Un viaje por los escenarios del Vigo de 1809

Jorge Lamas Dono
jorge lamas VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

Los lugares que fueron claves en la Reconquista de la ciudad

29 mar 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

Ahora que Vigo conmemora el 216 aniversario de la reconquista de la ciudad a los franceses, y que miles de personas pasearán por la zona antigua, es un buen momento para recordar los espacios físicos donde se produjeron aquellos acontecimientos.

Todo comenzó el 31 de enero de 1809. Aquel día, los vigueses se vieron sorprendidos por la presencia de un centenar de húsares franceses que conminaron a las autoridades locales a rendir la villa, entonces rodeada por una muralla. En la actual plaza de la Constitución, entonces denominada simplemente plaza, se reunió la corporación y numerosos habitantes de la población. El juez-alcalde Vázquez Varela transmitió a todos la necesidad de rendir la plaza para evitar una masacre, algo que ya había ocurrido en otras localidades gallegas. Al día siguiente, 1.200 infantes entraban por la puerta de A Gamboa y tomaban el control de la localidad con sus dos castillos, el de Nuestra Señora de O Castro y el de San Sebastián. Era el comienzo de una invasión que duraría cerca de dos meses y que concluiría con el levantamiento del pueblo de Vigo apoyado por habitantes de otras localidades cercanas.

La villa comenzaría, en los días posteriores, a recibir más tropas francesas, que preparaban ya el asalto a Portugal. Primero el coronel Giardin, después, el general Limoussin y, finalmente, el comandante Chalot se sucedieron en el mando de la plaza. Defiende el escritor Pedro Feijoo, en su libro Camiñar o Vigo vello (Xerais, 2018), que en el edificio correspondiente al número 2 de la rúa Funil se instaló el puesto de mando de Chalot. El edificio, que él denomina «a casa do francés», ha sido rehabilitado recientemente.

Antes de partir hacia el país vecino, el mariscal Soult ordenó custodiar en el castillo de O Castro el botín de guerra que había acumulado en el saqueo realizado en Galicia. El investigador Eduardo Rolland, que acaba de publicar el libro 1809. Galicia en armas, sospecha que en ese tesoro se encontraba la plata resultante de la fundición del botafumeiro de la catedral de Santiago. Entre aquellos objetos guardados se encontraba uno de sus sables, que hoy en día se custodia en el Museo Municipal Quiñones de León. El otro castillo, el de San Sebastián, también fue ocupado por las fuerzas galas que se quedaron como guarnición en Vigo.

Otro de los escenarios de aquella invasión fue el convento de San Francisco. Los franceses destinaron el edificio a hospital. La participación en la resistencia armada de los franciscanos es recogida actualmente en las representaciones que se realizan estos días por las calles de la ciudad.

A mediados de marzo, los líderes populares ya preparan el asedio a la villa amurallada y establecen su cuartel general en Zamáns, para posteriormente trasladarlo a Santa Cristina de Lavadores. Allí fue donde se produjeron los enfrentamientos entre estos líderes populares y los militares que llegaron comisionados por la Junta Suprema. Aquella tensión no desembocó en actos violentos porque intervinieron los comandantes de las dos fragatas británicas, Lovely y Venus, que se encontraban en la ría.

El 19 de marzo se produjo en O Areal una refriega entre los componentes de una columna francesa, que había salido de la villa para avituallarse, y los guerrillero gallegos que estrechaban el cerco de Vigo. Mientras tanto, en Bouzas desembarcaban medio millar de paisanos procedentes de O Morrazo, que se sumaban al sitio.

Hace un par de años, los vigueses y las viguesas pudieron contemplar los restos de una vivienda hallada al inicio de Policarpo Sanz cuando se realizaba la entrada del túnel que va por debajo de la Porta do Sol. Aquella casa perteneció, durante la invasión napoleónica, a Manuel Ángel Pereira, administrador de la aduana. Fue testigo, la vivienda, del agitado momento que ahora se conmemora.

La taberna de Juana Rial

Hasta el momento no se ha podido ubicar la taberna de Juana Rial, lugar en el que se produjo el asesinato de tres vigueses a manos de soldados franceses. No obstante, debió de estar por debajo de la calle Oliva, es decir, Baixada á Fonte, San Bernardo o Xuanelo, porque en el proceso posterior se dijo que llevaron los cadáveres, arrastrándolos, calle abajo hasta el cabo de A Laxe para enterrarlos en la arena.

Tras su llegada a Vigo, Pablo Morillo estableció su cuartel en O Areal, desde donde codirigió el ataque. A las siete de la tarde del día 27, tal como dejó posteriormente por escrito Cachamuíña, comenzó el asalto en diversas partes de la muralla que rodeaba Vigo y a los dos castillos. Pero será en la puerta de A Gamboa donde se produjo la acción heroica del viejo marinero y de Cachamuíña, que logró abrir brecha, entrar en la población y rendir a los franceses. La firma de las capitulaciones se produjo en una fragata inglesa, frente A Laxe. Después, los soldados derrotados fuero embarcados en la actual alameda, que entonces era el fondeadero principal. De hecho, donde hoy se levanta el edificio de Correos se situaba entonces la aduana. No acabó la guerra ahí, pero eso ya es otra historia.