Viernes, 10 de Enero 2025, 09:27h
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Cada año que comienza –cada día incluso si bien se mira– es una oportunidad para hacer las cosas un poco menos mal. Nunca es tarde para enmendar errores o para tratar de sumar algún acierto. En la memoria del 2024 quedarán meteduras de pata considerables, para las que será expediente demasiado ligero cargarlas sin más al malquerido oponente. En cada sociedad y en el mundo operan fuerzas que nos empujan a empeorar, y no son nuevas. Son, en fin, las viejas fuerzas del miedo y del interés, que ya nuestro Ramón J. Sender comparaba hace casi un siglo con los barrotes de una cárcel. Liberarse de ellas es tarea de todos, igual que es gracias a la torpeza de todos como se forja la aleación del metal aciago que nos aprisiona. Trae 2025 muchos días para romperlo. Solo hace falta querer mejorar. De veras.
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