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Desayuno de domingo con... Emilio Aragón: «Lo que más me gusta es ser abuelo: media hora con mis nietos, bendita media hora»

La Habana (Cuba), 1959. Soy un contador de historias y lo hago con una serie, un disco, una canción o una obra de teatro. Ahora, con un libro, 'Telmo Lobo' (Alfaguara), y un musical, 'Godspell', en gira.

Emilio Aragón: «Lo que más me gusta es ser abuelo: media hora con mis nietos, bendita media hora»
Javier Ocaña.

Viernes, 27 de Diciembre 2024, 11:10h

Tiempo de lectura: 2 min

XLSemanal. ¡Con lo que usted ha sido, es hoy un 'mandado' de sus nietos!

Emilio Aragón. Absolutamente. Si un nieto te pide que escribas un libro, lo escribes. ¡Y ya me han pedido otro!

XL. Y ha aprovechado para meterse en el cuento como un 'superabuelo'. ¿O me va a negar que el Gran Capitán Bebo es usted?

E.A. Sí, sí, pero puedo ser yo o puede ser también el bisabuelo, ¡ja, ja, ja! El libro nace de las historias que les cuento a mis nietos cuando se van a dormir.

XL. Así que ejerce de abuelo a tope.

E.A. Es lo que más me gusta ser. Por la mañana cruzo a su casa para darles un beso antes de que se vayan al cole, pero lo mejor es cuando vuelven y los ayudo a hacer los deberes o charlamos y me cuentan sus inquietudes. Aunque solo sea media hora, bendita media hora.

«Ayer vi un documental de John Williams con Spielberg y decía: 'Al menos nos hemos respetado y hemos utilizado músicos en todas nuestras bandas sonoras, no máquinas'. Eso los honra»

XL. ¿Y con sus hijos era igual?

E.A. Quiero pensar que sí, por lo menos es lo que me dicen. Yo siempre intenté sacar tiempo de donde no lo había.

XL. El Gran Capitán Bebo se ha metido dentro de una ballena, y la historia parece una revisión digitalizada de Moby Dick, capitaneada por Los Siete Secretos.

E.A. Lo maravilloso del papel en blanco es la libertad para generar universos nuevos, y el decorado y el vestuario en esta época de redes sociales es totalmente nuevo.

XL. Yo prefiero ser analógica.

E.A. ¡Y yo! Nunca tuve Facebook ni Twitter ni Instagram. Ayer vi un documental de John Williams con Spielberg y decía: «Al menos nos hemos respetado y hemos utilizado músicos en todas nuestras bandas sonoras, no máquinas». Eso los honra.

XL. Otro proyecto transportado en el tiempo es Godspell. El gran musical americano de los setenta que hoy usted dirige y produce con Antonio Banderas.

E.A. Antonio y yo habíamos conectado con Godspell desde que teníamos 12 o 14 años. En 1972, yo seguía en México cuando mi hermana Rita se incorporó a la compañía que interpretaba Godspell en España.

XL. Y lo interpretó usted después con Antonio Vega y otros amigos del barrio.

E.A. Sí, Antonio tocaba la guitarra y yo hacía de Jesús, porque tenía el pelo por los hombros. Recuerdo que en aquella evaluación suspendimos todo: lo único que hacíamos era ensayar [ríe]. Éramos amigos que nos sentíamos invencibles.

XL. ¡Qué pena que no lo fueran de verdad!

E.A. Sí, lo quería casi como a un hermano e intento mirar atrás sin tristeza. Me quedo con los momentos bonitos, en el salón de su casa escuchando a Taylor, con el piano, la guitarra, y me viene la sonrisa a la cara.

«Tres o cuatro días (los que hago ejercicio en casa) tomo medio plátano, nueces, un café y un revuelto de huevos y pavo. Si no, ayuno intermitente. Solo un café».

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