terreno minado

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Los baches y agujeros complican la circulación de Vigo a Tui en la vía más peligrosa de Galicia

06 abr 2024 . Actualizado a las 19:46 h.

La autovía A-55 que une Vigo y Tui se ha convertido en un terreno minado. Las precipitaciones de las últimas semanas, muy superiores a la media, han provocado que el «efecto fochanca» colonice la vía más peligrosa de Galicia. En uno de los habituales puntos negros de esta carretera, parcheada cada temporada, el impacto del agua no solo es visible en el asfalto. Ya lo avisan los carteles luminosos en el tramo sinuoso que atraviesa el término municipal de Mos. «A dos kilómetros, baches en calzada», advierte un letrero a la altura del kilómetro 11 en sentido a Vigo. En el mismo punto, en las conocidas curvas de Tameiga y la de los Molinos, donde se concentran el 80 % de los siniestros que se producen a lo largo de toda la autovía, hay también señales de un estrechamiento del vial. El motivo es que, a pocos metros, en el carril derecho de subida, está uno de los baches a sortear identificado con cuatro conos.

Es solo uno de los agujeros que han de esquivar los conductores que circulan por esta arteria que comunica Vigo con Portugal y la Meseta. Los más de 60.000 vehículos que circulan a diario por la autovía están acostumbrados a convivir con las grietas que cíclicamente resurgen en la autovía y acaban convirtiéndose en socavones o en auténticos cráteres. Los parcheos que acomete el Ministerio de Transportes cada cierto tiempo son solo paliativos porque el firme no soporta el paso de un tráfico tan intenso y pesado en tramos de intensas curvas y frenado continuado. En el mejor de los casos, la calzada aparece llena de rebacheos que se perciben a simple vista y, por supuesto, en la conducción.

En el tramo de mayor siniestralidad, pese a las limitaciones de hasta 60 kilómetros por hora y contar con dos de los radares que más multan de España, se suceden los puntos con el asfaltado destrozado. No solo en los carriles de la propia autovía sino en los de los viales de acceso y entrada, como el de A Portela, el del aeropuerto o el del Meixoeiro. Si se circula en dirección a O Porriño, comienza a dibujarse también otra de las grietas habituales de la vía, antes de la salida 10, cerca del desvío para la entrada a la gasolinera.

Los baches no solo se han adueñado del tramo hasta Mos. En la recta de O Porriño hay que hacer más giros de los deseados porque la plaga de los agujeros ha llegado ya hasta Tui. A plena luz del día se ven, pero la situación se complica por la falta de visibilidad en la zona. La autovía A-55 tiene una correcta iluminación nocturna a lo largo de los primeros kilómetros. Al salir de este entramado urbano y llegar a las inmediaciones de O Porriño, las farolas de alumbrado desaparecen.

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Para poder ejecutar el arreglo de las grietas, baches y agujero es necesario que cesen las lluvias para garantizar que el firme que se vierta no se levante con el paso del tráfico si no queda bien fijado.

Aun con las bonificaciones del Ministerio de Transportes, la autopista no es una alternativa real para la mayoría de trabajadores que acuden a diario a Vigo desde el sur de la provincia. La nueva autovía que prevé unir Vigo y O Porriño en túnel para evitar las curvas de Mos sigue sin concretarse. El nuevo vial subterráneo que conectaría los dos municipios en 10 minutos está sobre la mesa desde hace más de dos décadas. El proyecto técnico y el de impacto ambiental comenzó a redactarse en el 2019.