Viernes, 14 de Noviembre 2025, 10:35h
Tiempo de lectura: 4 min
Nos enseñan las personas, nos enseña la lectura, nos enseña la ciencia y, mejor o peor, también nos enseña la escuela. A las personas que nos dieron recursos y guía para ser menos torpes y dañinos a la hora de ir por la vida les debemos la gratitud que adopta, entre otras, la forma de la memoria cuando ya no están, que es como siguen estando a través de nosotros. A los libros que nos hacen menos obtusos les debemos la consideración de no convertirlos en números en una lista, de darles el tiempo de traspasarnos y quedársenos dentro. A la ciencia le debemos atención y respeto: no morimos con la facilidad con que morían nuestros antepasados ni nos estorban el juicio las viejas supersticiones gracias a ella. A la escuela le debemos sostenerla para nuestros hijos. Y que los haga libres, antes que militantes.
-
1 Pódcast | La herida abierta que amargó el azúcar y la vida de Celia Cruz
-
2 Shirley MacLaine y los hombres: los que me amaron, a los que amé, de los que huí... y, sí, los que huyeron de mí
-
3 Tres recetas ligeras –y deliciosas– para sobrevivir a los excesos de Navidad
-
4 Pódcast | Las extraordinarias hijas de Marie Curie que hicieron historia dentro y fuera del laboratorio
-
5 Me enamoré de un violador y asesino en serie, Ted Bundy
-
1 Pódcast | La herida abierta que amargó el azúcar y la vida de Celia Cruz
-
2 Shirley MacLaine y los hombres: los que me amaron, a los que amé, de los que huí... y, sí, los que huyeron de mí
-
3 Tres recetas ligeras –y deliciosas– para sobrevivir a los excesos de Navidad
-
4 Pódcast | Las extraordinarias hijas de Marie Curie que hicieron historia dentro y fuera del laboratorio
-
5 Me enamoré de un violador y asesino en serie, Ted Bundy

