Tres años después de su muerte Maradona, sus momentos esterales: tan inolvidable dentro como fuera de la cancha
Se cumplen tres años del fallecimiento de Maradona. Para algunos, el mejor jugador de fútbol de la historia; para otros, un personaje conflictivo, más popular por sus escándalos que por sus méritos deportivos. Maradona no dejaba indiferente… ni dentro ni fuera de la cancha. El autor de su biografía más leída recuerda las aristas desconocidas del personaje.
Viernes, 24 de Noviembre 2023, 10:00h
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Según cuenta la leyenda, fue una estrella que brillaba en el hemisferio sur y se reflejaba como una perla en el barrio obrero bonaerense de Avellaneda la que anunció a doña Dalma Maradona el nacimiento de su primer hijo varón, Diego. Era el 30 de octubre de 1960, un domingo, día de misas y de fútbol.
La versión más difundida de lo sucedido aquel día en el hospital que llevaba el nombre de Evita Perón asegura que Dalma –o Tota, como se la conocía familiarmente– emitió entonces una palabra que marcaría el comienzo de una historia preanunciada de genialidad futbolera y tragicomedia humana: «¡GOOOOOOOOOOOOOL!». Este fue el grito de doña Tota cuando el médico le mostró a su recién nacido, comentando: «La felicito, tiene un hijo sano y es puro culo».
Cuando escribí la biografía de Maradona, el proyecto me llevó a visitar la chabola de metal, ladrillos y cartón que había construido su padre, don Diego, alias Chitoro, en Villa Fiorito.
Me di cuenta de que Diego Maradona no se puede explicar sin sus orígenes en esa villa miseria. Allí entendí su lucha para salir de la desventaja social y económica en la que nació, entendí su fuerza de voluntad y su deseo, gracias a un talento nato con la pelota, para convertirse algún día en el mejor jugador del mundo.
Cuando era niño, se cayó en un pozo negro. Su tío logró que Diego mantuviera la cabeza por encima de la mierda hasta que pudieron sacarlo. Su destino era sobrevivir a situaciones desastrosas
En Villa Fiorito, me enteré de un incidente que sirvió de presentimiento de una vida que nada tenía de normal.
Cuando era niño, Maradona se escapó de la choza familiar en medio de la noche. En una barriada sin electricidad ni agua corriente, Diego se perdió y cayó en un pozo negro. Su tío Cirilo corrió a rescatarlo consiguiendo que el pibe mantuviera la cabeza por encima de la mierda hasta que lograron sacarlo. Casi desde su nacimiento, el destino de Maradona fue sobrevivir a situaciones desastrosas y de alto riesgo.
Su ‘beatificación’ en Nápoles
Con estos antecedentes se puede explicar por qué la primera etapa de vida profesional de Maradona fuera de Argentina –la que pasó en el F. C. Barcelona entre 1982 y 1984, recién cumplidos los 21 años– no fue un gran éxito.
Era la primera vez que Diego vivía y jugaba lejos de su país. Aunque los culés llegaron a presenciar su genio en algunas tardes de gloria futboleras, el argentino no llegó a integrarse en aquella Cataluña de principios de los ochenta, convertida en burbuja cultural emergente.
De Barcelona, Maradona se fue enfrentado con el entonces presidente del club, José Luis Núñez, habiendo probado la cocaína por primera vez y dejando una larga lista de deudas sin pagar.
Para Maradona, el Barça fue un fracaso a nivel personal. Se resarció en su siguiente destino: Italia, que resultó ser un éxito espectacular, aunque escandaloso.
En Nápoles se reencontró con sus raíces: una ciudad dominada por la Camorra, la mafia local con sus propias reglas fuera de la ley, que era muy similar al entorno de los barrios marginales de Buenos Aires donde Maradona creció. Y allí, jugando para el club de la ciudad, se convirtió en icono y salvador.
El Napoli –su fútbol y su hinchada, los tifosi– había sido siempre menospreciado por el norte de Italia, considerado como un club menor de una ciudad menor. Con Maradona, el Napoli ganó el campeonato de Italia por primera vez en su historia. Y lo hizo dos veces. Maradona fue beatificado.
Pero también hubo descenso a los infiernos. Sus amigos mafiosos, el consumo desenfrenado de cocaína, las fiestas que duraban días… lo abocaban a un final frenético en Italia. El colofón fue su arresto en Buenos Aires en una redada policial antidroga en 1991. Lo siguió un breve periodo de rehabilitación y su paso por el Sevilla en 1992, más escandaloso que exitoso. Acabó derrumbándose una triste noche en Dallas, en el verano del Mundial del 94, cuando fue expulsado del campeonato al dar positivo en el test antidopaje.
En 1997 jugó su último partido oficial tras dar positivo de nuevo en un test ‘antidoping’, pero en un partido homenaje, cuatro años después, fue recibido en un estadio abarrotado como ‘el gladiador del pueblo’
A pesar del claro resultado, Maradona se declaró víctima de una conspiración y llegó a acusar a la FIFA (Fédération Internationale de Football Association) de diseñar su espectacular salida de la Copa del Mundo. Los hinchas más radicales y leales, las Barras Bravas, le creyeron
Hacía feliz a la gente
Recuperación, recaída. Recuperación, recaída. Recuperación. Así es el culebrón de su vida, una figura mitológica del fútbol, siempre entre la tragedia y la comedia.
A pesar de los muchos escándalos y disparates, los hinchas lo seguían adorando. Cuando volvió a jugar para el club de su juventud, Boca Juniors, otra prueba antidopaje dio positivo. Jugó su último partido oficial el 25 de octubre de 1997.
Pero la telenovela tenía más capítulos aún. En un partido homenaje en noviembre 2001, Maradona fue recibido de nuevo en el estadio La Bombonera por 60.000 hinchas que llenaron el estadio de Boca Juniors –su adorado coliseo– como si fuese ‘el gladiador del pueblo’, sacrificado en el altar de la adulación popular.
‘El jugador del pueblo’ es la imagen más popularizada de Maradona, el que se enfrenta a la FIFA, el que se pronuncia contra la corrupción… poco importa que con su fichaje por el Barcelona comenzase la comercialización de la era moderna del fútbol, que mezclase la droga con el deporte y que fluctuase entre ‘etapas de recuperación’ en Colombia y Cuba antes del eventual colapso de casi todo. Nada de ello hace mella a su imagen en Argentina, donde el recuerdo del Mundial de México 86 –que ganó para su país con goles ‘míticos’ como aquella ‘mano de Dios’– sigue compensándolo todo.
Como biógrafo de él, llegué a ver al ser humano más allá de la mitología y más allá del bombo mediático. El periodo de Nápoles marca la trágica línea divisoria en la vida de Diego Maradona. Después del Mundial en México, su carrera fue en declive y su vida personal se convirtió en un sinfín de caídas y decepciones.
Pero también es cierto que tengo una imagen que perdura: la de Diego, puro genio en el campo, derrotando solo a todo un equipo contrario con un toque hábil y un ritmo poético. Cuando estaba en la cima de su juego, daba mucha alegría a la gente.
Me gusta describir la historia de Maradona como una ‘telenovela extraordinaria’, tan inverosímil e inimaginable que se extiende mucho más allá de los parámetros de la realidad.
Sigo pensando que una de las grandes tragedias de Diego Maradona es que alcanzó su punto máximo en México en 1986 a una edad demasiado temprana. Maradona es la historia de un genio desperdiciado, particularmente cuando lo comparas con los íconos del fútbol de la última década, Messi y Ronaldo, que con sus 33 y 35 años siguen siendo los dos jugadores que más quiere ver la gente en todo el mundo.
Tal vez ahora, en un momento en el que hay una mayor aceptación de las imperfecciones de las personas, una mayor conciencia de las complejidades del abuso de sustancias, sea apropiado desentrañar a Maradona nuevamente y tratar de comprenderlo mejor. Perdura por su humanidad, por su imagen de genio torturado, sufridor y rebelde. Todos lo podemos mirar y pensar que podríamos estar mirándonos en el espejo. Todos tenemos defectos. La mayoría de nosotros no lo admitimos.
Sobre el autor de la biografía.
Jimmy Burns Marañón es un periodista británico nacido en España, nieto del médico y científico Gregorio Marañón e hijo de Tom Burns, diplomático inglés. Su biografía de Diego Armando Maradona, ‘La mano de Dios’, es un superventas internacional. Es también autor de ‘Cristiano y Leo: la carrera para convertirse en el mejor jugador de todos los tiempos’, ‘La Roja’ y varios libros más sobre fútbol. Sus artículos se han publicado en ‘Financial Times’, ‘London Observer’ y ‘The Economist’.
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