Viernes, 14 de Febrero 2025, 10:05h
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Les gustan los callos? A mí, mucho. En general soy adicto a la casquería, pero unos buenos callos, bien guisados, me parecen lo mejor. De lo de mojar pan en la salsa ya ni les hablo. Estos trozos del estómago de la vaca, a los que habitualmente se añaden patas y morro para darles esa melosidad que pega los labios, eran considerados comida de pobres. Hasta que hace siglo y medio el madrileño restaurante Lhardy los incorporó a la alta cocina. Y desde entonces un producto tan vulgar en su origen lo mismo se puede encontrar en la más modesta taberna que en mesas de postín.
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