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Tres años después de su muerte Maradona, sus momentos esterales: tan inolvidable dentro como fuera de la cancha

Se cumplen tres años del fallecimiento de Maradona. Para algunos, el mejor jugador de fútbol de la historia; para otros, un personaje conflictivo, más popular por sus escándalos que por sus méritos deportivos. Maradona no dejaba indiferente… ni dentro ni fuera de la cancha. El autor de su biografía más leída recuerda las aristas desconocidas del personaje.

Por Jimmy Burns Marañón / Fotografía: Michael Regan

Viernes, 24 de Noviembre 2023, 10:00h

Tiempo de lectura: 8 min

Según cuenta la leyenda, fue una estrella que brillaba en el hemisferio sur y se reflejaba como una perla en el barrio obrero bonaerense de Avellaneda la que anunció a doña Dalma Maradona el nacimiento de su primer hijo varón, Diego. Era el 30 de octubre de 1960, un domingo, día de misas y de fútbol.

La versión más difundida de lo sucedido aquel día en el hospital que llevaba el nombre de Evita Perón asegura que Dalma –o Tota, como se la conocía familiarmente– emitió entonces una palabra que marcaría el comienzo de una historia preanunciada de genialidad futbolera y tragicomedia humana: «¡GOOOOOOOOOOOOOL!». Este fue el grito de doña Tota cuando el médico le mostró a su recién nacido, comentando: «La felicito, tiene un hijo sano y es puro culo».

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Orgullo de sus padres.Diego es el quinto de ocho hermanos, el primer chico, orgullo de sus padres, doña Tota y don Diego (Chitoro), ya fallecidos. La familia vivía en una chabola de Villa Fiorito, un poblado junto a Buenos Aires. Maradona reivindicaba sus orígenes humildes y era un ferviente fan de Fidel Castro (al que llevaba tatuado) y su régimen.

Cuando escribí la biografía de Maradona, el proyecto me llevó a visitar la chabola de metal, ladrillos y cartón que había construido su padre, don Diego, alias Chitoro, en Villa Fiorito.

Me di cuenta de que Diego Maradona no se puede explicar sin sus orígenes en esa villa miseria. Allí entendí su lucha para salir de la desventaja social y económica en la que nació, entendí su fuerza de voluntad y su deseo, gracias a un talento nato con la pelota, para convertirse algún día en el mejor jugador del mundo.

Cuando era niño, se cayó en un pozo negro. Su tío logró que Diego mantuviera la cabeza por encima de la mierda hasta que pudieron sacarlo. Su destino era sobrevivir a situaciones desastrosas

En Villa Fiorito, me enteré de un incidente que sirvió de presentimiento de una vida que nada tenía de normal.

Cuando era niño, Maradona se escapó de la choza familiar en medio de la noche. En una barriada sin electricidad ni agua corriente, Diego se perdió y cayó en un pozo negro. Su tío Cirilo corrió a rescatarlo consiguiendo que el pibe mantuviera la cabeza por encima de la mierda hasta que lograron sacarlo. Casi desde su nacimiento, el destino de Maradona fue sobrevivir a situaciones desastrosas y de alto riesgo.

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El eje de su vida.Claudia Villafañe fue su novia y esposa durante casi dos décadas. En la foto posan con con sus dos hijas, Dalma y  Giannina. La relación siempre fue tormentosa.

Su ‘beatificación’ en Nápoles

Con estos antecedentes se puede explicar por qué la primera etapa de vida profesional de Maradona fuera de Argentina –la que pasó en el F. C. Barcelona entre 1982 y 1984, recién cumplidos los 21 años– no fue un gran éxito.

Era la primera vez que Diego vivía y jugaba lejos de su país. Aunque los culés llegaron a presenciar su genio en algunas tardes de gloria futboleras, el argentino no llegó a integrarse en aquella Cataluña de principios de los ochenta, convertida en burbuja cultural emergente.

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El primogénitoMeses antes de nacer su hija Dalma, vino al mundo Diego Junior, el primogénito de Maradona, que tuvo con una joven italiana. Él no reconoció al niño hasta 2016 cuando Junior tenía 29 años, pero sabía que era su hijo y le enviaba dinero. Tiene otros dos hijos: Jana, resultado de una relación efímera, a la que reconoció ‘por orden judicial’; y Dieguito Fernando, nacido después de 10 años de relación con Verónica Ojeda, a la que dejó cuando se quedó embarazada.

De Barcelona, Maradona se fue enfrentado con el entonces presidente del club, José Luis Núñez, habiendo probado la cocaína por primera vez y dejando una larga lista de deudas sin pagar.

Para Maradona, el Barça fue un fracaso a nivel personal. Se resarció en su siguiente destino: Italia, que resultó ser un éxito espectacular, aunque escandaloso.

En Nápoles se reencontró con sus raíces: una ciudad dominada por la Camorra, la mafia local con sus propias reglas fuera de la ley, que era muy similar al entorno de los barrios marginales de Buenos Aires donde Maradona creció. Y allí, jugando para el club de la ciudad, se convirtió en icono y salvador.

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La caída del astro.En Nápoles Maradona llegó a la cumbre de su juego… y de su desenfreno. En una ciudad en la que la droga corría a raudales, Diego consumía cocaína con regularidad, según contó él, durante fiestas que comenzaban tras el partido del domingo y se prolongaban hasta el miércoles, en que empezaba a ‘desintoxicarse’ y entrenaba otros tres días de manera desmedida. Solo un portento físico podía aguantar aquello. Pero no podía durar. Su relación con una familia de mafiosos y los escándalos acabaron el 26 de abril de 1991 con su detención en Argentina (en la imagen) por posesión de drogas. No llegó a ir a la cárcel, pero fue el principio de su caída.

El Napoli –su fútbol y su hinchada, los tifosi– había sido siempre menospreciado por el norte de Italia, considerado como un club menor de una ciudad menor. Con Maradona, el Napoli ganó el campeonato de Italia por primera vez en su historia. Y lo hizo dos veces. Maradona fue beatificado.

Pero también hubo descenso a los infiernos. Sus amigos mafiosos, el consumo desenfrenado de cocaína, las fiestas que duraban días… lo abocaban a un final frenético en Italia. El colofón fue su arresto en Buenos Aires en una redada policial antidroga en 1991. Lo siguió un breve periodo de rehabilitación y su paso por el Sevilla en 1992, más escandaloso que exitoso. Acabó derrumbándose una triste noche en Dallas, en el verano del Mundial del 94, cuando fue expulsado del campeonato al dar positivo en el test antidopaje.

En 1997 jugó su último partido oficial tras dar positivo de nuevo en un test ‘antidoping’, pero en un partido homenaje, cuatro años después, fue recibido en un estadio abarrotado como ‘el gladiador del pueblo’

A pesar del claro resultado, Maradona se declaró víctima de una conspiración y llegó a acusar a la FIFA (Fédération Internationale de Football Association) de diseñar su espectacular salida de la Copa del Mundo. Los hinchas más radicales y leales, las Barras Bravas, le creyeron

Hacía feliz a la gente

Recuperación, recaída. Recuperación, recaída. Recuperación. Así es el culebrón de su vida, una figura mitológica del fútbol, siempre entre la tragedia y la comedia.

A pesar de los muchos escándalos y disparates, los hinchas lo seguían adorando. Cuando volvió a jugar para el club de su juventud, Boca Juniors, otra prueba antidopaje dio positivo. Jugó su último partido oficial el 25 de octubre de 1997.



Pero la telenovela tenía más capítulos aún. En un partido homenaje en noviembre 2001, Maradona fue recibido de nuevo en el estadio La Bombonera por 60.000 hinchas que llenaron el estadio de Boca Juniors –su adorado coliseo– como si fuese ‘el gladiador del pueblo’, sacrificado en el altar de la adulación popular.

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Una vida de excesos.A las rehabilitaciones por su adicción a la cocaína en Cuba se añadió después su sobrepeso (llegó a pesar 120 kilos y medía 1,60). En 2005 se sometió en Colombia a un bypass gástrico –una reducción de estómago– y perdió 40 kilos, pero su peso fluctuaba tanto como su desintoxicación.

‘El jugador del pueblo’ es la imagen más popularizada de Maradona, el que se enfrenta a la FIFA, el que se pronuncia contra la corrupción… poco importa que con su fichaje por el Barcelona comenzase la comercialización de la era moderna del fútbol, que mezclase la droga con el deporte y que fluctuase entre ‘etapas de recuperación’ en Colombia y Cuba antes del eventual colapso de casi todo. Nada de ello hace mella a su imagen en Argentina, donde el recuerdo del Mundial de México 86 –que ganó para su país con goles ‘míticos’ como aquella ‘mano de Dios’– sigue compensándolo todo.

Como biógrafo de él, llegué a ver al ser humano más allá de la mitología y más allá del bombo mediático. El periodo de Nápoles marca la trágica línea divisoria en la vida de Diego Maradona. Después del Mundial en México, su carrera fue en declive y su vida personal se convirtió en un sinfín de caídas y decepciones.

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No hubo paz. El 30 de octubre de 2020 Maradona celebró su último cumpleaños: 60. Vivía aislado en una urbanización de la provincia de Buenos Aires, después de romper con su última pareja, Rocío Oliva, una exfutbolista de 29 años. Habían pasado por todo: ella lo acusó de maltrato; él la hizo detener por robo… Maradona dijo que quien le ha devuelto la ilusión era su hijo Dieguito Fernando, de 7 años,  a quien durante años no quiso ver. Quería celebrar su 60 cumpleaños juntado a todos sus hijos, los cinco reconocidos hasta ahora. Hay otros seis (cuatro en Cuba) que le reclaman la paternidad. No pudo ser. Ya no habrá más cumpleaños.getty images

Pero también es cierto que tengo una imagen que perdura: la de Diego, puro genio en el campo, derrotando solo a todo un equipo contrario con un toque hábil y un ritmo poético. Cuando estaba en la cima de su juego, daba mucha alegría a la gente.

Me gusta describir la historia de Maradona como una ‘telenovela extraordinaria’, tan inverosímil e inimaginable que se extiende mucho más allá de los parámetros de la realidad.

Sigo pensando que una de las grandes tragedias de Diego Maradona es que alcanzó su punto máximo en México en 1986 a una edad demasiado temprana. Maradona es la historia de un genio desperdiciado, particularmente cuando lo comparas con los íconos del fútbol de la última década, Messi y Ronaldo, que con sus 33 y 35 años siguen siendo los dos jugadores que más quiere ver la gente en todo el mundo.

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Flores para el astro. Maradona posa con su mujer y su hija mayor, Dalma, durante unas vacaciones. La misma hija que colgó en las redes sociales la entrañable foto de ella en Nápoles colocando unas margaritas en las medias de su padre. La imagen se difundió en su último cumpleaños y se volvió a viralizar tras la muerte del futbolista.

Tal vez ahora, en un momento en el que hay una mayor aceptación de las imperfecciones de las personas, una mayor conciencia de las complejidades del abuso de sustancias, sea apropiado desentrañar a Maradona nuevamente y tratar de comprenderlo mejor. Perdura por su humanidad, por su imagen de genio torturado, sufridor y rebelde. Todos lo podemos mirar y pensar que podríamos estar mirándonos en el espejo. Todos tenemos defectos. La mayoría de nosotros no lo admitimos.


Sobre el autor de la biografía.
Jimmy Burns Marañón es un periodista británico nacido en España, nieto del médico y científico Gregorio Marañón e hijo de Tom Burns, diplomático inglés. Su biografía de Diego Armando Maradona, ‘La mano de Dios’, es un superventas internacional. Es también autor de ‘Cristiano y Leo: la carrera para convertirse en el mejor jugador de todos los tiempos’, ‘La Roja’ y varios libros más sobre fútbol. Sus artículos se han publicado en ‘Financial Times’, ‘London Observer’ y ‘The Economist’.