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Tras el período liberal de 1821-23, los ayuntamientos coordinaron el Cuerpo de Voluntarios Realistas, una tropa ultraconservadora
10 feb 2025 . Actualizado a las 23:54 h.Derrocado el régimen constitucional del Trienio liberal (1821-1823), Fernando VII estableció una serie de normas para evitar que fuera sorprendido por los liberales por tercera vez. Entre otros movimientos, en 1823 creó el Cuerpo de Voluntarios Realistas, una tropa formada por las personas más convencidas de que el único poder en España recayese en Fernando VII. Estos voluntarios dependían de los ayuntamientos, aunque bajo la autoridad de los capitanes generales regionales.
El máximo dirigente del ejército en Galicia ordenaba al Ayuntamiento de Vigo que evitase admitir voluntarios realistas «sin que prestasen su expreso convencimiento», ni se ajustasen a las condiciones de la real orden y reglamento de 26 de febrero de 1824 que regulaba su constitución. El alcalde José Manuel Costas daba cuenta a la corporación de la orden en el pleno del 8 de abril de 1825. «Que solo queden y se tengan por alistados aquellos de convencida adhesión al trono y al altar, o la preste a las invitaciones del Ayuntamiento y que por su conducta se reciba un testimonio que acredite haberse cumplimentado las órdenes anteriores de la Regencia del Reino y posteriores de Su Majestad», se recoge en el acto municipal.
El Cuerpo de Voluntarios Realistas tenía como objetivo evitar el restablecimiento del gobierno constitucional, derrocado en 1823, así como luchar contra los elementos liberales. Esta tropa estaba formada por las personas más intransigentes del absolutismo español, que lideraba Fernando VII. Era la fuerza más poderosa del absolutismo y dependía de los ayuntamientos, aunque estaba bajo la autoridad del capitán general. «Que le acompañe a este testimonio una lista nominal en legal forma de los verdaderos voluntarios realistas con testimonio también que acredite su libre inscripción y calificación echa de su conducta», añadía el acta municipal. El Ayuntamiento de Vigo convocaba «a los sujetos que consten alistados y más que voluntariamente quieran presentarse». Podían acceder los vecinos de entre 20 y 50 años, que pudieran acreditar buena conducta y honradez y «muestren su amor al soberano y adhesión decidida a la justa causa de restablecer en su trono y abolir enteramente el llamado sistema constitucional que tantos males ha causado a toda la nación y a sus individuos».
El 26 de abril de 1825, Antonio Alfaro, oficial de Marina, solicitaba al Ayuntamiento de Vigo su admisión en los Voluntarios Realistas. Una vez recibida la solicitud, una comisión de personas de probada lealtad al rey Fernando VII informaba.
En Vigo, los encargados de decidir la inscripción eran entonces los regidores José Villavicencio, Francisco Rodríguez Núñez y Francisco Javier Pereiro. Esta comisión también se encargaba de nombrar los cabos, sargentos, oficiales y jefes de esta tropas. La milicia absolutista patrullaba día y noche y, cuando era llamada a toque de corneta, acudía rápidamente para mantener el orden. El Ayuntamiento de Vigo los puso en estado de alerta el 9 de abril de 1825 tras recibirse una advertencia del gobernador. Decía el poncio que circulaba por toda España un folleto «que se dice en la imprenta real con las licencias necesarias, año de 1824, titulado Españoles, unión y alerta, dirigido a inspirar la desunión de los buenos españoles amantes del altar y el trono y su Real Familia». Se refería a la obra del marqués de Valdelomar, primer documento revolucionario del constitucionalismo liberal masónico español.
El Cuerpo de Voluntarios Realistas era una organización clasista porque sus componentes debían poseer «rentas, industria u oficio» o ser hijos de quienes tuvieron esta condición. Sin embargo había una vía abierta para los más desfavorecidos, «demostrar claramente amor al Soberano». El goteo de solicitudes de buena conducta moral y política durante «la época pasada democrática» fue continuo en Vigo. Incluso algunos regidores lo solicitaron, como Roque Quiroga, pero también ciudadanos normales como Francisco Javier Pérez, Eustaquio de Mediavilla, Antonio Paz o Javier Martínez.