Viernes, 03 de Octubre 2025, 11:08h
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Me conmovieron las palabras de la viuda de Charlie Kirk, en el homenaje que se hizo a su marido recientemente asesinado, cuando ante un estadio abarrotado de gente invocó las palabras de Cristo en el Gólgota («Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen») para proclamar a continuación –con esfuerzo, porque estaba asumiendo una misión sobrehumana– que perdonaba al asesino de su marido. Fueron unas palabras capaces de detener la órbita de los planetas, irradiadoras de una belleza malherida que exorcizaba las tinieblas, que limpiaba la vileza de los hombres; fueron palabras capaces de transformar las almas. Y entonces llegó el patán de Trump y osó contradecir a la viuda de Charlie Kirk, pidiendo excusas por hacerlo, pero proclamando con orgullo: «Odio a mis oponentes y no deseo lo mejor para ellos».
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