Aquella Galicia de drogas y movida de los 80 desde la mirada de los usuarios de Érguete
![Pedro Rodríguez Villar](https://img.lavdg.com/sc/nrwxcXTazra-strWbkbe6HmOrG8=/75x75/perfiles/1682617861901/1682618040561_thumb.jpg)
VIGO CIUDAD
![](https://img.lavdg.com/sc/3U5jERi3lR2UGefxSCx-UdERNck=/480x/2025/01/27/00121738003803090577606/Foto/mmm.jpg)
Residentes de las viviendas de acogida crean una muestra de fotografías
28 ene 2025 . Actualizado a las 05:00 h.«Años 80. Década de muerte, década perdida, década clavada en mi corazón», escribe Rivera, una usuaria de la asociación Érguete que está asistiendo a un taller de poesía en su sede de Vigo. A su lado, Nanda, contesta con otro pequeño texto: «Años 80, baile, alegría y despreocupación». Aquella década se escribió en su piel más que ninguna otra. Dejó caricias y cicatrices, felicidad y «mucho dolor», recuerda la vicepresidenta honorífica de Érguete, Dora Carrera. Este año la lucha que comenzaron ella y otras madres en el 1985 cumple 40 años. En la asociación quieren recordar su lucha y su legado con varios actos a lo largo del año. Para ello, están preparando una muestra de fotografías con las miradas de usuarios de las viviendas de acogida de la asociación en Vigo. «Van presentar 11 fotos do que para eles foron os anos 80», cuenta la coordinadora de Érguete, Elvira Rivas.
Hay fotos de todo tipo. Aquellos años son «juventud, infancia, nostalgia o libertad» para los siete usuarios que participaron en la actividad. En una de las fotos que sacó Samu suena Eskorbuto. Su mano tatuada toca un disco del grupo que puso la banda sonora de su adolescencia, la que musicó aquel primer amor del colegio. En otra de las fotos, una mujer posa con un vestido de estampados que triunfaba en los 80. Su protagonista, Oksana, recuerda que en aquellos años «éramos felices y no lo sabíamos. No había filtros, ni redes. Solo un disparo captaba el momento. Mientras, tú seguías disfrutando sin retoques».
Tras las miradas de estos usuarios está la educadora social, Andrea Venn. Tiene 27 años, no vivió aquellos 80, pero tiene «unha alma moi vella, e son moi fan de toda a cultura que rodea á Movida, co cal fíxome moita ilusión coñecer ás súas perspectivas a través das fotografías que presentaron e as historias que compartiron en grupo e conmigo». Ella los animó a salir a la calle a compartir su mirada con la sociedad «porque suficiente en silencio están polo mero feito de formar parte dun colectivo estigmatizado». En Érguete recuerdan que este tipo de actividades también ayudan a visibilizar la causa por la que lucharon tanto las madres fundadoras: «Estas miradas son as de persoas que non tiveron sorte, que queren mellorar e deixar atrás unha enfermidade que pón de volta e media as súas vidas», insiste Rivas.
![](https://img.lavdg.com/sc/k_Yd2f0MuI3E5fNBN0HJU7RC04o=/480x/2025/01/27/00121738003861809255684/Foto/v_20250127_161223004.jpg)
Las fotos también están llenas de memorias. La de Borja habla de lo que ya no está. Un edificio abandonado, con la maleza escalando por sus paredes y grafiti rojo con un «se vende». Lo que hoy es una ruina fue «una tasca a la que iba siempre mi abuelo. Yo lo acompañaba a veces», era uno de sus lugares felices. Su compañero Milo también volvió a su infancia y sacó una foto a su pequeña bicicleta de juguete. «Mi más de medio siglo de vida, hace que esta foto me lleve a aquellos años en el barrio, a aquellas carreras de coches y patinetes», recuerda. Este trabajo de salir a la calle y trabajar con sus memorias «foi a parte mais complicada, pero, tamén, a que máis maxia aporta ao proxecto. Isto unido ás palabras que acompañan ás imaxes foi a guinda dun traballo precioso», destaca Andrea Venn.
Poder presentar sus fotos es «un orgullo». Samu, que también escribe poesía, sabe que es una oportunidad de mostrar su mirada y hacer reflexionar sobre aquellos años de drogas y movida. También es su manera de agradecer a la asociación Érguete que «nos den esta oportunidad de expresarnos». Sus fotos, como cantaba Eskorbuto, «son ecos de otra canción», en este caso la de todas las personas que compartieron aquella década «de muerte y felicidad».